sábado, 8 de octubre de 2011

Fe

El ciego se fía de su lazarillo, confía en que lo guíe por el buen camino. Así es nuestra fe. Ciega. Quizás no veamos a Dios, pero lo sentimos, sabemos que está ahí. Nos fiamos de Él.¿Qué gracia tan grande la de la fe! El Señor nos la regala, ya a veces lo vemos con tanta normalidad, que no apreciamos lo que tenemos y que otros carecen. Es cierto que en otras ocasiones le pedimos que nos dé más fe. “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate y trasplántate al mar», y os obedecería” (Lc. 17,6) A comienzos de semana, estuve en el entierro de una chica. Ante el desconsuelo de sus padres el sacerdote preguntó “¿Dónde está Dios?”; porque en estas situaciones o en otras similares, como enfermedades o accidentes, muchos se hacen esa pregunta. Pero él mismo dio la respuesta: “Dios está aquí”. Y es cierto. Dios estaba allí, quizás sosteniendo a esos padres y a ese esposo (sólo llevaban cuatro meses de casados) en sus brazos amorosos. Y es que, ante los problemas, nos entra el miedo, nos debilitamos. Lo mismo le pasó a Pedro cuando Jesús le invitó a andar sobre las aguas. En el momento en que dudó y no creyó en Él, se hundió.

Fijémonos, cuán importante es la fe que, aunque el poder sanador sale de Él, es nuestra fe la que nos sana. Veamos algunos ejemplos conocidos por todos:

Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, quedaré curada. […] Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu mal” (Mc. 5,28-34)

“¿Creéis que puedo hacerlo? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces tocó sus ojos diciendo: Que os suceda según vuestra fe. Y se abrieron sus ojos” (Mt. 9,28-30)

Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo: Quiero, queda limpio” (Mt. 8, 3)

Nuestro deber es hacer crecer nuestra fe y, sobretodo, formar nuestra fe, para que su crecimiento sea bueno, derecho, correcto.

Todos los días suceden milagros ante nuestros ojos; sin embargo, a penos los apreciamos. Despertarnos un día más, es el milagro de la vida, que no siempre agradecemos (por poner un ejemplo). Pero otro milagro que acontece diariamente, es precisamente el misterio de nuestra fe; el sacramento de nuestra fe: La Sagrada Eucaristía. Ahí está Cristo, Jesús Sacramentado. ¡Pero nos hace falta la fe!, precisamente para creerlo, sino, tan sólo veremos un pequeño trozo de pan.

¿Quién puede ayudarnos? ¿Quién es nuestro modelo? La respuesta es fácil, ¿verdad?: María.

Vayamos de nuevo a los Evangelios y leamos: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices” (Lc. 1,38). En el “Sí” de María, está la fe; pues sin ella, no podría haber aceptado lo que Gabriel le proponía de parte del Señor. ¡Qué tarea y misión más grande! ¡Iba a convertirse en la Madre de Dios! Y desde su humildad, desde su sencillez, acepta, aún sabiendo las problemas que eso conllevaría, y que estaba “sola ante el peligro” Pero su fe la fortaleció, la hizo estar donde tenía que estar.“¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.” (Lc. 1,45) Isabel reconoce la fe de su prima María. Hoy viene a decirnos que tengamos fe en su Hijo. En Él está la Salvación.

Pero José no se queda atrás, no podemos olvidar la fe tan grande que tuvo cuando oyó la voz del ángel: “José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo.” (Mt. 1, 20). No lo tuvo fácil tampoco y, sin embargo, ahí estaba él. Aceptando la misión que Dios le encomendaba. Pese a sus dudas, pese a sus miedos, pese a la dificultad. Pero con fe.

Hoy día, en la sociedad en la que vivimos, tenemos que tener una fe bien formada y robusta. Al igual que María, José y tantos santos de Dios, nuestra fe debe ser un ejemplo para los demás.

Pidámosle al Señor que nos conceda la fe del tamaño de un grano de mostaza, no para trasplantar moreras al mar, sino para seguir por el camino correcto y saber y poder evangelizar. Acudamos a María y a José, que son ejemplos vivos de la fe en Jesús. Recordemos la canción que tanto hemos oído, el himno de JMJ 2011 y pongámosla en práctica.: “Firmes en la fe, caminamos en Cristo nuestro Amigo, nuestro Señor”. “¡Haznos firmes en Ti!”

El Señor os bendiga.

8 comentarios:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola Rafa:
Estupenda definición de la Fe a través de los Evangelios.
Hoy a las 0,00 h. las personas de buena Fe hemos unido nuestros Posts.
Santa noche.
Un abrazo, Montserrat

Rafa dijo...

Muchas gracias Montserrat. Me gusta esto de que unamos nuestros post; en este caso, como bien dices, la FE nos ha unido.
Un fuerte abrazo.

MDR dijo...

Rafa, desde anoche, ví tu entrada, y fue la que inspiro mi post, me fijé en la Santísima Virgen y en Jesús.
Pero tu escribes muy hermoso.
Saludos en Jesús y María.

Rosario dijo...

Hola Rafa: gracias por tu felicitación, que bonita reflexión nos traes hoy.
Un abrazo.

Angelo dijo...

La fe siempre se mueve en el límite del agnosticismo. Y muchas veces se siente la tentación de caer en él. Pero eso es precisamente la fe; no elegirlo.
Un abrazo y feliz domingo

Marian dijo...

¡Gracias Rafa por tu reflexión!
La fe es el mejor regalo que Dios me ha dado.
Yo no sé que seria mi vida sin ella.
Un abrazo.
Dios te bendiga.

Rafa dijo...

Maria del Rayo: Muchas gracias por todo, lo importante es que estamos "unidos en la fe". Un abrazo.

Rosario: Gracias a ti, por tu compartir. Un abrazo.

Angelo: Es cierto que, por mucha fe que tengamos, siempre está esa tentación de la que hablas, por eso todos pedimos a Dios que nos aumente la fe. Un abrazo.

Marian. La fe es ese regalo que, como digo en el post, en ocasiones no agradecemos, y sin embargo es la que nos mantiene en Él. Muchas gracias, un abrazo.

El Señor os bendiga.

Anónimo dijo...

A Dios le pido esa fe "pequeña" que sea semilla y alimento de mis días...
Gracias por tan completa y hermosa entrada.
Un abrazo fuerte.