jueves, 1 de abril de 2010

El esperado Martes Santo

Martes Santo. Para mí, la noche más cofrade del año. Y es que, desde que tenía 3 años, ya salía en esta procesión acompañando al Señor de la Salud y a Nuestra Señora de los Dolores. Casi podría decir que en la nohe del martes, yo cumplía mi XXX aniversario como cofrade.
Cuando llego al templo, siento un nerviosismo interior difícil de exclpicar .Túnica roja, cíngulo blanco, capa blanca, cordón con la medalla de la hermandad, capirote negro y guantes blancos es la indumentaria que vestimos desde que se fundó la cofradía, allá por el año 1944.
Antes de salir, hicimos una pequeña oración dirigida por el párroco y director espiritual, el cual, también bendijo al paso del Señor porque había estrenos en él.
A las 20.30 horas, se abrieron las puertas del templo para que saliera la cruz de guía. Ya empezaba todo. Ante nosotros, y después de la primera "levantá", iba poco a poco, llegando el paso a la puerta. Con un muy leve mecido se veía, desde dentro, la silueta del cruficado que salía de su templo al son del himno nacional, para bendecir y dar SALUD a todos, un año más. Minutos más tarde, empezabamos a caminar hacia la calle. Sólo se oye al fondo de la iglesia al capataz que da las órdenes oportunas a los costaleros, el sonido de las zapatillas de estos, las bambalinas chocando con los varales con un ritmo constante... esto para mí es parte de lo que denominamos: sentimiento cofrade.
Una vez en fuera, oigo de nuevo el himno nacional. Ya está María Santísima de los Dolores en la calle otro año. Nadie entiende nuestros problemas como Ella. Nadie sabe de nuestros sentimientos como Ella. Nadie sabe de nuestros DOLORES como Ella. Radiante estaba la Reina para salir a ver a sus hijos.
Pero no sólo eso es la noche del Martes Santo para mí. No sólo es el olor a incienso, la cera caliente de los cirios, el colorido de las flores de los pasos, una saeta entre el gentío, el sonar de una corneta o de una marcha como "Encarnación Coronada" acompañada de un Ave María... No. Es también mi propia estación de penitencia; pero ustedes me van a permitir que esto me lo guarde para mí.
La noche terminó y la sensación de todos es de satisfacción. Unos por el trabajo bien hecho en la noche, otros porque ven la recompensa de todo un largo año de trabajo, otros porque les pareció muy bonito, otros porque Dios les regaló un Martes Santo más...
Sea lo que fuere, aquí no acaba todo. Sin duda nos queda la parte más importante de la Semana Santa, que es el Tríduo Pascual, en el que celebramos la Última Cena de Jesús, su Pasión, Muerte y Resurrección.




El Señor os bendiga.

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