sábado, 6 de marzo de 2010

El árbol que formamos

Había un árbol cuyas raíces estaban asentadas, pero no de la manera más sana; y es que estaban secas, podridas…, y no llevaban agua ni savia al resto de él. Todo se lo quedaban ellas y, como mucho, a algunas ramas. Esas ramas estaban con enfermedad, tenían hongos, otras estaban con piojos, otras se las estaban comiendo las orugas… Pero había unas ramas, que habían bebido en su día de la savia buena y se mantenían tan sólo con eso. El dueño del árbol, viendo que éste cada día iba perdiendo salud, decidió cortar esas ramas que estaban mejor, de otro color, verdes, más flexibles… y las resembró a modo de esquejes. Luego pensó en arrancar el árbol de raíz para que no transmitiera la enfermedad a los demás árboles que tenía en su finca y, sobretodo, a estas ramitas nuevas que acababa de sembrar, que estaban recién plantadas y necesitaba de sus mejores cuidados para que cogieran fuerza y pudieran resultar un árbol tan lindo como el que había tenido una vez. “Este árbol será tan bonito como el anterior, y además no he perdido la casta del mismo, porque es savia de su savia, es un hijo de aquél que tuve que tan bueno fue. He hecho bien, porque de seguir como estaba, estas ramas se hubieran enfermado y hubiera perdido el árbol entero”.

Esto mismo es lo que sucede en el día a día en todos los ámbitos, ya sea político, religioso,…en nuestras vidas de ¿comunidad?. En los que existen esas raíces que no están siendo capaces de llevar la savia a los brotes nuevos, sino que, ya sea por sequedad; por creerse imprescindibles; por celos o egoísmos, no llevan al resto del árbol lo que ellas mismas están bebiendo, quizás porque si dan lo que tienen, piensan que las demás ramas se pueden convertir en raíces y le pueden quitar el sitio. ¡Qué ignorantes! Cuando deben ser el soporte del árbol, los que dan vida y alimento; se convierten en unas raíces egocéntricas y prepotentes. ¿Acaso no recuerdan que por mucho que cedan el jugo que da vida al resto de los miembros, cada uno tiene su misión y ni las raíces pueden hacer fotosíntesis, ni las hojas de las ramas pueden buscar agua y nutrientes en la tierra ni ser los cimientos del árbol? De esta forma, el árbol termina muriendo porque, las raíces se pudren por tener demasiada agua y las ramas sanas terminan secándose.
Dios os bendiga.

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