sábado, 30 de noviembre de 2013

Adviento

Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos. 
 
Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros. 

Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno, y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los Ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Zaqueo

            El Evangelio de hoy, domingo 3 de noviembre de 2013 (Lucas 19, 1 – 10), es conocido como “la historia de Zaqueo”. Ésta, tiene para mí, un “algo” especial.
            En el texto vemos cómo Zaqueo trataba de distinguir quién era  Jesús, pero era de baja estatura y la gente se lo impedía. Por este motivo, se sube a una higuera para poder verlo. Entonces, Jesús lo vio y lo llamó por su nombre: “Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Y más adelante le dirá: “Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
            Varias cosas tenemos que comentar, pues el Evangelio de hoy es especialmente enriquecedor.
            Por una parte Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trata de distinguir a Jesús. Es decir, el pecador quiere conocer a Jesús, quiere convertirse.
            Por otro lado, cuando alguien quiere conocer a Jesús, cuando alguien quiere convertirse, cuando alguien se arrepiente de verdad, no es él el que va a buscar Jesús, sino que Jesús se adelanta y va en busca del pecador, de la oveja descarriada. Y es el mismo Jesús el que quiere alojarse en su casa, el que quiere quedarse en el corazón de esa persona que lo busca. El Señor, en su infinita misericordia, no mira la cantidad, ni el tamaño del pecado. Él sólo quiere perdonarnos y limpiarnos. Lo está deseando.
            A veces, esa “gente” que impedía a Zaqueo conocer a Jesús, podemos identificarla, efectivamente, como personas de nuestro alrededor que nos impiden acercarnos a Dios. Otras veces puede ser una situación determinada, que nos envuelve y no nos deja ver más allá de lo que tenemos delante de nuestros ojos. Sin embargo, Zaqueo subió a un árbol para poder conocer a Jesús.
            Fijaos, Zaqueo subió a una higuera, a un árbol, porque sabía que desde allí podía conocer la Salvación. Jesús, se deja colgar de un árbol, del árbol de la Cruz, para poder darnos la Salvación.
            No quisiera extenderme, ni agobiar con más palabras. Pero os dejo una propuesta:
            Ya sea el pecado tu problema, ya sea económico, ya sea familiar, ya sea laboral, ya sea de drogas… sea cual sea tu problema, sube a la higuera, busca a Jesús con todas tus fuerzas, que Él saldrá a tu encuentro, y te irá poniendo facilidades y las soluciones a tu alcance. Pero ojo, Jesús no es de grandes acontecimientos (salvo excepciones). Jesús es humilde y sin que te des cuenta, de forma sencilla, todo se te irá rodeando para que vivas en paz, en armonía con Él y con los demás. Pondrá unas herramientas a tu alcance, pero debes estar alerta. Lo mismo es una situación especial, una persona… y se valdrá incluso de las nuevas tecnologías, por las que puedes recibir una llamada, un sms, un mail, puede que te llegue un enlace de una web que ni conocías, una aplicación de móvil… abre tus sentidos, porque puede que ese sms sea Jesús obrando a través de un hermano tuyo. Dirígete a Él que es la verdadera Salvación, la verdadera Vida, la verdadera Luz del mundo. Abre tu corazón al Señor. Recuerda que “el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”
            Hoy, mi querido hermano/a, puede que tengas la Salvación en tu casa y no estés siendo consciente de ello.
            Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros.

            Que el Señor te bendiga.