domingo, 25 de abril de 2010

El verdadero Pastor

En aquel tiempo, dijo Jesús: - "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno." (Jn. 10, 27-30)

La primera pregunta que debemos hacernos es, si de verdad escuchamos la voz del pastor como ovejas que somos de su rebaño.

Hemos de tener en cuenta que, entre la gran manada, siempre hay algún "lobo con piel de cordero" preparado para atacar en cualquier instante, en el mínimo despiste.

Pero, ¿cómo escuchar la voz del verdadero pastor ante tanto ruido de voces en el mundo? Constantemente, sino es una es otra, nos llama la voz lujosa del dinero, la suave y camaleónica de la familia de la mentira (mentira, tapujos, secretos, verdades a medias, falsedad...), la lujuriosa voz del sexo, la voz de la impotencia ante la injusticia, la voz sátira de los falsos amigos, la voz ronca de las drogas y el alcohol, etc. Estamos rodeados de voces que nos llevan al engaño, por el mal camino. Sin embargo, hay una que solo nos lleva por el el buen camino, que no nos engaña y que da la vida por nosotros. Es la voz del Señor que es Camino, Verdad y Vida. Somos parte de su rebaño de ovejas. ¿Qué quiere decir esto? Que, como borregos que somos, si alguna oveja se desvía del camino, corremos el riesgo de seguirla. O bien por descuido, o bien porque elegimos libremente ir por otro lado. Sea como sea, nuestro Pastor es tan bueno, que siempre irá en nuestra búsqueda.

Muchas veces habremos oído la expresión: "te conozco como si te hubiera parido", haciendo alusión a las madres, como las que mejor conocen a sus hijos. En realidad, puede que ni las madres sean las personas que mejor conocen a sus hijos, sino que son los propios hijos los que se concoen mejor que nadie. Es decir, nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Pues NO. Jesús, el buen Pastor nos conoce, incluso mejor, que nosotros mismo. Por eso sabe de nuestras debilidades, de nuestros errores, de nuestras confusiones, del pasto que mejor nos viene, etc. Su voz es la voz del Amor. Tan fácil y tan difícil de reconocer. Sólo debemos poner un poco de atención y, sobretodo, querer escucharlo.

Aprovecho la ocasión para que pidamos todos por los sacerdotes y por las vocaciones. Que sean autenticos y verdaderos pastores de los rebaños que tienen a su cargo. Que vayan detrás de la oveja perdida y la traiga de nuevo a casa. Recordemos "habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión." (Lc. 15, 7) o "Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las 99 no descarriadas". (Mt. 18, 13).

Que sepamos actuar nosotros también, como pequeños pastores. Que nuestra evangelización y/o apostolado sea a través de las obras realizadas y no se quede en palabras más o menos bonitas.



Que el Señor resucitado os bendiga.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo recien estoy entrando en el rebano de Dios, pero ya siento la necesidad de transmitirle a todo el mundo lo que significa ser su Hijo, sin miedos ni dudas, nada malo ha de pasar.

Un cordial saludo.

Rafa dijo...

Mi querida Oceanida.

No digas estoy recien entrando en el rebaño de Dios. Recuerda Jeremías 1, 5: "Antes de formarte en el vientre te conocí, antes de que salieras del seno te consagré, te constituí profeta de las naciones".
Por tanto, considero que todos somos de su rebaño porque todos somos criaturas suyas, hijos suyos. Podemos estar más despistados, más descarriados, más llevados a engaño por el mundo que nos rodea o porque nos ha tocado vivir una determinada situación o cultura... ¿Lo mejor? Que Él siempre sale a buscarnos, se hace el encontradizo con nosotros para que le conozcamos de verdad. Ahí está la grandeza, la misericordia y el amor de Dios.

Que el Buen Pastor te bendiga.
Un abrazo.