lunes, 16 de abril de 2012

Misericordia Divina. Felicidades.


Ayer celebramos la jornada de la Misericordia Divina. Es por eso que no quiero dejar pasar la ocasión de dar las gracias a Dios por todo lo que hace por nosotros. En primer lugar, por haber pasado la Pasión y Muerte, que hemos celebrado la semana pasada. Y por supuesto, por haber Resucitado. Con su Muerte, el Señor ha vencido al pecado. Con su Resurrección, el Señor nos ha devuelto a la VIDA. Y digo VIDA (con mayúsculas), porque sin Él, estábamos encerrados en las tinieblas, en la oscuridad. Ahora, el Señor nos abre las puertas de la Gloria y nos invita a su Banquete eterno.
            El domingo pasado celebrábamos el día más grande del año para un cristiano. Ayer, se aparece resucitado a sus discípulos, y nos regala el sacramento de la penitencia. Nos da el precioso don de su Perdón. Perdón, sin el cual, no podemos entrar en el Paraíso. Es tan grande su Bondad, que se apiada de nuestra miseria, y pone a nuestro alcance, todos los medio necesarios para llegar a la Salvación. En nuestra torpe libertad, a veces no escogemos el buen camino, y es por eso que, cuando acudimos a Él, nos perdona y nos da una nueva oportunidad.
Hoy quiero pedirle perdón por mi soberbia, mis enfados, mis preocupaciones, por no haberle dado a Él, en ocasiones, la prioridad en mi vida, por haberme dejado seducir por el enemigo… por mis tantas faltas de Amor.
El Señor nos hace una invitación: “Ven a Mí. Yo perdono todas tus faltas, y te acojo en mis brazos amorosos y misericordiosos. Estoy aquí, a tu lado. Acude a Mí siempre. Yo sólo quiero lo mejor para ti. Recuerda que no hay mayor Amor que el que entrega su Vida por sus amigos. Yo, ya no te llamo siervo. Eres mi amigo, y yo quiero ser tu Amigo. El amigo que nunca falla. Descarga en Mí tus problemas, preocupaciones, desengaños, dolores, angustias… descánsate en Mí, confía en Mí.”

Aprovecho la ocasión para felicitar a Su Santidad el Papa Benedicto XVI, por su cumpleaños. El próximo jueves, día 19 de abril, como todos sabemos, será también aniversario de su Pontificado. Por eso, en nuestra oración, estará de manera muy especial esta semana, nuestro querido Benedicto XVI. Que el Señor le dé la capacidad que necesita para “capitanear” (si se me permite la expresión)  a la Iglesia en estos tiempos difíciles. Difíciles por el laicismo, por la rebeldía, por nuestra tibieza (sus miembros)… No rezaremos ni oraremos únicamente por las intenciones del Santo Padre (que también), sino por el Santo Padre; para que el Señor le dé lo que necesita, lo que es lo mejor para él. Para que, inspirado y ungido por el Espíritu del Señor, al que esperamos en Pentecostés, le ayude a cumplir Su Santa Voluntad, porque así, llevará a este rebaño “revoltoso” por la buena senda.

¡FELICIDADES!

Desde aquí, también quiero expresar mi apoyo al Santo Padre. ¡Yo estoy con Pedro! ¡Yo estoy con Benedicto XVI! Que el Señor lo colme de bendiciones y María Santísima lo proteja, con su manto, de todo mal.
Un abrazo en Jesús Misericordioso.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Ya estamos en Cuaresma


Iniciamos la cuaresma. Todos sabemos que entramos en un período de cuarenta días, en el que debemos prepararnos para la alegría de la Pascua. La mayor fiesta que celebramos los cristianos. La Resurrección del Señor.
Con la imposición de la ceniza, se nos dice “Conviértete y cree en el Evangelio”. ¿Por qué tenemos que convertirnos? ¿Acaso no somos católicos “practicantes”? Convertirnos significa cambiar, corregirnos, renovarnos. Aunque suene a tópico: cambiar el hombre viejo por el hombre nuevo. El imperativo “conviértete”, no es solo para los que no van a misa, o los que no se confiesan, o los que no creen. Es para todos. Por eso decimos que es un tiempo de penitencia y oración.
Jesús sufrirá la pasión y morirá en la cruz por todos nosotros. Gracias a su padecimiento, perdona nuestros pecados. Por eso es el mejor momento para romper con ese “hombre viejo”, con el pecado,  y dejar de dar la espalda a Dios.
En este tiempo, debemos aprovechar los medios que la Iglesia nos propone:
  • La oración. Imprescindible para el encuentro con Dios.
  • Lectura de la Palabra de Dios. “No solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.
  • Sacramentos como la Penitencia y la Eucaristía.
  • Pequeños sacrificios, aceptar con humildad los contratiempos…
  • Ayuno y abstinencia.
  • Etc.
Hemos oído en otras ocasiones: “Polvo eres y en polvo te has de convertir” Esto nos recuerda que en este mundo dejamos todo lo material. A veces, pensamos que vamos a ser eternos (en esta vida), y que nunca nos moriremos. El materialismo, la soberbia, la envidia, la codicia, se apodera de nosotros. Y es que el demonio se disfraza atractivamente de dinero, riquezas, poder, de manera que nos envuelve. Pero por mucho que tengamos, nos iremos sin nada. Porque polvo somos, y en polvos nos convertiremos. Debemos, pues, atesorad tesoros en el cielo, en vez de atesoradlos en la tierra. “Polvo eres y en polvo te has de convertir” nos recuerda una idea parecida a la anterior, es decir, debe ser una llamada de atención que nos indique que debemos ser más humildes. Nos indica que debemos convertirnos, que debemos renovarnos, que debemos cambiar el “chip”.

Aprovechemos la cuaresma, que dura desde hoy, miércoles de ceniza, hasta la misa vespertina del Jueves Santo. Es momento de preparar la Pascua. Es momento de reconciliarnos con Dios. Es momento de intensificar la oración. Es momento de cambiar, de mejorar, de aprender de los errores. De hacer  más sacrificio, más penitencia.

Es momento… de seguir a Cristo. De  verdaderamente dejarnos hacer por Él para,  así, poder construir su Reino.

martes, 14 de febrero de 2012

Miembro de Catholic.net

Queridos hermanos blogueros. Desde hoy pertenezco al mundo de las alianzas de Catholic.net. Muchos de vosotros, sé que ya sois miembros (algunos veteranos). Me ha dado mucha alegría y quería compartirla con todos vosotros.
Gracias a todos por vuestros apoyos, comentarios, y "ciberamistad" (si se puede llamar así). Juntos, aunque en la red y unos más que otros, estamos creando y haciendo, COMUNIDAD. Mi felicitación a todos por el trabajo realizado. El Señor poco a poco, hace que ese trabajo dé sus frutos.
El Señor os bendiga.



miércoles, 8 de febrero de 2012

Todos somos iguales


Cuando escuchamos la expresión “todos somos iguales”, seguro que pensamos que así debiera ser. En realidad para Dios todos somos iguales, todos somos sus hijos, todos somos sus criaturas, todos somos salvos y herederos del Reino (si queremos).
Las diferencias las creamos nosotros mismos. Algunos sabemos de esa igualdad, otros no conocen esa gran noticia, otros no quieren creérsela, otros se piensan con mayores méritos que los demás… Y lo más gordo, si podemos calificarlo así, lo tenemos dentro de la Iglesia. Y digo lo más gordo, porque debiéramos dar ejemplo. Vale que pase en los trabajos, en las oficinas (que no tendría que ser así), pero nosotros, que somos Iglesia, tenemos que trabajar y luchar para que, al menos, entre nosotros no suceda así. Sino… ¿cómo vamos a salir a evangelizar?. Quizás pensamos que sólo pasa en nuestras parroquias; pero pasa en todas (diré casi todas por aquello de la excepción que confirma la regla).

Las situaciones de dolor, de traición, de impotencia que viven muchas personas por culpa de otras, podemos compararla (salvando las distancias) a la que Jesús sufrió por parte de Judas Iscariote. Y es que siempre hay un Judas en medio de nosotros. Siempre hay alguien que quiere hundirnos, que quiere hacernos desaparecer por un premio. El de Judas fue un puñado de monedas. El nuestro quizá sea un protagonismo especial, un querer sobresalir sea como sea, un cargo o un puesto…¡qué asco! (con perdón de la expresión). Y es que, como Judas, consideramos amigos a una serie de personas, y éstas nos traicionan, nos clavan la puñalada por la espalda, hablan mal de nosotros y ponen al resto del personal en contra nuestra. Puede que sea la envidia, puede que sea la soberbia de querer ser más que los demás, y si no pueden hacerse con lo que quieren por sí solos, son capaces de herir y/o matar a su propio hermano con tal de alcanzar esa “gloria”. Pobres… aún no se han enterado que la Gloria es para Dios, y que tenemos que atesorar tesoros en el Cielo, porque el de esta vida terrenal, acabará cuando el Padre nos llame.

Muchas veces hemos oído la expresión “¿conoces a Pepillo? Pues dale un carguillo” Y así es. Por un carguillo, aunque sea sin remuneración económica (gracias a Dios, sino la cosa sería peor), rompemos relaciones familiares y de amistad. Y cuando termine la etapa del “carguillo”, después de haber traicionado a tus amigos, después de haber incluso dejado de saludar, cuando vuelvas a tener la misma situación de antes, cuando ya no seas “jefecillo” de catequistas, de grupo de oración, de hermandades y cofradías, o de lo que sea… ¿qué será de ti? Después de dar la espalda a los que te querían, supongo que querrás volver con el rabo entre las patas. Muchos ya no querrán recibirte porque no te conocen. Otros te volverán a dar otra oportunidad, pero ya no será lo mismo porque han perdido tu confianza.

¿Merece la pena causar ese dolor en los demás? ¿No crees que te perjudicas y terminas perdiendo más tú? ¿Luego no te sentirás solo? ¿Serás capaz de reconocer humildemente tu error? Supongo que para ti, la culpa será de los demás, que no te quieren, y querrás “comprar” amistad por otro sitio.

Todos somos iguales. Todos necesitamos de todos. Merece la pena estar juntos, estar en la batalla unidos, compartir de verdad, dar a cambio de nada.
Todos somos iguales. Al final, todos terminamos causando dolor a Dios con nuestro pecado. Todos somos iguales. Todos somos un poco Judas.

sábado, 22 de octubre de 2011

Toma de posesión del nuevo Obispo de Cádiz y Ceuta.


Hoy, sábado, 22 de octubre de 2011, ha tenido lugar en la Santa Iglesia Catedral de Cádiz, la toma de posesión del que, desde hoy, es el nuevo Obispo Diocesano de Cádiz y Ceuta.

A las doce del mediodía se iniciaba la celebración de la Eucaristía, en la que don Rafael Zornoza, ocupaba el lugar de don Antonio Ceballos; cargo que tuvo durante dieciocho años.
En la foto, tomada de "La Voz de Cádiz", podemos ver en el centro a don Rafael instantes después de su toma de posesión. A su derecha, un emocionado don Antonio, que sin duda echará de menos a Cádiz. A su izquierda, don Renzo Fratini, Nuncio Apostólico en España.

Todo esto sucedió en el día en que celebramos el día del Beato Juan Pablo II, al que le pedimos en esta fecha tan señalada, que interceda por estas diócesis de Cádiz y Ceuta, por el nuevo Obispo, don Rafael; por el Obispo Emérito, don Antonio y por todos los sacerdotes; para que sean esos pastores que necesitamos los laicos.

Tampoco es casual, que celebremos mañana la Jornada Mundial por la Evangelización de los Pueblos, lo que conocemos como "el día del DOMUND". Y es que es tarea y deber de todos evangelizar, cada uno en las medidas de sus posibilidades.

Nuestros pastores, son la guía que tenemos, nuestros orientadores, y tenemos un nuevo pastor en Cádiz y en Ceuta, por el que pedimos a Dios para que sea el pastor que necesita Cádiz y Ceuta, como lo ha sido don Antonio, y le dé los dones y carismas que necesite en cada momento, para poder llevar este nuevo barco que le ha tocado capitanear. Nosotros, sus laicos marineros, estamos a su disposición para que, entre todos, llevemos la nave a buen puerto; la del Reino de Dios.

Agradecemos a don Antonio, todos estos años de entrega y oración en estas diócesis, donde siempre lo esperaremos con los brazos abierto, como gaditano de adopción que es.

Hoy, especialmente, don Rafael y don Antonio están en nuestra oración.

Que el Señor los bendiga y a nosotros también.

sábado, 8 de octubre de 2011

Fe

El ciego se fía de su lazarillo, confía en que lo guíe por el buen camino. Así es nuestra fe. Ciega. Quizás no veamos a Dios, pero lo sentimos, sabemos que está ahí. Nos fiamos de Él.¿Qué gracia tan grande la de la fe! El Señor nos la regala, ya a veces lo vemos con tanta normalidad, que no apreciamos lo que tenemos y que otros carecen. Es cierto que en otras ocasiones le pedimos que nos dé más fe. “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate y trasplántate al mar», y os obedecería” (Lc. 17,6) A comienzos de semana, estuve en el entierro de una chica. Ante el desconsuelo de sus padres el sacerdote preguntó “¿Dónde está Dios?”; porque en estas situaciones o en otras similares, como enfermedades o accidentes, muchos se hacen esa pregunta. Pero él mismo dio la respuesta: “Dios está aquí”. Y es cierto. Dios estaba allí, quizás sosteniendo a esos padres y a ese esposo (sólo llevaban cuatro meses de casados) en sus brazos amorosos. Y es que, ante los problemas, nos entra el miedo, nos debilitamos. Lo mismo le pasó a Pedro cuando Jesús le invitó a andar sobre las aguas. En el momento en que dudó y no creyó en Él, se hundió.

Fijémonos, cuán importante es la fe que, aunque el poder sanador sale de Él, es nuestra fe la que nos sana. Veamos algunos ejemplos conocidos por todos:

Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, quedaré curada. […] Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu mal” (Mc. 5,28-34)

“¿Creéis que puedo hacerlo? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces tocó sus ojos diciendo: Que os suceda según vuestra fe. Y se abrieron sus ojos” (Mt. 9,28-30)

Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo: Quiero, queda limpio” (Mt. 8, 3)

Nuestro deber es hacer crecer nuestra fe y, sobretodo, formar nuestra fe, para que su crecimiento sea bueno, derecho, correcto.

Todos los días suceden milagros ante nuestros ojos; sin embargo, a penos los apreciamos. Despertarnos un día más, es el milagro de la vida, que no siempre agradecemos (por poner un ejemplo). Pero otro milagro que acontece diariamente, es precisamente el misterio de nuestra fe; el sacramento de nuestra fe: La Sagrada Eucaristía. Ahí está Cristo, Jesús Sacramentado. ¡Pero nos hace falta la fe!, precisamente para creerlo, sino, tan sólo veremos un pequeño trozo de pan.

¿Quién puede ayudarnos? ¿Quién es nuestro modelo? La respuesta es fácil, ¿verdad?: María.

Vayamos de nuevo a los Evangelios y leamos: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices” (Lc. 1,38). En el “Sí” de María, está la fe; pues sin ella, no podría haber aceptado lo que Gabriel le proponía de parte del Señor. ¡Qué tarea y misión más grande! ¡Iba a convertirse en la Madre de Dios! Y desde su humildad, desde su sencillez, acepta, aún sabiendo las problemas que eso conllevaría, y que estaba “sola ante el peligro” Pero su fe la fortaleció, la hizo estar donde tenía que estar.“¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.” (Lc. 1,45) Isabel reconoce la fe de su prima María. Hoy viene a decirnos que tengamos fe en su Hijo. En Él está la Salvación.

Pero José no se queda atrás, no podemos olvidar la fe tan grande que tuvo cuando oyó la voz del ángel: “José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo.” (Mt. 1, 20). No lo tuvo fácil tampoco y, sin embargo, ahí estaba él. Aceptando la misión que Dios le encomendaba. Pese a sus dudas, pese a sus miedos, pese a la dificultad. Pero con fe.

Hoy día, en la sociedad en la que vivimos, tenemos que tener una fe bien formada y robusta. Al igual que María, José y tantos santos de Dios, nuestra fe debe ser un ejemplo para los demás.

Pidámosle al Señor que nos conceda la fe del tamaño de un grano de mostaza, no para trasplantar moreras al mar, sino para seguir por el camino correcto y saber y poder evangelizar. Acudamos a María y a José, que son ejemplos vivos de la fe en Jesús. Recordemos la canción que tanto hemos oído, el himno de JMJ 2011 y pongámosla en práctica.: “Firmes en la fe, caminamos en Cristo nuestro Amigo, nuestro Señor”. “¡Haznos firmes en Ti!”

El Señor os bendiga.

viernes, 7 de octubre de 2011

Nuestra Señora del Rosario

Hoy, 7 de octubre, la Iglesia celebra la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. En ella, le pedimos a la Virgen Santísima, a través de la oración que enseñó a rezar a Santo Domingote Guzmán. Oración completa donde las haya, pues nos hace un resumen del Evangelio.

En los Misterios Gozosos, que se rezan los lunes y sábados, contemplamos los momentos que producen “Gozo” al saber de la Encarnación del Hijo de Dios. Son:

La Encarnación del Hijo de Dios. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel. El Nacimiento del Hijo de Dios. La Purificación de la Virgen Santísima. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.

En los Dolorosos, que se rezan los martes y viernes, contemplamos los momentos de la Pasión y Muerte de nuestro Señor. Son: La Oración de Nuestro Señor en el Huerto. La Flagelación del Señor. La Coronación de espinas. El Señor carga con la Cruz Camino del Monte Calvario. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.

En los Gloriosos, que se rezan los miércoles y domingos, contemplamos los momentos de Gloria de nuestro Señor y nuestra Madre. Son: La Resurrección del Señor. La Ascensión del Señor. La Venida del Espíritu Santo. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos. La Coronación de la Santísima Virgen.

Y en los Misterios Luminosos (añadidos por el Beato PP. Juan Pablo II en 2002), que se rezan los jueves, contemplamos los momentos de la vida pública de Jesús. Son: El Bautismo de Jesús en el Jordán. La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. La Transfiguración. La institución de la Eucaristía.

Cada día, los misterios van acompañados de cincuenta Ave María, cinco Padrenuestro y cinco Gloria; además de las jaculatorias dedicadas a Nuestra Señora.

En esta oración, contemplamos el rostro de Cristo, como lo describía el Papa Pablo VI: Oración evangélica centrada en el misterio de la Encarnación redentora, el Rosario es, pues, oración de orientación profundamente cristológica. En efecto, su elemento más característico –la repetición litánica del "Dios te salve, María"– se convierte también en alabanza constante a Cristo, término último del anuncio del Ángel y del saludo de la Madre del Bautista: "Bendito el fruto de tu seno" (Lc 1,42). Diremos más: la repetición del Ave Maria constituye el tejido sobre el cual se desarrolla la contemplación de los misterios: el Jesús que toda Ave María recuerda es el mismo que la sucesión de los misterios nos propone una y otra vez como Hijo de Dios y de la Virgen (Extraído de vatica.va)

La Virgen nos recomienda que recemos el Rosario, pues es una de las armas (sino la más) poderosas para enfrentarnos y vencer al maligno. Además, nos indica quince promesas para los que lo recen:

1.- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.

2.- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.

3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.

4.- El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!.

5.- El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.

6.- El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en la gracias, si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.

7.- Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.

8.- Quiero que todos los devotos de mi Rosario tenga en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.

9.- Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.

10.- Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.

11.- Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.

12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.

13.- Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.

14.- Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.

15.- La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.

Madre del Santo Rosario, llévanos siempre de la mano hasta tu Divino Hijo. Tennos bajo tu manto sagrado y líbranos de morir sin confesión. En Ti confiamos Madre, y que la voluntad de tu Sacratísimo Hijo sepamos aceptarla siempre. AMÉN

El Señor os bendiga.

domingo, 2 de octubre de 2011

Ángeles Custodios

Desde el siglo XVII, todos los 2 de octubre se celebra esta fiesta, instituida por el Papa Clemente X, de los Ángeles Custodios.

Quisiera señalar esta cita de San Mateo: "Mirad que no despreciéis a uno de esos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos" (Mt. 18,10)

Estos son nuestros compañeros desde el momento de nuestra concepción, hasta que partimos para la otra vida. Nos guían, nos enseñan, nos ayudan a diferenciar el bien del mal, nos protegen del maligno... "Pues te encomendará a sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos" (Sal 91 (90),11)

En este sentido, he optado por esta pintura de Domenichino. En ella, podemos ver cómo ese niño (que somos cualquiera de nosotros) está en medio de la constante batalla espiritual, en la que el demonio nos tienta en el momento que menos esperamos, siempre está ahí para hacernos caer. Por contra, nuestro Ángel Custodio, siempre nos protege. Vemos como abre sus alas y nos cubre del maligno con su escudo; mientras con su brazo derecho, nos muestra que el camino correcto y la fuerza de su defensa deriva de Dios, al que hace referencia con su mano. Nos enseña al camino de la luz, lejos del de las tinieblas, al que nos quiere arrastrar Satanás con sus atractivos engaños.

Nuestro Ángel Custodio, eleva nuestras plegarias y oraciones a Dios, la única arma poderosa que tenemos para derrotar al mal.
Acudamos a él más a menudo, que es un intermediario directo con Dios que tenemos y pocas veces lo aprovechamos. Él está ahí para ayudarnos siempre que lo necesitemos. Recordemos que es el compañero inseparable que Dios nos ha puesto en la vida.

Os dejo con esta pequeña oración archiconocida, dedicada a nuestro Ángel Guardián.

"Ángel de Dios, bajo cuya custodia me puso el Señor con amorosa piedad, a mí que soy vuestro encomendado, alúmbrame en este día, guárdame, defiéndeme y gobiérname. Amén."

El Señor os bendiga.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Gracias, María



Casi sin darnos cuenta ha pasado la estancia de Nuestra Señora de la Luz en Tarifa. Ayer sábado, miles de personas pasaban bajo su manto. Y Ella, después de un mes cargado de actos, seguía ahí, "al pie del cañón". Contemplarla era verla hacer su trabajo. Parecía que en cada persona que pasaba (cosa de segundos), ponía toda su atención, se concentraba en cada petición, en cada dolor que dejaba allí cada uno de sus hijos, en cada alegría, en cada oración, en cada jaculatoria, en cada sonrisa, en cada emoción... incluso en cada distracción. Ella, como una gran Madre, atendiendo personalmente a todos.

La imagen de la Virgen, como se puede ver, está situada a los pies del presbiterio. Para pasar bajo su manto, hay que entrar en el templo por la Puerta del Perdón. Una vez que pasamos y le pedimos su protección, nos encontramos con la Capilla del Santísimo. En la foto no la vemos, pero se accede justo por debajo del Calvario que podemos observar al fondo. Es genial pasar bajo el manto de nuestra Madre, y acto seguido (el que quiera, claro) entrar a ver a Jesús, para darle gracias porque otro año nos ha permitido realizar esta tradición tan bonita.


Hoy domingo, el día despierta con la Misa de la Aurora, a las 6.30 a.m. Es la última Eucaristía que se celebra con la imagen de la Patrona entre los fieles de la localidad. A las 8.00 a.m. Nuestra Señora de la Luz, sale del templo mayor de San Mateo, para volver a su santuario. Miles de devotos la esperan para acompañarla en romería. Algunos van rezando el rosario u otras oraciones, otros van cantándole, otros van en silencio, y otros la acompañan (nada más y nada menos)

Con la esperanza de volver a estar presentes el año que viene, le pedimos para este año a nuestra Madre, protección y que interceda por todos nosotros ante su Hijo, nuestro Señor.

Gracias por haber estado entre nosotros, Madre de la Luz.

sábado, 10 de septiembre de 2011

María... siempre presente

Estamos en septiembre, un mes mariano. El pasado día 8 celebrábamos la Natividad de la Virgen. El 12 celebraremos el Dulce Nombre de María. El 15, la festividad de Nuestra Señora de los Dolores. Y es que María, está presente siempre en nuestras vidas; y si no lo es, ya estamos tardando en que así sea.

En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice dos cosas muy importantes:

La primera es que el árbol sano da frutos sanos, y el que está enfermo, es imposible que dé frutos sanos. Asimismo, el que es bueno, hará obras buenas. El que es malo, sólo mal podrá sacar. Porque “de la abundancia del corazón, habla la boca”.

María es el ejemplo a imitar por todos. La que tiene el corazón más limpio, puro, sano y bueno. De esta forma, así fueron y siguen siendo sus obras.

El otro punto a resaltar, tiene relación. Y nos dice, que el que construye una edificación sobre roca, por muchas tempestades que vengan, no se tambalea, porque tiene buenos cimientos. Sin embargo, el que lo hace directamente sobre tierra, llega el río y en seguida se derrumba, porque carece de cimientos.

Jesús es nuestra cimentación, sobre la que debemos construir y formar nuestra alma. Así, vengan las dificultades que vengan, nada nos puede derrumbar, porque estamos con Él.

María, es la persona que nos conduce a Jesús. De la misma manera que nadie conoce al Padre sino es por Jesús; no podemos conocer a Jesús si no es por María. Ella es la que nos guía por el camino correcto a seguir. Ella es la que nos lleva a Jesús. Ella es la que nos lleva, por tanto, a la Salvación.

María, Madre del Señor y Madre nuestra; sé Tú nuestra guía, no permitas que nos separemos de Ti. Condúcenos hasta Tu Hijo. Intercede ante Él, para que podamos ser esos árboles que den fruto sano y abundante. Que nuestros cimientos sean Jesús, porque con Él a nuestro lado, todo lo podemos y nada tememos. Riega nuestra tierra seca con tu buen hacer, con tu ejemplo. Que el Señor nos conceda un corazón puro y bueno, para que, a través de su Santo Espíritu, podamos hacer esas buenas obras que tanto necesitamos para la construcción del Reino.

Santa María; ruega por nosotros.