sábado, 13 de junio de 2015

Inmaculado Corazón de María

El sábado después de la fiesta del Corpus Christi, celebramos la festividad del Inmaculado Corazón de María.

Para llegar a Dios, debemos ir de la mano de María. Ahí entra en acción su Corazón Inmaculado que, con amor intenso nos guía, nos acoge, nos lleva hasta Dios.

María nos invita a confiar en su Corazón de Madre, a que nos dejemos hacer por su Amor. Ella no nos va a fallar, siempre nos llevará por el camino correcto, pues Ella, preservada de todo pecado desde su concepción, sabe cuál es la Voluntad del Padre.

Antes decía que para llegar a Dios, debemos ir de la mano de María. Fijémonos que, Ella tuvo en su vientre bendito al Corazón de Jesús desde que se produjo la Encarnación. Ella sintió en su interior, cómo se iba formando y creciendo el Corazón de Dios, el Amor de los amores por excelencia. Por tanto, nadie como Ella para alcanzar nuestra meta.

Su Corazón, rodeado de rosas, simboliza su pureza. Pero el puñal que tiene clavado, simboliza el dolor que siente cuando herimos a su Hijo por medio del pecado.

María, al pie de la Cruz, recibió de Cristo, su Hijo, la misión de ser nuestra Madre. Y una madre, protege a sus hijos hasta con su sangre, si fuese necesario. “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu Madre” (Jn. 19,26) Jesús, con estas palabras, nos confirma la maternidad espiritual de María.
¿Cómo no nos va a ayudar? ¿Cómo no nos va a guiar hacia Él?

Confiemos en María, en su Corazón Inmaculado. Entreguémonos a él. Seamos como esos niños que, humildes acuden a su madre para que les proteja de los peligros.



 Inmaculado Corazón de María, sé la salvación mía.



viernes, 12 de junio de 2015

Festividad del Corazón de Jesús


Estamos en junio, mes que, como todos sabemos, la Iglesia dedica al Sagrado Corazón de Jesús.
Desde los orígenes del cristianismo, ha existido esta devoción; pues meditar el costado abierto de Jesús, de donde brotó sangre y agua al ser atravesado por la lanza, cuando, ya muerto, estaba colgado en aquel madero que le llevó a salvarnos, dio lugar al nacimiento de la Iglesia.

Muchos decimos que somos devotos del Corazón de Jesús. Sin embargo, ese AMOR de Cristo por nosotros, ¿es correspondido?. Si somos seguidores de Jesús, si somos cristianos, lo primero que debemos hacer es amarlo sobre todas las cosas, y amar al prójimo como a nosotros mismos. ¿Lo hacemos?. De ser así, ¿por qué esos rencores? ¿por qué esos odios? ¿por qué levantamos falsos testimonios sobre los demás? ¿por qué damos lugar a lo que, el Papa Francisco califica muy acertadamente como “chismes”? ¿por qué envidiamos a los demás? ¿por qué somos tan soberbios y prepotentes si debemos amar a los demás como a nosotros? Sí, es complicado, lo sé. A todos nos han hecho daño en algún momento. Pero, ¿no le hicieron daño a Jesús? ¿a caso no seguimos nosotros haciéndoselo?.

La característica principal del Corazón de Jesús, es su Divina Misericordia. ¿Practicamos la misericordia y la caridad con los demás?.

Analizadas estas pequeñas preguntas volvamos a pensar fríamente. ¿Somos auténticos devotos del Sagrado Corazón de Jesús?. ¿O es una mera fachada para aparentar que “somos buenos y un ejemplo para los demás”?

Este mes, es un buen momento para pararnos a meditar en nuestro día a día. ¿Qué haría Jesús en esta situación? ¿Qué respondería Jesús ante esta pregunta? ¿Cómo actuaría Jesús ante las mentiras y calumnias que estoy escuchando?... Intentemos entrar en su Corazón, que Él está deseoso de que lo amemos, de ayudarnos, de acogernos... Pensemos que lo negamos, lo olvidamos, lo ofendemos, lo herimos, lo maltratamos... y sin embargo, Él siempre está ahí para acogernos cuando más lo necesitamos. ¿Hacemos eso con los demás?

Que la llama ardiente de su Amor nos abra nuestro corazón duro, y nos infunda su Espíritu Santo para que podamos amarle y amar a los demás. Al fin y al cabo, y ciertamente, es lo único importante que debemos hacer en nuestra vida. Tan sencillo y, complicado a la vez, como eso. Pero alegrémonos. Contamos con su ayuda, con la de María Santísima, con la de los santos y ángeles de Dios, que están dispuestos a luchar por nosotros, siempre y cuando, queramos de verdad su apoyo.


Ánimo a todos.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
El Señor os bendiga.



domingo, 7 de junio de 2015

Corpus Cristi 2015



Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo. 

Jesús dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.” (Jn. 6,54).

La Eucaristía -que significa acción de gracias- es el Sacramento por el cual, Cristo, bajo las especies del pan y del vino, se hace presente. De esa forma, se queda con nosotros después de su Ascensión al cielo, hasta su segunda venida. Es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad Sacramentado.
¿Creemos que Cristo está real, verdadera y sustancialmente en la Eucaristía, juntamente con su Alma y Divinidad? Después de comulgar, ¿nos quedamos un rato a solas con Él para hablarle de nuestras cosas? ¿Somos conscientes del milagro que acontece en el altar en el momento de la Consagración? ¿Vemos en el Sagrario, en la Sagrada Forma, en la Custodia a Dios?

Pienso que es tan grande lo que nos dejó, que no somos capaces de entenderlo y, por consiguiente, asimilarlo. Por eso debemos pedirle a Dios que nos dé fe, sino la tenemos; y nos aumente la poca fe que podamos tener.

De nada servirá que hagamos genuflexiones bien marcadas si sólo lo hacemos por aparentar algo que no sentimos o creemos. Simplemente, no tiene sentido. Es preferible ser consecuentes con lo que predicamos, y amar a los demás. Porque, “en verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” (Mt. 25,40). Es decir, la fe se demuestra con obras, sino... no hay fe.

En este domingo, festividad del Corpus Christi, Dios va a pasear por las calles. Sí. Dios. No es una procesión más. Es la procesión de las procesiones. Normalmente espera en el Sagrario a que vayamos a verlo. Sin embargo, hoy, es el mismo Cristo, el que quiere acercarse a escuchar y atender tus problemas, tus preocupaciones, tu enfermedad, tus alegrías... tu vida. Hoy, triunfante pero humilde (esa es la grandeza de Dios), una vez más, pese a que lo hayamos despreciado, quiere estar un poco más cerca de ti para decirte: “Ánimo, sigue adelante, Yo estoy a tu lado, pídeme ayuda si la necesitas, comparte tus cosas Conmigo. Salgo a tu encuentro para ofrecerte mis brazos que te acogen, mis hombros que te consuelan, mis manos que te sanan, y mi Corazón que te Ama. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Yo, soy tu amigo, el que jamás te va a fallar. Confía en mi.”

Que sepamos ver en ese trozo de pan, al que es el Pan de Vida que alimenta nuestras almas. Él es el Señor.


Dios os bendiga.