sábado, 15 de septiembre de 2012

El día de la Reina.


Hoy, 15 de septiembre celebramos la festividad de Nuestra Señora de los Dolores. En ella recordamos el dolor y el sufrimiento de María a lo largo de su vida, por aceptar ser la Madre de Dios. María es ejemplo apara nosotros, una vez más, en este caso de sufrimiento. Ella saca su fuerza de Él. De su oración. Quien ama de verdad, sufre con el amado. Nadie ama a su hijo más que una madre, y María, no es la excepción. Ella soportó que no fuera comprendido, aceptado. Soportó su Pasión y Muerte. ¿Hay más doloroso para una madre que ver morir a su hijo?. María aceptó todo eso, aunque posiblemente no comprendiera muchas cosas en cada momento, por amor a su Hijo, por amor a Dios y para que todos nosotros pudiéramos ser salvados.
Meditemos, al menos por un día, los Siete Dolores de María Santísima. 


1. La profecía de Simeón (Lc 2, 25-35)

2. La persecución de Herodes y la huida a Egipto (Mt 2, 13-15)

3. Jesús perdido en el templo, por tres días (Lc 2, 41-50)

4. Su encuentro con Jesús, cargado con la Cruz (Viacrucis, cuarta estación)

5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn 19, 17-30)

6. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc 15, 42-46)

7. La sepultura de Jesús (Jn 19, 38-42)

María, enséñanos a vivir nuestros dolores personales con humildad y paciencia. 
Madre de los Dolores, Reina de nuestros corazones; ruega por nosotros que acudimos a ti. 






sábado, 8 de septiembre de 2012

Natividad de nuestra Señora


Muchas felicidades Madre. Hoy celebramos tu cumpleaños.

¿Quién le iba a decir a Ana, que iba a dar a luz a la dadora de Luz?
¿Quién le iba a decir a Joaquín (Yahvé prepara) que la Niña de sus ojos sería la Madre de todos nosotros?
¿Quién te iba a decir María, que habías nacido para ser la Madre de Dios?
¿Quién te iba decir que en el Cielo se celebraría por todo lo alto tu nacimiento?
¿Quién te iba a decir que tu corazón dulce e inmaculado, albergaría tanto dolor?
¿Quién te iba a decir que ese mismo corazón guardaría tantas cosas?
¿Quién te iba a decir la misión que Dios te había encomendado desde que naciste? ¿Quién te iba a decir que serías la Alegría y la Intercesora de toda la humanidad? ¿Quién te iba a decir que bajo tu manto nos protegerías?
¿Quién te iba a decir que serías la nueva Eva, la que nos regalaría a la Salvación hecha Hombre?
¿Quién te iba a decir que serías la Reina del Cielo; la Reina y Señora de todo lo creado?

No debió ser fácil nacer para ser la Madre de Dios.  Sin embargo, el gozo debió ser el más grande que jamás tuviera persona en este mundo. Fuiste su ungida, permaneciste sin mancha alguna, tu hermosura es tan grande como tu amor, fidelidad, comprensión, bondad, paciencia… no tiene comparación ni límites.
Carezco de palabras para expresar toda tu grandeza, Madre. ¡Cuántas cosas por agradecerte! Y, ¿cómo te lo pagamos? En una semana celebraremos tus 7 Dolores. A esos Dolores, tendrás que añadir nuestro pecado; ver cómo desobedecemos a Tu amantísimo Hijo, cómo desaprovechamos las oportunidades que Él nos pone al alcance de la mano día a día, minuto a minuto. ¡Qué impotencia sentirás ante nuestro actuar! Pero no decaigas y sigue pisando la cabeza de la serpiente, porque contigo a nuestro lado, no tiene nada que hacer.

María, que sepamos ser esclavos como Tú fuiste esclava del Señor. Enséñanos a ser humildes y que sepamos vivir con auténtico gozo, la celebración de tu glorioso nacimiento.

María, la más linda, celeste, bella y pura criatura; ruega por nosotros.