domingo, 12 de abril de 2009

¡¡Él Vive!!

Este Jueves Santo, día del Amor Fraterno, celebrábamos la institución de la Eucaristía. En la llamada “última cena” de Jesús, Él nos deja un nuevo sacramento para bien de nuestras almas. Su última cena es nuestra primera Eucaristía. Es el día del amor fraterno porque “Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos” (Jn. 15,13). Y Él dio la vida por todos los hombres. Los de antes, los de ahora y los que vendrán.
El Viernes Santo, contemplando y adorando el Madero donde había una imagen de Jesús crucificado, pude ver y sentir el mayor perdón que pueda recibir nadie. Pude ver y sentir la grandeza de Dios que; se humilla al hacerse hombre y muere por nosotros para darnos la salvación que nosotros mismos habíamos perdido. En el momento en que Jesús muere, después de soportar el peor martirio que existía en aquella época, nos salva, nos perdona todo, vence al pecado y a todo mal. Con su muerte nos saca del pozo negro en que estábamos metidos; de las tinieblas. ¡Qué bueno es el Señor!
El Sábado Santo es un día de acompañar a María en su soledad, en su dolor. Hay una oración que considero propicia para un día como éste: Stabat Mater. Sé que hay muchas más, pero esta me gusta especialmente.
Pero el día más grande del año llega con el Domingo. Domingo de Resurrección. Domingo de Gloria… llamémoslo como queramos pero celebremos que Jesús, no sólo venció al pecado con su muerte, sino que Él vive porque el Padre lo resucitó. Así también venció a la muerte y por siempre vivirá.
Con la alegría de Jesús resucitado, y esperanzados en que, nosotros también algún día resucitaremos con Él, vivamos estos días de gozo pascual y empecemos a prepararnos para recibir su Espíritu, tal y como nos ha prometido.
¡Gloria a Dios!

No hay comentarios: