viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz 2011

Queridos todos:

Se acaba el 2010 y toca hacer examen de conciencia. Hemos vivido desastres naturales, guerras, terrorismo, hambre, abortos, disputas, crisis, desencantos, enfermedades, desempleo... Yo no lo sé, pero quizás sea el fruto de lo que estamos haciendo.

Empiezan las listas de los buenos propósitos. Listas interminables, y da la sensación que tenemos mucha labor por delante. Sin embargo, en esa lista, no suelen aparecer cosas tan importantes, son más... podríamos denominarlas "superficiales", en la mayoría de los casos (empezar dieta, dejar de fumar, hacer deporte, salir menos, ahorrar más...) Una lista, que el día 2 o 3 de enero, ya se nos olvida cumplir. Pero quizás se nos olvide, porque sabemos que, verdaderamente esas cosas no nos darán ni un ápice de felicidad.

Yo voy a proponerme dedicar más tiempo del 2011 a Dios y a los demás. Sonará muy bonito, y a tópico barato, pero es lo que creo que debo hacer.

Todo lo que hayamos hecho mal o regular en el 2010, es hora de ponerle solución, y dejar atrás los malos momentos, para, cargados de optimismo y fortaleza, empezar un año nuevo con, al menos las ganas, de no volver a errar en los mismos temas y mucho menos, hacer daño a los que nos rodean.

Doy gracias a Dios por todo lo bueno que me ha dado en el 2010, por haberme dado un año más de vida, y por las cosas malas que me sucedieron y todas las que me quitó; porque me doy cuenta que no me convenían y que era lo mejor que podía pasar.

También le pido que nos siga mirando con su infinita misericordia. Sabemos que siguen viniendo momentos difíciles, por eso le pido que no aparte sus ojos de nosotros. Que nos haga ver nuestros errores, que sepamos pedir perdón, que seamos más humildes, y que su Espíritu Santo nos dé los dones que necesitemos en cada momentos para Gloria suya y bien de nuestras almas, y especialmente, Caridad para con los demás.

Gracias a todos, por visitarme y por compartir vivencias, reflexiones, oraciones...
Os deseo a todos, de todo corazón, y con mi cariño más sincero, un buen final de 2010 y un feliz año 2011.

El Señor os colme de bendiciones.

martes, 28 de diciembre de 2010

Inocentes

Hoy, 28 de diciembre, celebramos la festividad de los Santos Inocentes. Pero no sólo recordamos cuando Herodes mandó matar a todos los niños de dos años para abajo. Hoy día, además de tener la crueldad de los "Herodes" del siglo XXI, tenemos a estas madres que quieren matar a sus hijos, sea la razón que sea.
Por eso queremos hacer una especial petición en este día tan señalado.

Pedimos por estos niños, por la matanza actual de estos Santos Inocentes de nuestros días. Y pedimos también por las madres que deciden abortar, matar a sus hijos. Asimismo, pedimos por las familias de estas madres que abortan y que apoyan los abortos. Para Dios nada hay imposible, por eso le pedimos que entre en sus corazones por cualquier rendija, y les haga ver la realidad de lo que están haciendo.

Hoy nuestra oración es por ellos.
Que el Señor os bendiga.

lunes, 20 de diciembre de 2010

¿Mi verdad?

Hay muchas frases que hablan acerca de las mentiras, como por ejemplo: Se coge antes a un mentiroso que a un cojo, o las mentiras tienen las patitas muy cortas, entre otras muchas.
Desgraciadamente, porque el público así lo queremos, en la televisión, estamos siendo bombardeados con programas en los que nos cuentan la vida de muchas personas; historias de sus vidas profesionales, de sus vidas privadas, de lo que hacen o hicieron un día. Todos nos creemos jueces y dignos de juzgar, opinar y meternos en las vidas ajenas. Precisamente, en estos programas, y como consecuencia de ello, en nuestras vidas; vamos hablando de los demás, criticando, y sobretodo diciendo frases que me hacen tanta gracia como "yo cuento mi verdad". Y digo yo, ¿qué es eso de mi verdad? ¿Se da el caso quizás que hay varias verdades? Si la verdad solo puede ser una. Podemos tener distintos puntos de vistas según nuestro carácter, nuestra educación, nuestros estudios, nuestras experiencias personales... pero la verdad seguirá siendo la misma. Si una planta tiene las hojas verdes, la verdad es esa, que tiene hojas verdes. Sin embargo podemos ser daltónicos y no distinguir el color, pero sabemos que es verde. Podemos ver la planta de noche, a oscuras y verle el color casi negro, pero sabemos que es verde.

Si mentimos a los demás, crearemos desconfianza en ellos. Difícilmente volverán a creernos. Si mentimos, más tarde o más temprano, se descubrirá que no hemos dicho la verdad. Entonces, ¿por qué mentimos?. Quizá para que no se sepa que hemos hecho algo malo, para aparentar que somos buenos cuando no lo somos. Puede ser también que busquemos un beneficio, es decir, una remuneración inmerecida, o un protagonismo que no nos corresponde, un poder que queramos tener producido por nuestras envidias, soberbias o celos... esto es, un nutrido grupo de escusas que, como podemos comprobar, en su inmensa mayoría, no tienen una finalidad buena.

Por eso mismo, entre otros calificativos, conocemos al diablo como "el mentiroso". Él es el que nos está tentando constantemente a mentir, aunque cierto es que él sólo tienta, la mentira es culpa nuestra porque hemos caído en su trampa, en su mentira. Recordemos que "no permitirá Dios que seáis tentados más allá de vuestras fuerzas". Será muy difícil, a veces, luchar contra la tentación (de mentir o cualquier otra), pero no será imposible. De nosotros depende que la venzamos y superemos las pruebas que Dios permite en nuestras vidas, con el único fin de fortalecernos en la lucha diaria.

Que el Señor, que está a punto de nacer, que es la VERDAD por excelencia, nos dé la fortaleza para vencer a la mentira. Y María Santísima del Adviento, nos cubra con su manto y nos proteja de todo mal, Ella que es Inmaculada y cuyo ejemplo debemos seguir.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Mi Retiro de Adviento

Para el día de hoy tenía tres ofertas de retiro de adviento. Quizá no sea casualidad que fuesen tres. Lo interpreto como que Dios, la Trinidad Beatísima, me invitaba a que fuese a uno de ellos, ya que no podía ir a los tres. Es como una invitación a que estuviese con Él, pero una invitación hechas tres veces, muy recalcada. Y a su vez, como si Dios me dijera que en tres sitios distintos iba a estar y que no podía faltar. Y pensando cuál podría ser, me decanté por uno. Desde el momento que tomé esa decisión, sabía que era la acertada.

Mis tres opciones eran: Retiro Diocesano de Adviento de RCC -movimiento al que pertenezco-, Retiro Parroquial de Adviento de la parroquia de un sacerdote muy AMIGO mío. Y Retiro Parroquial de Adviento de la parroquia a la que pertenezco.

Finalmente, fui a la que menos pensaba en un principio, al de mi parroquia. Algo me decía que había tomado la decisión correcta. Bueno, algo no, ALGUIEN.

Estábamos un nutridísimo número de jóvenes, cosa que me alegra porque ellos está cada vez más implicados en la paroquia y aumentan a medida que pasan los años. A parte sólo estábamos seis adultos (sacerdote incluido). Esto me dio mucha pena, porque veía la falta de compromiso del resto de fieles; pero no con el párroco, sino con Dios, porque al final íbamos a estar con Él y, por supuesto, con María. De hecho, celebrábamos el retiro el el santuario donde reside nuestra patrona, Nuestra Señora de la Luz. ¡Qué mejor sitio que acompañando a quien dará a Luz al Rey de Reyes!.

Fue sencillo, tranquilo y, pese a ello, era lo que Dios quería para mí en este día. Rodeado de niños, de inocencia, travesuras y de sus voces, porque forman el coro parroquial.

El Señor me retiró de verdad con Él, me apartó de lo que no me convenía en estos momentos y, en vez de permitir que alguien intentara quitarme la paz, Él me dio la suya. Y es que al final, Dios está verdaderamente en lo sencillo.

Después de una pequeña charla del sacerdote, tuvimos Exposición y Adoración del Santísimo. En la Adoración, los niños marcharon a un "cantoforum", donde iban a sacarle jugo a una canción que sonó al principio del retiro. Analizarían la letra y cada uno daría su opinión relacionada con el tiempo litúrgico que vivimos. Así que quedamos cinco adultos, y pasados cinco minuto, tres y luego dos. Me entristeció ver cómo íbamos dejando sólo al Señor, pero fue una tristeza momentánea. Parece que encontraba otra razón por la que Dios quería que viniese a este retiro y descartase las otras dos opciones. Y es que si no venía, quedaría allí Él sólo. He de decir, que la otra persona que quedaba conmigo era mi madre, por eso quedaría sólo. Así que mirad qué regalo más grande nos tenía preparado el Señor: Nos dio su Paz, nos regaló una Adoración a solas con Él, y nos fuimos llenos de alegría.

Que el Señor nos siga dando lo que necesitamos en cada momento, porque Él mejor que nadie sabe de nuestras necesidades.

María, Reina del Adviento, ruega por nosotros.