viernes, 20 de agosto de 2010

De nuevo la misericordia de Dios

Hace unos días estuve en el tanatorio. Y es que falleció el padre de un amigo mío. El caso es que este hombre llevaba meses enfermo, estuvo entre el hospital y su casa todo el tiempo. Tenía varios hijos y uno de ellos estaba fuera del país por motivos de trabajo. Uno de los hijo quería que recibiera la unción de enfermos, pero él no quería recibirla.
Así iban pasando los días en el hospital y en la casa con muchos cuidados.
Pero en un momento de esos en los que Dios habla por muchos sitios a la vez, hace que unos amigos muy cercanos, y el propio hijo de este señor (mi amigo), se planteen de nuevo el tema de la unción. Así que se ponen de acuerdo con el capellán del hospital para que fuese a impartir dicho sacramento. El padre de mi amigo ya estaba casi listo para marcharse, pero quedaba algo. Venía su hijo, el que andaba fuera del país y, pese a las complicaciones de su viaje, porque perdió alguna conexión de vuelo, llegó al final en la madrugada ese mismo día. Pudieron despedirse de él todos sus familiares incluido este hijo que acababa de llegar.
Así que, después de recibir la unción de enfermos, despedirse de sus familiares, el Señor le permitió también sentir la presencia (porque ya estaba con los ojos cerrados) de su hijo que estaba en el extranjero. Falleció al comenzar la mañana del día siguiente, a las pocas horas de que llegara su hijo.
Puedo decir con toda seguridad que la misericordia de Dios estuvo presente al final de su vida y ahora goza ya de su presencia.
D.E.P.

El Señor os bendiga.

domingo, 15 de agosto de 2010

Asunción de María

Hoy celebramos la festividad de la Asunción de María Santísima a los cielos. En este dogma de fe, -declarado el 1 de noviembre de 1950 por el Papa Pio XII- creemos que la Virgen fue elevada al cielo en cuerpo y alma.

La Asunción de María, como explica el catecismo de la Iglesia católica, se presenta como una contribución particular a la Resurrección de Cristo y se anticipa a lo que será la resurrección de los hombres.
Este dogma debe ser un motivo de esperanza y gozo para nosotros, porque infinidad de veces oramos a Dios y pedimos a María que interceda ante Él por nosotros. Con el motivo de la festividad de hoy, sabemos que Ella fue asunta para abogar por nosotros ante el Trono y la Majestad de Dios.

Cerremos los ojos e imaginemos, por un momento, la fiesta tan grande que debió haber aquel glorioso día en el Cielo. La Madre de Jesús llegaba y todos los ángeles la recibirían con cánticos y dando gloria a Dios por Ella. Llegaba la Reina por excelencia.

Dejo una pequeña poesía-oración que escribió Fray Luis de León.

Al cielo vais, Señora,
y allá os reciben con alegre canto.
¡Oh quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!

De ángeles sois llevada,
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada:
¡Tal Reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna!

Volved los blandos ojos,
ave preciosa, sola humilde y nueva,
a este valle de abrojos,
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.

Que, si con clara vista
miráis las tristes almas deste suelo,
con propiedad no vista,
las subiréis de un vuelo,
como piedra de imán al cielo, al cielo

Que tengáis un buen día y el Señor os bendiga.

viernes, 13 de agosto de 2010

Reconocimiento de Valores

Nuestra amiga Gran Visigoda ha querido compartir con La Sinagoga de Cafarnaúm este premio "Reconocimiento de Valores". Dicho premio exalta los valores de algunos blogs que en todo momento y a través de sus entradas EXALTAN la constancia, el trabajo, la unión, la amistad, el crecimiento, el aprendizaje, entre otros valores fundamentales.

Estoy muy agradecido a Gran Visigoda por haberse acordado de este pequeño lugar dentro del inmenso mundo de los blogs.

Quiero compartir este premio con todos mis seguidores que, día tras día, aportan su granito de arena con sus visitas y comentarios.

Felicidades a todos los premiados y que el Señor os bendiga.

martes, 10 de agosto de 2010

La Voluntad...

Cuando nos entregamos a Dios, esperamos en Él y confiamos en Él. Esta confianza nos hace sentirnos seguros, es... ese colchón que tenemos. Es bueno confiar en el Señor, es más; siempre nos lo está recordando. Pensemos en lo que le dijo a Santa Faustina"...Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción : "¡Jesús, yo confío en Ti..." Si confiamos en un amigo nuestro, ¿cuánto más debemos confiar en Jesús?, ¡el AMIGO por excelencia!
Por otra parte; Dios nos dio unos dones para que los pongamos en práctica. Normalmente, las cosas nos salen bien porque el Señor ha obrado en nosotros, eso debemos tenerlo claro, y no es mérito nuestro.
Si unimos la práctica de estos dones, nuestro trabajo y esfuerzo a la confianza en Dios, ya podemos olvidarnos del resultado porque será lo que Dios quiera. Es decir, hemos cumplido con nuestra misión, y debemos eperar a que se cumpla lo que Dios quiere, no lo que pensamos nosotros que debe pasar. En eso está nuestra confianza en Él. En que, una vez realizado el trabajo, esperamos en Él. Pero, ¿qué ocurre cuando "confiamos" sin trabajar? Pues se pueden dar dos situaciones: a) La Misericordia infinita de Dios, hace que el resultado sea favorable para nosotros. Es decir, nos da una muestra de lo que es capaz de hacer y que no somos nosotros los que hacemos, sino Él el que hace en nosotros. A su vez, nos da una nueva oportunidad para que nos demos cuenta que debemos trabajar para conseguir los frutos. Es una inyección de incentivo que nos mete. b) Los objetivos no se cumplen y por tanto, ese resultado desfavorable, está para que nos esforcemos y nos demos cuenta que hay que trabajar para el Reino, que al fin y al cabo, es para nuestro bien.
En esas veces en las que no trabajamos, o no damos de nosotros lo que debiéramos dar, he oído expresiones del tipo "nosotros ponemos la voluntad, que no es poco, y ya el Señor se encargará de hacer su obra, porque si nos ha puesto aquí es por algo". Esto, mis queridos amigos, me van a permitir la expresión, pero me repatea cuando lo oigo. Podemos entender la expresión en el caso que andemos perdidos y confiamos en que el Señor nos lleve o nos ponga a alguien que nos guíe. O por alguna razón de importancia como una enfermedad, por poner un ejemplo, no pudiéramos realizar nuestra misión en un momento determinado. Pero cuando sabemos lo que tenemos que hacer, no tenemos otros impedimentos, y solo por no haber hecho las cosas, cuando llega el momento de dar cuentas decimos lo que arriba comentaba... eso me parece de lo más vago e irresponsable. En estos casos siempre pongo el mismo ejemplo, y como él, hay miles, pero éste me parece bastante claro:
Tenemos a un alumno que no estudió, pero no por causas que se lo impidieran. Simplemente, no estudió. Tiene su mesa de estudio muy preparada, no le falta detalle, pero no estudia. Llega el día del examen, y sobre la mesa coloca sus estampitas. Empieza a pedirle a Dios que apruebe el examen. A la vez, y con nervios que se reflejan en el movimiento incansable y rápido de sus piernas, pide y solicita la intercesión de varios santos, para que le echen una manita. ¿Quizá espera aprobar por obra del Espíritu Santo? o mejor aun, ¿aguarda que venga el santo al que solicitó ayuda y le vaya dictando poco a poco las respuestas del examen?. Ante esto sólo se me ocurre una contestación, y pienso que es obvia: Tenias que haber estudiado antes, haber puesto todo de tu parte y luego esperar al resultado. Quizá, incluso sin pedirlo, habría recibido una ayuda en caso de necesitarla. Pero hay que trabajar. Igual que el atleta no puede ganar sino entrena, igual que las casas no se hacen solas por mucho que tengamos los ladrillos delante,etc.
Pues nosotros igual. Si nuestra misión es orar por los demás, si nuestra misión es evangelizar, si nuestra misión es dar un consejo, si nuestra misión es alabar a Dios, si nuestra misión es acompañar a los enfermos, si nuestra misión es cantar, si nuestra misión es ayudar a los necesitados, si nuestra misión es llevar adelante la comunidad que se nos ha encargado... preparémosnos para ello, y cumplamos con nuestro deber lo mejor posible. Pongamos todo de nuestra parte, porque además, de todo esto, el Señor nos pedirá cuenta algún día. Son los talentos que debemos presentar cuando llegue el momento.
Una vez oí decir "tu voluntad está, donde está tú interés". Creo que esta frase resume todo lo que he querido reflejar en este post. Porque con la voluntad, a veces, no es suficiente.
Que, además de la voluntad, el Señor nos haga ver que debemos esforzarnos y poner un poco más de nosotros.

El Señor os bendiga.

miércoles, 4 de agosto de 2010

San Juan María Vianney

Hoy, festividad de san Juan María Vianney, más conocido por el Santo Cura de Ars, se celebra el día de los sacerdotes. Estos hombres que un día, escucharon la voz del Señor que les llamaba a servir desde este sacramento del Orden Sacerdotal.

Hoy día salen a la luz muchas polémicas en las que están inmersos algunos sacerdotes. Pero "por un garbanzo no se estropea un puchero" y las cosas buenas (que son tantas al cabo del día) desgraciadamente no interesan que se sepan. Pues yo desde aquí, y ¡qué mejor día que hoy! quiero dar gracias a Dios por los sacerdotes y, quiero pedirle también, que ellos sean los pastores que necesitamos en nuestras vidas de ovejas descarriadas.

Asimismo, quiero felicitar a todos los sacerdotes y, me van a perdonar ustedes, mis queridos lectores, que haga una felicitación especial a mis amigos el P. Yelman y el P. Mario. Sacerdotes y, sobretodo, excelentes personas. Que el Señor los bendiga y les ayude en la tarea que les ha encomendado.