domingo, 1 de mayo de 2011

¡Qué gran día!

¡Hoy es un día grande!. Celebramos el Domingo de la Misericordia Divina. El 30 de abril de 2000, Juan Pablo II canonizó a la Beata Faustina Kowalska y designó como "Domingo de la Misericordia Divina" al Segundo Domingo de Pascua, teniendo ese día concedida Indulgencia Plenaria. Curiosamente, el papa Juan Pablo II, es beatificado hoy, Segundo Domingo de Pascua de 2011. Y hoy empieza el mes de mayo, el mes dedicado a la Virgen María. Tampoco es casualidad que sea en este mes mariano, cuando se beatifique a Juan Pablo II. En España celebramos también el día de la Madre. Por tanto es el día de nuestras madres, y de María, nuestra Madre, la Madre de Jesús, la Madre por excelencia.

Dios mostró su Misericordia cuando Adán y Eva pecaron. Según la Revelación, Él mismo se manifiesta como "Misericordioso y Clemente, tardo en la cólera y rico en amor y fidelidad" (Éxodo 34,6-7)

Es decir, desde el principio, Dios nos muestra su misericordia, pero nosotros no sabemos valorarla, ni apreciarla, y por tanto, no la imploramos. Por eso Jesús se apareció a Sor Faustina, para encomendarle la misión de recordarnos toda la verdad de la Misericordia de Dios, y enseñarnos a pedirla, con nuevas formas de culto.

Santa Faustina oyó a la Virgen: "Yo soy no sólo la Reina del Cielo, sino también, la Madre de la Misericordia y tu Madre". Con esto relacionamos todo; es decir, que María es la Madre de Jesús, Misericordia Divina; pero nos recalca que también es nuestra Madre, día que, como antes decía, celebramos.

REINA Y MADRE DE MISERICORDIA:
¡VUELVE A NOSOTROS
ESOS TUS OJOS MISERICORDIOSOS
Y MUÉSTRANOS A JESÚS,
FRUTO BENDITO DE TU VIENTRE!

Y... ¿qué decir del Papa Juan Pablo II que no se dijera ya? Ya desde el día de su partida al Cielo lo llamábamos todo como: Juan Pablo II El Grande. Con esto queda dicho todo. Un Vicario de Cristo cercano, alegre, generoso, humilde, volcado con los jóvenes, porque él sabía que éramos el futuro. Cargado de anécdotas que hoy todos recordamos; desde atentado y enfermedad, hasta situaciones simpáticas y desenvueltas de forma genial por él. Trabajador incansable hasta el final, y nunca mejor dicho. Se dejó la piel para cumplir la misión que Dios le encargó.

Hoy es un día grande en el Cielo y en la Tierra. Sin embargo, seguro que al Papa Juan Pablo II, no le gustará (en su humildad), toda esta celebración que hacemos por él; pero también desde donde está, sabe perfectamente que el mundo entero se vuelca hoy con él, porque él se volcó por el mundo cuando estuvo aquí, entre nosotros.

Celebraremos su fiesta todos los años el 22 de octubre.

Querido Karol, querido Juan Pablo II; desde aquí, quiero agradecerte todo lo que hiciste por nosotros.

Hoy te pedimos, Beato Juan Pablo II, ruega por nosotros.

¡Enhorabuena a todos por el nuevo beato, intercesor nuestro, Juan Pablo II!
¡Feliz día de la Misericordia Divina!
¡Feliz día de la Madre, María!
¡Feliz día de la Madre, a todas las madres!

El Señor os bendiga.

4 comentarios:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

FELIZ DIA HERMANO, PUES COMPARTIMOS A LA MISMA MADRE LA VIRGEN MARIA.

Besos, Montserrat

Rafa dijo...

Montserrat: Gracias e igualmente, pero por partida doble: Porque somos hermanos y compartimos la misma Madre, y porque tú eres madre también. Un fuerte abrazo.

Angelo: Felicidades por este gran día en el que, entre tantas celebraciones, el Señor nos ha regalado, de forma especial, la beatificación de nuestro querido Juan Pablo II. Un fuerte abrazo.

Escalante dijo...

Juan Pablo II siempre me dio confianza, confianza en el ser humano. Creía que si el faltaba, el mundo se vendría abajo. Ahora entiendo que su espíritu y su mensaje han dejado una huella profundísima e indeleble, más grande todavía que su presencia física.

Me siento inmensamente feliz.

Susana dijo...

Bendito sea el Padre por Sus designios en nuestras vidas, Gloria a la Santísima Trinidad!
Juan Pablo II nos dejó el ejemplo de su humildad, valentía, humor, tesón, calidez, moral, tantas otras virtudes, y su enorme fe en el Señor y su amor inefable por María.
Que él nos inspire ser mejores cada día, y no cejar en llevar a Cristo allí adonde vayamos! Aunque dejemos la vida en ello!
Un abrazo fuerte,
Susana