sábado, 8 de diciembre de 2012

Inmaculada Concepción



¡Alégrate, llena de gracia. El señor está contigo!

Estamos en Adviento. Vamos a comenzar la segunda semana de este tiempo litúrgico. Y en medio… la festividad de la Inmaculada Concepción de María.

He pensado mucho sobre este adviento y, he podido comprobar que es un gran momento para vivir las virtudes teologales. Estamos en el año de la FE. En el tiempo de Adviento, tiempo de ESPERANZA. Y vivimos una situación social en la que, el desempleo, la pobreza, las necesidades, etc. nos ayudan, casi sin darnos cuenta, a vivir la CARIDAD. El Señor nos está pidiendo a gritos que vivamos el Amor, el amor que nos va a traer cuando nazca en unos días. Otra cosa distinta, es que nosotros queramos vivirlo o no. Puesto que nos ha hecho libres, nos lo deja a nuestra elección. No obstante, nos está poniendo las cosas fáciles para ganar en estas virtudes.
En medio, como decía antes, una festividad de María. Precisamente la Inmaculada Concepción que, como todos sabemos, es un dogma de FE.

En el Evangelio de este 2º domingo de adviento, el Señor nos vuelve a dejar claro su mensaje salvífico. Si abrimos bien los ojos y los oídos, Jesús nos lo dice continuamente. No se cansa de avisarnos. No cesa de enseñarnos el camino correcto. No para de mostrarnos la Salvación, y los pasos que debemos seguir para alcanzarla.

María, Madre Inmaculada, que cuidas de nosotros incansablemente; te pedimos que intercedas ante Jesús, para que nos dé Fe o nos aumente la poquita que tenemos. Que sepamos tener Esperanza en su venida, y confiemos en Él. Y, sin duda alguna, que sepamos tener el Amor que Él nos trajo, y lo regalemos como Él nos lo dio, hasta dar su vida por nosotros.

María Inmaculada, Reina del Adviento; ruega por nosotros.