domingo, 3 de agosto de 2014

Padre Eterno


Estudiando la iconografía del Padre Eterno (tema que no voy a tratar aquí, en este momento), me hizo pensar mucho en la Santísima Trinidad, pero cada vez que pienso en ella, siempre llego a la misma conclusión: El gran desconocido es la Persona del Padre, no la del Espíritu Santo. El Espíritu, aunque suene a tópico, está siempre con nosotros. Nos inspira pensamientos y sentimientos conformes con los de Cristo. Nos ayuda a discernir el camino a seguir. Nos regala los dones y carismas que necesitamos... Quizás pensemos que todo esto es nuestro, que tenemos cierta habilidad para tal cosa, o tal "gracia" para tal otra, o que somos muy buenos en algo. Pero todo eso son regalos del Espíritu Santo que está con nosotros y no se ausentará jamás.
De Cristo conocemos toda su vida, no hay más que acudir a los Evangelios.
Y del Padre... ¿qué sabemos?. Todos le atribuimos a Él la creación del mundo. Pero; la creación del mundo ¿no sería mejor atribuirla a la Trinidad? Cuando hablamos de Dios, no sólo es el Padre.

Vayamos al primer libro de la Biblia, en el capitulo 1 y versículos 1 y 2. "En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas" (Gn.1, 1-2) Es decir, el Espíritu está ahí desde el origen. 
Ahora vamos a Juan. "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios" (Jn. 1,1) Es decir, que el Hijo estaba ahí desde el origen.
Pero volvemos al Génesis y leemos: "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra." (Gn. 1,26) Vemos que Dios dice "Hagamos". Es como si se produjera un pequeño diálogo entre las Personas de la Trinidad a la hora de crear el mundo. 
Pero si sólo la creara el Padre, es lo único o lo poco que podemos saber; pese a que Cristo vino a la tierra a mostrarnos al Padre, a ser la cabeza visible del Dios invisible. No obstante, si nos peguntaran por la Primera Persona de la Trinidad, diríamos que es el creador del mundo y... poco más sabríamos decir.


Tenemos fiestas dedicadas al Hijo, como Cristo Rey, o Cristo Sumo y Eterno Sacerdote. Fiestas del Espíritu Santo tenemos Pentecostés. Pero no tenemos fiesta dedicada expresamente al Padre. 



El Padre transmitió varios mensajes a Sor Eugenia  Elisabetta Ravasio, pero en uno de ellos nos dice:

Nuestro Dios Eterno Padre quiere que se le haga una fiesta que sea el PRIMER DOMINGO DE AGOSTO..."Si escogéis un día de la semana, prefiero que sea el día 7 de este mismo mes"


Es por eso que, aunque hoy no es día 7, es el primer domingo de agosto y queremos, con ello, dar culto al Padre.

¿Y qué mejor oración ofrecer al Padre que ésta?

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.