jueves, 24 de febrero de 2011

La mentira

El pecado original fue la soberbia del hombre, el querer ser como Dios, conocedor del bien y del mal (Gn. 3,4). Pero este pecado fue inducido por una mentira (Gn. 3,13).
Hay muchas clases de mentiras, pero lo que no podemos negar es que la mentira, sea cual sea, nos ata. Como pecado que es, nos quita la libertad.
La persona que miente, queda intranquila, por temor a que se descubra que lo que dice no es verdad. Por otro lado, la persona a la que se ha mentido, por regla general, tiende a desconfiar de la persona que le mintió. Es decir, que por una mentira podemos quedar bien, pero tarde o temprano nos descubren, entonces es cuando nos acusan de haber obrado mal, perdemos la confianza depositada en nosotros.
Varias frases hemos oído alguna vez ante el descubrimiento de la mentira: "Las mentiras tienen las patas muy cortas", "se coge antes a un mentiroso que a un cojo"...

Todos sabemos que el padre de la mentira es el diablo; por eso, como procede de él, crean angustias, desconfianza, rompen la relación de amistad, familiar, comunidad... y el Señor denuncia la mentira como acto diabólico (Jn. 8,44), precisamente por lo que decía antes, por provenir de donde proviene.
El mentiroso se vuelve esclavo dela mentira. Vive una vida llena de pretextos, escusas, temores; se vuelve más soberbio, no quiere aprender, no es servicial, el sentimiento de culpa le corroe, no está en paz y quita la paz, etc.

Pero no sólo se miente diciendo mentiras. Callando y ocultando las cosas, es también una forma de mentir, pues no dice la verdad. Esto es, el mentiroso no es claro, y sin querer se delata en el día a día porque no es capaz de mirar a los ojos por temor a ser descubierto. Vive en esa agonía de intentar tapar lo que quiere ocultar. A veces, cuando veo que hay tanta mentira y que ya es difícil mantenerla toda, suelo equiparar esa suma de mentiras con una mesa muy larga, como para doce comensales; y se quiere tapar con una simple servilleta. Como es normal, no se puede, es materialmente imposible. Por tanto, al final se termina por descubrir la verdad. Esto lo podemos ver en el libro de los Proverbios: "La justicia del inocente le allana el camino, el malvado cae en su propia maldad" (Prov. 11,5) El mentiroso termina delatándose él mismo.

Pero lo peor de todo es el daño que se hace con la mentira a los demás. En ocasiones, pienso que no somos conscientes de esto. En el mismo libro de los Proverbios, capítulo 11, versículo 9, nos dice: "El malvado arruina a su prójimo con la boca, pero los justos se salvan por su saber". En este apartado de la mentira, entran los chismes, rumores, las propias mentiras (en el sentido literal de la palabra)...

Si para colmo, el VIII Mandamiento de la Ley de Dios, nos dice "No dirás falsos testimonios ni mentirás"; ¿por qué se miente?. La respuesta es clara, hemos sido tentados en algunas ocasiones, pero en nuestra libertad hemos optado por consentir la tentación y llevarla a la práctica. Pero, ¿qué ganamos con mentir?

Muchas veces decimos que "con la verdad se va a todas partes". Y, valga la redundancia, es una maravillosa verdad. Estamos tranquilos, no tememos a nada ni nadie, nuestra conciencia está limpia, no dañamos a nadie, y pueden confiar en nosotros.

El que miente rechaza la verdad. Si la Verdad es Cristo, lo rechaza a Él. Por tanto, seamos sinceros y sigámosle, que es el que nos da la Paz.

El Señor os bendiga.

5 comentarios:

Kara dijo...

la mentira emana directamente del Diablo, así que cuidado, cuidado con ese pecado....Un abrazo ¡¡¡

Anónimo dijo...

Gracias, por este compartir tiene toda la razón pidamos al señor que nos conceda la gracias de ser verdad en todo momento, que sea nuestra unica verdad y podamos descubrir la gracias de ser libres la verdad nos hace libre que hoy sea verdad manñan que responda ÉL por mi mil gracias y que gusto volver a esta casa unidos en oración estaremos más cerca que Dios te bendiga

Anónimo dijo...

Yo es que nunca he entendido que necesidad hay de utilizar la mentira en nuestra vida, con lo tranquilo que se vive yendo con la verdad por delante.
Un abrazo.

Mayte dijo...

Cuánto bien nos hace esta reflexión.
Gracias.
Dios te siga dando la gracia de compartir la Verdad con mayúsculas con todos.
Un abrazo

Rafa dijo...

Gracias por vuestros comentarios tan acertados. Huyamos siempre de la mentira, que tanto daño hace.
Un abrazo y que el Señor os bendiga.