viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz 2011

Queridos todos:

Se acaba el 2010 y toca hacer examen de conciencia. Hemos vivido desastres naturales, guerras, terrorismo, hambre, abortos, disputas, crisis, desencantos, enfermedades, desempleo... Yo no lo sé, pero quizás sea el fruto de lo que estamos haciendo.

Empiezan las listas de los buenos propósitos. Listas interminables, y da la sensación que tenemos mucha labor por delante. Sin embargo, en esa lista, no suelen aparecer cosas tan importantes, son más... podríamos denominarlas "superficiales", en la mayoría de los casos (empezar dieta, dejar de fumar, hacer deporte, salir menos, ahorrar más...) Una lista, que el día 2 o 3 de enero, ya se nos olvida cumplir. Pero quizás se nos olvide, porque sabemos que, verdaderamente esas cosas no nos darán ni un ápice de felicidad.

Yo voy a proponerme dedicar más tiempo del 2011 a Dios y a los demás. Sonará muy bonito, y a tópico barato, pero es lo que creo que debo hacer.

Todo lo que hayamos hecho mal o regular en el 2010, es hora de ponerle solución, y dejar atrás los malos momentos, para, cargados de optimismo y fortaleza, empezar un año nuevo con, al menos las ganas, de no volver a errar en los mismos temas y mucho menos, hacer daño a los que nos rodean.

Doy gracias a Dios por todo lo bueno que me ha dado en el 2010, por haberme dado un año más de vida, y por las cosas malas que me sucedieron y todas las que me quitó; porque me doy cuenta que no me convenían y que era lo mejor que podía pasar.

También le pido que nos siga mirando con su infinita misericordia. Sabemos que siguen viniendo momentos difíciles, por eso le pido que no aparte sus ojos de nosotros. Que nos haga ver nuestros errores, que sepamos pedir perdón, que seamos más humildes, y que su Espíritu Santo nos dé los dones que necesitemos en cada momentos para Gloria suya y bien de nuestras almas, y especialmente, Caridad para con los demás.

Gracias a todos, por visitarme y por compartir vivencias, reflexiones, oraciones...
Os deseo a todos, de todo corazón, y con mi cariño más sincero, un buen final de 2010 y un feliz año 2011.

El Señor os colme de bendiciones.

martes, 28 de diciembre de 2010

Inocentes

Hoy, 28 de diciembre, celebramos la festividad de los Santos Inocentes. Pero no sólo recordamos cuando Herodes mandó matar a todos los niños de dos años para abajo. Hoy día, además de tener la crueldad de los "Herodes" del siglo XXI, tenemos a estas madres que quieren matar a sus hijos, sea la razón que sea.
Por eso queremos hacer una especial petición en este día tan señalado.

Pedimos por estos niños, por la matanza actual de estos Santos Inocentes de nuestros días. Y pedimos también por las madres que deciden abortar, matar a sus hijos. Asimismo, pedimos por las familias de estas madres que abortan y que apoyan los abortos. Para Dios nada hay imposible, por eso le pedimos que entre en sus corazones por cualquier rendija, y les haga ver la realidad de lo que están haciendo.

Hoy nuestra oración es por ellos.
Que el Señor os bendiga.

lunes, 20 de diciembre de 2010

¿Mi verdad?

Hay muchas frases que hablan acerca de las mentiras, como por ejemplo: Se coge antes a un mentiroso que a un cojo, o las mentiras tienen las patitas muy cortas, entre otras muchas.
Desgraciadamente, porque el público así lo queremos, en la televisión, estamos siendo bombardeados con programas en los que nos cuentan la vida de muchas personas; historias de sus vidas profesionales, de sus vidas privadas, de lo que hacen o hicieron un día. Todos nos creemos jueces y dignos de juzgar, opinar y meternos en las vidas ajenas. Precisamente, en estos programas, y como consecuencia de ello, en nuestras vidas; vamos hablando de los demás, criticando, y sobretodo diciendo frases que me hacen tanta gracia como "yo cuento mi verdad". Y digo yo, ¿qué es eso de mi verdad? ¿Se da el caso quizás que hay varias verdades? Si la verdad solo puede ser una. Podemos tener distintos puntos de vistas según nuestro carácter, nuestra educación, nuestros estudios, nuestras experiencias personales... pero la verdad seguirá siendo la misma. Si una planta tiene las hojas verdes, la verdad es esa, que tiene hojas verdes. Sin embargo podemos ser daltónicos y no distinguir el color, pero sabemos que es verde. Podemos ver la planta de noche, a oscuras y verle el color casi negro, pero sabemos que es verde.

Si mentimos a los demás, crearemos desconfianza en ellos. Difícilmente volverán a creernos. Si mentimos, más tarde o más temprano, se descubrirá que no hemos dicho la verdad. Entonces, ¿por qué mentimos?. Quizá para que no se sepa que hemos hecho algo malo, para aparentar que somos buenos cuando no lo somos. Puede ser también que busquemos un beneficio, es decir, una remuneración inmerecida, o un protagonismo que no nos corresponde, un poder que queramos tener producido por nuestras envidias, soberbias o celos... esto es, un nutrido grupo de escusas que, como podemos comprobar, en su inmensa mayoría, no tienen una finalidad buena.

Por eso mismo, entre otros calificativos, conocemos al diablo como "el mentiroso". Él es el que nos está tentando constantemente a mentir, aunque cierto es que él sólo tienta, la mentira es culpa nuestra porque hemos caído en su trampa, en su mentira. Recordemos que "no permitirá Dios que seáis tentados más allá de vuestras fuerzas". Será muy difícil, a veces, luchar contra la tentación (de mentir o cualquier otra), pero no será imposible. De nosotros depende que la venzamos y superemos las pruebas que Dios permite en nuestras vidas, con el único fin de fortalecernos en la lucha diaria.

Que el Señor, que está a punto de nacer, que es la VERDAD por excelencia, nos dé la fortaleza para vencer a la mentira. Y María Santísima del Adviento, nos cubra con su manto y nos proteja de todo mal, Ella que es Inmaculada y cuyo ejemplo debemos seguir.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Mi Retiro de Adviento

Para el día de hoy tenía tres ofertas de retiro de adviento. Quizá no sea casualidad que fuesen tres. Lo interpreto como que Dios, la Trinidad Beatísima, me invitaba a que fuese a uno de ellos, ya que no podía ir a los tres. Es como una invitación a que estuviese con Él, pero una invitación hechas tres veces, muy recalcada. Y a su vez, como si Dios me dijera que en tres sitios distintos iba a estar y que no podía faltar. Y pensando cuál podría ser, me decanté por uno. Desde el momento que tomé esa decisión, sabía que era la acertada.

Mis tres opciones eran: Retiro Diocesano de Adviento de RCC -movimiento al que pertenezco-, Retiro Parroquial de Adviento de la parroquia de un sacerdote muy AMIGO mío. Y Retiro Parroquial de Adviento de la parroquia a la que pertenezco.

Finalmente, fui a la que menos pensaba en un principio, al de mi parroquia. Algo me decía que había tomado la decisión correcta. Bueno, algo no, ALGUIEN.

Estábamos un nutridísimo número de jóvenes, cosa que me alegra porque ellos está cada vez más implicados en la paroquia y aumentan a medida que pasan los años. A parte sólo estábamos seis adultos (sacerdote incluido). Esto me dio mucha pena, porque veía la falta de compromiso del resto de fieles; pero no con el párroco, sino con Dios, porque al final íbamos a estar con Él y, por supuesto, con María. De hecho, celebrábamos el retiro el el santuario donde reside nuestra patrona, Nuestra Señora de la Luz. ¡Qué mejor sitio que acompañando a quien dará a Luz al Rey de Reyes!.

Fue sencillo, tranquilo y, pese a ello, era lo que Dios quería para mí en este día. Rodeado de niños, de inocencia, travesuras y de sus voces, porque forman el coro parroquial.

El Señor me retiró de verdad con Él, me apartó de lo que no me convenía en estos momentos y, en vez de permitir que alguien intentara quitarme la paz, Él me dio la suya. Y es que al final, Dios está verdaderamente en lo sencillo.

Después de una pequeña charla del sacerdote, tuvimos Exposición y Adoración del Santísimo. En la Adoración, los niños marcharon a un "cantoforum", donde iban a sacarle jugo a una canción que sonó al principio del retiro. Analizarían la letra y cada uno daría su opinión relacionada con el tiempo litúrgico que vivimos. Así que quedamos cinco adultos, y pasados cinco minuto, tres y luego dos. Me entristeció ver cómo íbamos dejando sólo al Señor, pero fue una tristeza momentánea. Parece que encontraba otra razón por la que Dios quería que viniese a este retiro y descartase las otras dos opciones. Y es que si no venía, quedaría allí Él sólo. He de decir, que la otra persona que quedaba conmigo era mi madre, por eso quedaría sólo. Así que mirad qué regalo más grande nos tenía preparado el Señor: Nos dio su Paz, nos regaló una Adoración a solas con Él, y nos fuimos llenos de alegría.

Que el Señor nos siga dando lo que necesitamos en cada momento, porque Él mejor que nadie sabe de nuestras necesidades.

María, Reina del Adviento, ruega por nosotros.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Adviento

Hoy hemos celebrado la Fiesta de la Medalla Milagrosa. También se celebraba la Vigilia de Oración convocada por el Papa Benedicto XVI por toda vida humana naciente. Y coincidiendo con estos dos acontecimientos, comenzamos el Adviento.

Todos sabemos que el adviento es tiempo de esperanza. Esperanza porque ansiosos esperamos que el Hijo de Dios nazca en nuestro interior como lo hizo en Belén. Esperamos la Luz del mundo, la Luz por excelencia; más fuerte y poderosa que el mismo sol. La Luz que nos da la Vida, que nos ilumina en nuestro caminar, que aleja de nosotros toda oscuridad y tiniebla, la Luz que sana nuestros corazones heridos, la Luz que nos trae la verdadera paz y felicidad, la Luz que aclara nuestras ideas, la Luz que nos llena de Amor.

Queremos acudir en este tiempo, especialmente a María. Ella vivió el primer Adviento. ¿Quién mejor que Ella supo esperar al Señor? Ella que, además de dar a luz, dio la Luz al mundo.

Pero en el adviento, al igual que María, debemos tener una buena disposición, porque no todo es "bonito". Es decir, el adviento es esperanza, pero también es preparación para el sufrimiento, el rechazo, el dolor... Ella temía ser rechazada, Ella también se preparaba para la pobreza, es más, tuvo a su Hijo en un establo. Así nosotros, en nuestras vidas, tenemos que enfrentarnos -y hoy día más que nunca-, a todas estas situaciones. Nadamos contracorriente, pero no por ello nadamos equivocadamente. Seguir al Señor es seguir el camino correcto.

Voy a compartir una pequeña vivencia que he tenido, o mejor dicho, una percepción mía.
Llegando este tiempo, empezamos a preparar todo para la celebración de la Navidad. Antes todo era distinto, el llamado "espíritu navideño" se respiraba en estas fechas cercanas. Hoy día, cada vez hay menos cosas que nos centre la Navidad en lo que verdaderamente es. Cada año hay más adornos, más más menús para las cenas y comidas, más decoración de mesas (con las vajillas, cristalerías...) y todo se va enfocando a eso. Pero sólo a eso. En casa siempre hemos puesto el "Belén" o "Nacimiento" pero cada año encuentro menos cosas para ello en los grandes almacenes. Recuerdo cuando ponían el "Belén" y me gustaba contemplarlo. Ahora ya no lo ponen. Pero eso si; juguetes, consolas, videojuegos, cristalerías y "Papanoeles"... los que quiera. Es como si quisieran obligarnos a celebrar la Navidad a la forma "laicista" y no a la Cristiana.

Dicho esto, me gustaría pedir, en esta nueva oportunidad que nos brinda Dios, que su Hijo llene de Luz el mundo. Este mundo que poco a poco vamos oscureciendo con nuestras envidias, soberbias, egoísmos, prepotencias, abortos, poderes absurdos, malas palabras, y otros actos sombríos y tenebrosos. Él es el único que puede cambiar nuestros corazones para que, de verdad podamos construir su Reino.


Oración a la Virgen del Adviento

María, Virgen del Adviento, esperanza nuestra
de Jesús aurora, del cielo la puerta
Madre de los hombres, de la mar estrella,
llévanos a Cristo, danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,
del Señor la esclava, del mundo al Reina.
Alza nuestros ojos hacia tu belleza,
guía nuestros pasos a la vida eterna.
Amén.


María del Adviento, ruega por nosotros.

sábado, 6 de noviembre de 2010

¡Bienvenido!


¡BIENVENIDO A ESPAÑA!



Oremos por las intenciones del Santo Padre, especialmente las de este viaje apostólico a Santiago de Compostela y Barcelona.

Pincha aquí para ver la Plaza del Obradoiro en directo. (De la web Compostela Virtual)

El Señor os bendiga.

domingo, 31 de octubre de 2010

V Aniversario

Hoy hace cinco años que mi padre se fue de este mundo para vivir la verdadera Vida. Ahora estará gozando del Paraíso junto a Jesús y María.
A escasos días de su partida escribí algo que titulé "Reflexión a la muerte de un ser querido". Coincidiendo con su V aniversario, y aprovechando la fecha en la que nos encontramos -vísperas de todos los santos y difuntos-, he decidido compartirla.

"Dice la Real Academia de la Lengua Española, entre otras definiciones, que la muerte es la cesación o término de la vida. Por otra parte, dice también, que en el pensamiento tradicional es la separación del cuerpo y el alma.

¿Qué debe ser la muerte para un cristiano? Es el momento de encontrarse con Dios, con ese Dios al que ha estado buscando toda su vida y que, seguro deseaba estar con Él cara a cara, contemplar su rostro, experimentar su infinita misericordia y, sobretodo, saber de verdad lo que es el Amor. Amor que, a mi modo de entender, no sabemos lo qué es en realidad. Pienso que tenemos un concepto de Amor totalmente distinto al verdadero. Porque ¿quién es capaz de amar a su enemigo como a uno mismo?. ¿Cómo es posible que no amemos a todo el mundo igual? Debiéramos hacerlo, ya que cualquier persona, para nosotros, es nuestro prójimo, y debemos amarla como a nosotros mismos, como decía antes, incluidos nuestros enemigos. Quizá empecemos a hacerlo una vez que nos marchemos de este mundo. ¿Demasiado tarde? No lo sé, puede que nuestra naturaleza humana, o nuestro pecado nos impida amar de esa forma, casi inimaginable para nosotros.

¿Qué experimentamos con la muerte de un ser querido? Supongo que cada persona tendrá sentimientos distintos; incluso puede que muchos, tengan sentimientos enfrentados; todo dependerá de si fallece un abuelo, un hijo, un amigo, un esposo, un padre…Yo sólo hablaré desde mi experiencia personal.

A veces creo que somos egoístas cuando fallece alguien querido, ya sea un familiar, un amigo cercano… Digo egoístas como podía decir ignorantes. Quizás estas palabras puedan sonar muy fuertes, quizás yo no tenga sentimientos como los de la mayoría, o quizás no me haya parado a pensar detenidamente en la muerte. De todas formas intentaré aclarar esos conceptos. Cuando digo que somos egoístas, es porque nos da pena no ver más a esa persona que se va. Naturalmente la echamos de menos, es innegable. Pero venirnos abajo, no avanzar en nuestra vida por pena… Supongamos que esa persona que, aparentemente nos falta, sigue viva, está en el mejor de los sitios, donde siempre quiso estar, y no quiere que sientas pena porque, él o ella, está realmente feliz. ¡Realmente feliz!, al lado de Dios es como están estos seres por lo que lloramos. Si ellos están infinitamente mejor que nosotros, ¿por qué lloramos por ellos?. Dejémoslos que sean felices, no les atemos. ¿Ignorantes? Si antes la palabra puede que no estuviera bien escogida, ahora creo que es la más correcta. Desconocemos por completo lo que es la muerte. Nadie nos lo ha contado. Sin embargo, nosotros tenemos un regalo de Dios llamado FE. La muerte no es más que el paso de esta vida terrena a la vida eterna, a la Gloria, al Paraíso.

Pero si es así, ¿por qué celebramos solemnidades de los difuntos con colores negros? ¿Por qué las canciones y los rituales son tristes?. Fijaos bien, ¿cuándo celebra la Iglesia el día de algún Santo? Precisamente no es el día de su nacimiento mortal, sino el día de su muerte, el día que entra en el cielo, el día que entra en la Casa del Padre, el día que contempla el rostro de Dios. ¿No es un motivo para no estar tan tristes? Los echamos de menos, y mucho. Los necesitamos. Daríamos lo que fuera para verlos, oírlos, abrazarlos… pero es un sentimiento humano.

Cuando estamos en Misa, el sacerdote dice “recuerda a tu hijo o hija…”. ¿Cómo no lo va a recordar si está con Él? Nosotros somos los que estamos en una situación más “desfavorable” porque no lo vemos, tenemos que creernos que Él está presente en nosotros y además vive. Aún así pedimos a Dios que se acuerde de ellos. Puede que algunos no murieran en paz y necesiten de la misericordia de Dios para ser perdonados y llegar a Él. Por eso ofrecemos sacrificios por ellos. El mismo Cristo muere una y otra vez para salvar y ayudar a esas personas fallecidas. En este sentido debemos tener una relación con nuestros fallecidos. Rezar por ellos, ofrecerles misas, etc. Ellos a cambio irán acercándose más a Dios, podrán disfrutar más de su presencia. Por otro lado, ellos están ahí para ayudarnos en lo que puedan. Tienen, seguramente, misiones que cumplir. Unas veces para ayudarnos, otras necesitarán nuestra ayuda. Es una relación que, desde mi punto de vista, debe estar basada en el Amor, que eso sí que no muere. El Amor que necesitamos para transformar este mundo lleno de odio y que adora a otro dioses como el dinero.

Espero que estas palabras no lleven a confundir al lector y piense que no echo en falta, en este caso, a mi padre. Al contrario. Pero tengo la certeza de que está muy cerca de Dios. Sé que lo veré algún día. Siempre digo que sé que está vivo, pero que está en otro lugar. Como esas personas que, por las razones que sean, marcharon a otros países y la familia no sabe nada de ellos en muchos años. El tiempo que sea hay que esperar, sólo el que Dios quiera, pero creo que merecerá la pena esperar y trabajar aquí, para estar más cerca de ellos allí y, sobretodo, más cerca de Dios.

Desde el día que faltó él en este mundo sé que no murió, sino que nació un ángel y para mí, es un motivo de orgullo y alegría. Así lo vivo y así lo celebro."

El Señor os bendiga.

domingo, 24 de octubre de 2010

La música

La música es esencial en nuestra vida. A veces la música es el nexo entro la Iglesia y el "exterior" (los no creyentes), otras, es el nexo entre la Iglesia y su "interior", es decir, y nosotros que la formamos (los creyentes). En esta última acepción es donde me quiero centrar un poco. Además de los Salmos, hay más libros en los que aparece la música y la figura del músico o cantor. Ya vemos en 1 Crónicas 6, 16-18, o en 1 Crónicas 25, como el canto cobra importancia en el templo; incluso un grupo de personas es designado, especial y únicamente, para tal misión. Con la música queremos manifestar la Gloria de Dios, y a la vez, la santificación de los fieles, esto es, de nuestras almas.
Los componentes de un grupo, coro o ministerio de música (llámese como quiera), deben sacar tiempo para ello, incluso a veces, es necesario dejar otro servicio para emplearse a fondo en el de la música.
Deben reunirse, trabajar en equipos y transmitirse lo que han aprendido. El compartir conocimientos es muy importante. Reunirse a orar, a ensayar, y a formarse, etc… es parte de este ministerio; no solo lo es llegar a la asamblea y cantar. Quien dice asamblea, dice en la misa, ya que la música, también forma parte importante en la liturgia, pues nos ayuda y anima en la celebración de la Cena del Señor.

Pienso, al contrario que otras personas, que aquellos que hacen algo para el Señor deben querer y buscar continuamente ser excelentes, ya que lo hacen precisamente para Dios. Considero (y es opinión personal) que decir "no importa si no sabes cantar, o tocar. Hazlo como puedas, es para el Señor, y ya se encargará Él de hacer su obra" es una interpretación errónea de la Palabra de Dios. Además es un tanto irresponsable, pues, por ser para el Señor, debe ponerse el máximo esfuerzo. Debe tratar de ensayarse, practicarse y si es posible perfeccionarse en grado sumo. Si para un concierto, los músicos se preparan, trabajan duro para que todo salga bien; para Dios tendremos que doblegar el esfuerzo y no conformarnos con cumplir. ¡Es para Dios lo que hacemos! No debemos conformarnos con ser mediocres. Leemos en Malaquías 1, 13-14: "Decís: «¡Qué fastidio!» y me provocan dice el Señor todopoderoso. Cuando traen un animal robado, cojo o enfermo, cuando traen esas ofrendas, ¿puedo yo aceptarlas de sus manos?, dice el Señor. ¡Maldito sea el tramposo que tiene un animal macho en su rebaño, lo ofrece en voto y después sacrifica al Señor uno mutilado! Porque yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi Nombre es temible entre las naciones." Es decir, nos está diciendo que cómo va a aceptar lo robado, dañado, lo mediocre, lo que no preparamos con antelación, lo que no trabajamos, lo que improvisamos... Si Él es el Rey de Reyes, no podemos ofrecerle cualquier cosa, sino lo mejor que tengamos. Y lo mismo sucede con nuestra Madre, María Santísima. Para Ella... ¡lo mejor!. Eso lo conseguimos con nuestra oración y, sobretodo, con nuestro esfuerzo.

Con esto no quiero que se malinterpreten mis palabras. Me explico. No pienso que tengamos que ser todos excelentes cantantes y músicos; pero sí que tenemos que poner todo nuestro empeño en ello. A veces nos gusta mucho cantar, pero lo hacemos mal. Quizá nuestra misión es otra, no la de cantar. Porque en ocasiones, hacemos un servicio, pero lo hacemos mal: ponemos malas caras, contestamos mal, no lo trabajamos lo suficiente, nos conformamos con poco, nos creemos en posesión de la verdad... Todo ese tiempo que dedicamos será en vano, porque no estamos dando fruto o el fruto deseado. Quizá daremos fruto en otro servicio.

La música nos ayuda en la alabanza, pero no sólo en la alabanza. Como decía antes, también en la liturgia. En la adoración al Santísimo donde, con melodías y ritmos suaves, que se cantan en primera persona (por ejemplo "dame de beber" o "cuánto te amo" o letras por el estilo) y nos ayuda a ponernos en presencia del Señor.

Hasta el día de hoy, en cuanto a la música en la Iglesia, he tenido 2 experiencias. He de confesar que no sé solfeo, pero toco un poco la guitarra. He estado en un coro formado por jóvenes y en un ministerio formado por menos jóvenes. De los dos he sacado mis cosas buenas y cosas no tan buenas, y de éstas últimas intento aprender para no cometer los mismos errores. De todos aprendemos. Todos somos prescindibles, y a la vez, piezas de un puzzle enorme que se llama Iglesia, pero con la peculiaridad que las piezas no siempre están en el mismo sitio. Dios las pone y las quita, y las pone en otro lado como Él quiere, donde Él quiere y cuando Él quiere. Porque todo es para su Gloria.
El Señor os bendiga.

sábado, 16 de octubre de 2010

Juicios

En distintas partes de la Biblia podemos leer que no juzguemos; además, no a modo de recomendación, sino de forma imperativa: "No juzguéis", "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra", "al juzgar a otro, a ti mismo te condenas", "¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios", etc.

Está bastante claro. Sin embargo, nuestra naturaleza humana, pecadora, nos incita a juzgar una y otra vez. Nos creemos siempre en posesión de la verdad, y aún llevando razón, nos creemos jueces perfectos. ¿Qué estamos haciendo? ¿Por qué obramos así?. La respuesta es clara, pero no es el tema que quiero tratar hoy aquí. Hoy quiero centrarme un poquito en el juicio a los demás.

En ocasiones tenemos la osadía de juzgar la actitud de una o varias personas, sólo por lo que nuestros ojos perciben o nuestra mente imagina. Esto, claro está, no siempre es la realidad. No debemos juzgar nunca, aunque la tarea no es nada fácil. Pero normalmente, nuestro desconocimiento de una situación determinada, nos hace pensar cosas que no son así. Ninguno estamos dentro de la cabeza de nadie para saber lo que piensa, y sin embrago, nos obsesionamos con creer saber lo que piensa, sólo porque externamente nos dé una sensación concreta.

"San Bernardo dice que si no queremos juzgar temerariamente al prójimo, debemos evitar ante todo aquella curiosidad, aquel deseo de saberlo todo, y huir de toda investigación acerca de los hechos y dichos de los demás, o acerca de lo que pasa en la casa del vecino. Dejemos que el mundo vaya siguiendo su camino según Dios le permite, y no pensemos ni juzguemos mal sino de nosotros mismos." (Extraído de homilía sobre juicios temerarios del Santo Cura de Ars.)

Pondré un ejemplo: La señora 'X', entradita en carnes, dice de la señora 'Y' -¡Esta mujer cada día está más delgada! Yo creo que debería dejar la dieta, porque, es que se quiere poner tan moderna y juvenil, que ya a su edad ni le va.- La señora 'X', de la misma edad que la 'Y', quizá envidiosa porque la señora 'Y' está adelgazando y ella no, la juzga y encima lo comenta entre otras señoras, para que todas piensen lo mismo. Lo que la señora 'X' desconoce es que la señora 'Y' está enferma y por recomendación de su médico ha debido hacer una dieta específica de urgencia. Pienso que es un ejemplo claro de juicio, y además, de juicio falso.

Si nos examináramos nosotros mismos, ¿nos juzgaríamos?.
Si somos criticones de otros, así seremos juzgados nosotros.
Además, nuestro juicio es falible, nunca tendremos los datos suficientes para juzgar sin equivocarnos.
Con nuestros juicios hacemos daños a la persona que juzgamos.
¿Nos gusta que nos juzguen como hacemos nosotros?

Que todos intentemos no juzgar a los demás, o al menos, juzguemos menos. Pongámonos esa pequeña meta.

Que el Señor y su Madre, María Santísima, nos lo hagan ver.
Dios os bendiga.

viernes, 8 de octubre de 2010

¿Vivimos o convivimos?

La acción de la convivencia es convivir.

A mi manera de entenderlo, es vivir-con, es decir, vivir por un período de tiempo, largo o pequeño, con alguna o algunas personas.

Aquí encontramos muchas maneras de convivencia: habitar en una casa con una persona (conyugue, compañero de piso, amigo…), habitar con varias personas (familia, amigos, hermanos en una comunidad, residentes en un colegio mayor o residencia, cuartel…), estar todos los días con compañeros de trabajo. Por otro lado tenemos lo que podemos denominar, convivencia extraordinaria; como es pasar unos días con unos amigos en vacaciones, o con familiares con los que no lo haces todo el año, estar un día con amigos compartiendo…

El caso es que convivir no significa sólo estar un tiempo con una serie de personas. No. La convivencia va más allá porque requiere una serie de “requisitos”, importantísimos a mi modo de entender. Requisitos mínimos como compartir, ser sinceros, respetar y dialogar con quien se convive. Es conveniente que exista, al menos, un mínimo de unidad, “común-unidad”. No podemos estar, por ejemplo, bajo el mismo techo sin hablar con la otra persona, o sin compartir experiencias, sentimientos, alimentos…, o sin respetar su forma de ser. No estaríamos conviviendo, únicamente estaríamos viviendo en el mismo lugar pero comportándonos como si estuviésemos solos.

Esto se consigue sólo con un poquito de amor con los que tenemos que convivir. Si no tenemos ese poco de amor, mucho nos va a costar aunque sólo sea decir “buenos días”.

El problema es que a veces tenemos que convivir con otras personas por necesidad, y cuando la necesidad aprieta, al menos tendremos un mínimo diálogo, como por ejemplo “pásame el pan”. Pero no nos estaremos preocupando por los demás, sólo buscaremos nuestro bien. En estos casos, nos iremos volviendo cada vez más egoístas y terminaremos por convivir lo mínimo, pasando a vivir con algunas personas en un mismo lugar durante un cierto período de tiempo, sin más.

En una convivencia hay que hablar con los demás, interesarse por ellos, ayudarlos siempre que podamos, compartir lo que tenemos con ellos, debemos expresar nuestros sentimientos y que ellos lo hagan con nosotros, respetar sus posturas, sus formas de ser, corregir y ser corregidos con amor, y para todo ello y más, lo que es primordial y no debe faltar nunca es el diálogo.

Voy a contar una experiencia personal, que quizás nos aclare un poco más lo que no debemos hacer.

Yo pertenezco a un grupo de oración, el cual tiene varios “subgrupitos”, también llamados ministerios. Uno dedicado a la música, otro para orar por los demás, otro que lleva la economía, otro la formación… Yo pertenecía a uno de estos subgrupitos. Éramos cinco personas. Cada cual con su historia personal, su vida, su trabajo…lo normal. Nos reuníamos una vez a la semana para poder llevar a cabo nuestra misión, en este caso la de cantar. Pero ¿saben qué? No podemos tener dobles vidas, esto es, ser de una manera fuera y de otra manera dentro del grupo. Me explico, si fuera, en el día a día y con los demás soy “A”, dentro del grupo no puedo aparentar ser “B”, porque nuestro comportamiento es de mentira.

Lo que tengo yo debo compartirlo, pero lo que tiene “Fulanito” debe compartirlo también.

No podemos hacer a los demás como nosotros queremos que sean, porque nadie nos obliga a nosotros a ser de una forma determinada. Debemos y tenemos que respetarnos cada uno como somos. Al no hacerlo, no dejamos que la otra persona sea como es de verdad. Respetarse es conocerse.

Y debemos decir las cosas que vemos que no funcionan para ponerle remedio, dentro de nuestras posibilidades.

En resumen, para convivir debemos dialogar, respetar, ser sinceros y compartir. Esto no sucedió así, de manera que decidí apartarme porque la convivencia, la unidad entre nosotros era escasa y la que había era de mentira o de conveniencia.

Simplemente por faltar ese mínimo de sinceridad, unidad, compartir, respetar, de dialogar se rompió lo poco que existía. ¡Qué pena!. Si esto pasa en los grupos de oración, que debemos estar unidos y dar ejemplo a los demás, ¿cómo quejarnos de las guerras y las injusticias? Deberíamos quitarnos la viga del ojo, antes de ver la paja del ojo ajeno.

Yo hago de nuevo hincapié en el diálogo, porque me parece imprescindible en la convivencia. He escuchado cosas en discusiones como “yo no hablo porque lo paso mal, a mí no me gusta sufrir. Cuando esté todo arreglado, entonces es cuando prefiero hablar y dar mi opinión” ¿Y quién lo pasa bien? ¿Y no sufrió Jesús más en la Cruz para salvarte a ti? Porque Él no necesitaba ser salvado porque ¡Él mismo es la Salvación!. Y cuando está todo arreglado ¿para qué vas a hablar?, ¿para no hablar?. Yo a eso no lo llamo humildad, sino cobardía. Y es que, y permítanme la fea expresión, es cierto que la porquería cuanto más se mueve más huele; pero a veces hay que removerla para desatascar la tubería y dejarla limpia. Este es el diálogo que no podemos dejar de tener, porque ese diálogo puede desatascar nuestra convivencia, sino lo tenemos se nos atascará de tal manera que estallará de mala forma , cuando menos lo esperemos, rompiéndose y destrozándose toda ella. Cuando ésta se rompe la convivencia y de la forma que acabo de decir, las relaciones quedan frías, violentas, casi miedosas y eso no es nada bueno para nosotros, para nuestro día a día, nuestros quehaceres, nuestra solicitud de ayuda a los demás, nuestra ayuda prestada a los demás, y encima de todo, damos mal ejemplo al resto de nuestros hermanos.

“Si no tengo amor, no soy nada” Ni siquiera puedo convivir, ni pueden convivir conmigo. Pongamos todos ese granito de arena que hace falta para que, la convivencia con nuestro prójimo, sea quien sea, pueda llevarse a cabo con respeto, diálogo, sinceridad, llegando a la “común-unidad” de la que hablaba al inicio.

Que el Señor os bendiga.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Santos Arcángeles

Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Éstos son los tres arcángeles citados en los textos canónicos. Como ya sabemos, cuatro más se citan en los apócrifos: Barachiel, Uriel, Jehudiel y Saeltiel, llegando a un total de siete. Y no es casualidad que sean precisamente siete; pero hoy vamos a centrarnos en los canónicos, que es la fiesta que conmemoramos.

Y sintentizando bastante, resaltaremos algun aspecto de cada uno.

Miguel: Es el jefe de la escuadra celestial y derrotó al dragón (siendo éste un símbolo del demonio) En la Biblia aparece en el Libro de Daniel, como el primero de los príncipes y custodios del pueblo de Israel. En la carta de Judas se define como arcángel, y en el Apocalipsis es donde aparace el episodio de la derrota del dragón que mencionaba antes.
Se le representa alado, con armadura, espada o lanza con la que espanta al demonio. En ocasiones en la otra mano lleva una balanza, con la que pesa las almas.
Su nombre significa "¿Quién como Dios?".

Gabriel: Anunció a Zacarías el nacimiento de Juan y a María el de Jesús. En el Antiguo Testamento es enviado por Dios para ayudar a Daniel a interpretar el significado de una visión y pedecirle la llegada del Mesías.
Se reprepresenta como una joven figura andrógina y alada. A partir del siglo XV se le representa con diadema. Su atributo es la azucena que le lleva a la Virgen Santísima en la Anunciación, y lleva el dedo índice levantado con actitud de hablar.
Su nombre significa "Fuerza de Dios".

Rafael: Acompañó a Tobías en su viaje y sanó la ceguera de su padre Tobit.
Se representa como un ángel de grandes alas que acompaña a un joven (Tobías) el cual, lleva un pez en su mano. Pez con el que pudo curar la ceguera de Tobit, como cuenta la Biblia en Tobias 6.
De ahí que su nombre signifique: "Medicina de Dios" o "Dios ha curado".

Muchas felicidades a todos los que, como yo, celebran hoy su onomástica.

El Seños os bendiga.

sábado, 11 de septiembre de 2010

El desapego III

(Continuación)

Jesús nos dio ejemplo con su vida. Pasó por los bienes de esta tierra con perfecto señorío y con la más plena libertad. Siendo rico, por nosotros se hizo pobre.

¿Recordáis la historia del rico Epulón y el pobre Lázaro? El pecado del rico no está en tener posesiones, ni tener abundante comida, ni vivir de forma desahogada. Su pecado está en el egoísmo. En ignorar al pobre que estaba en su puerta. Él hizo mal uso de sus bienes. Y es que el egoísmo impide ver las necesidades ajenas. Es entonces, cuando tratamos a las personas, no como tales, sino como cosas. Las utilizamos, le sacamos el máximo partido y cuando ya no nos proporcionan lo que queremos, las dejamos de lado. Como los pañuelos de papel. Una vez que nos han solucionado el problema, lo tiramos a la basura y vamos en busca de otro. Todos tenemos mucho que dar: Afecto, aliento, una sonrisa, un buen consejo, un abrazo, un oído que escuche al otro, etc. Todos tenemos valores y ninguno somos cosa, por eso no debemos tratarnos como tal.

Hay que desprenderse de ese egoísmo, esa soberbia que nos come tanto en ocasiones, y que nos impide ver en el que tenemos al lado, el rostro de Dios. Desgraciadamente vemos al enemigo a batir, al que me puede hacer sombra, y eso hermanos, si que podemos decir con toda certeza, que no es lo que Dios quiere de nosotros.

El desapego nos ata, porque nos quita la libertad.

Hay un ejemplo que posiblemente algunos de vosotros ya sepáis, no sé si será del todo cierto, pero me gusta mucho y os lo voy a poner.

Es el de las abejas.
Éstas, después de construir las colmenas las abandonan.
Y no la dejan muerta, en ruinas, sino viva y repleta de alimento.
Dejan toda la miel que fabricaron de más, sin preocuparse con el destino que tendrá.
Levantan vuelo hacia su próxima morada sin mirar para atrás.
En la vida de las abejas encontramos una gran lección.
En general el hombre construye para sí, piensa en el valor de la propiedad, ambiciona conseguir más bienes, sufre y por no perder aquello por lo que tanto “luchó” por conseguir.
La lección de las abejas está en su espíritu de donación.
En un acto poco común de desapego, abandonan lo que les llevó una vida construir.
Simplemente lo sueltan sin preocuparse por el destino que tendrá.
Dejan lo mejor que tienen, sea para quien fuere,
Si queremos ser libres, si queremos dejar de sufrir por lo que tenemoso por lo que no tenemos, debemos abrigar un único deseo:Transformarnos.

El ejercicio consiste en tener siempre presente que nada ni nadie nos pertenece, que no vinimos al mundo para poseer cosas o personas, y que debemos soltarlas.
De modo que, cuando algo o alguien tiene que irse de nuestra vida, no alimentemos la ilusión de pérdida.
Adquirimos una visión más amplia.
El sufrimiento llega cuando nos aferramos a algo o a alguien.
El apego empaña lo que debería estar claro: por detrás de una supuestapérdida se esconde la enseñanza de que está por llegar algo nuevo y mejor para nuestro crecimiento.
Recordemos que donde esté nuestro corazón, allí estarán nuestros tesoros…
Dejo una pregunta para meditar, y es esta:

Si no renunciamos a lo viejo, ¿Cómo puede haber espacio para lo nuevo?


El Señor os bendiga.

viernes, 10 de septiembre de 2010

El desapego II

(Continuación)


El desapego no es quedar ligado a las cosas materiales de la vida, ya sean trabajo, casa, una relación, una ciudad, una determinada situación… Aquí también os diría hermanos, que esto es difícil de entender, que infinidad de veces estamos apegados a lo material.

En otras palabras, debemos tener claro que no podemos acaparar riquezas materiales en la tierra; porque ellas no se vendrán con nosotros cuando dejemos este mundo. Las únicas riquezas que debemos acaparar, y cuantas más mejor, son las espirituales. Esas son las que nos llevaremos con nosotros. Es más, esos son los talentos que debemos devolver al Señor con tantos productos como podamos. Si nos ha dado uno, debemos invertirlo para, al menos darle dos. Si nos ha dado diez, a ver si podemos darle quince. Porque para eso nos los da, para que demos fruto. Esos son los dones y carismas que Dios nos presta en esta vida para que vayamos construyendo su Reino.

Sin embargo, en este terreno de lo espiritual, también debemos desprendernos de muchas cosas. No son riquezas, pero vienen envueltas en un papel muy atrayente. Son lo que hoy llamamos nuestra humanidad, quizás para que, dicho de esta forma, nos parezca menos grave. Pero en el fondo no deja de ser nuestra soberbia, envidia, egoísmo, mentiras, faltas de amor… en definitiva, nuestros pecados. Tenemos que tener desapego por tanto, de esas faltas. Y es que a veces nos gusta demasiado llamar la atención como sea, para ser el centro bajo el disfraz de la falsa modestia, o con la excusa de que el Señor nos lo muestra y es lo que quiere ¿a caso no es lo que queremos nosotros? Esto no son nuestros bienes espirituales, en este caso, son nuestros males espirituales, de los que nos debemos desprender, porque, como decía antes, lo espiritual es lo que nos llevaremos al otro mundo. A Dios no le importan que tengamos dos casas, tres coches, varias parcelas de tierra o varios millones en el banco. Precisamente eso no le interesa para nada. Lo que le interesa es nuestra alma, que es la que no morirá nunca.

El desapego se puede entender de muchas maneras, pero una de las más claras y frecuentes, es la muerte de un ser querido. A veces es desgarrante sentir que ese ser se nos va, y hay que aprender que el desapego no es abandonar, ni ser abandonados; este aprendizaje, hermanos, es muy difícil, pero a la vez grande porque te llena de Dios y descubrimos su verdadero Amor.

Entonces… ¿por qué cuesta tanto el desapego o desprendimiento de lo material? Lo material nos hace esclavos, egoístas y hace que el demonio, que es un gran seductor, se apodere de nuestras almas y nos separa más de Dios. El desprendimiento del corazón es lo que nos lleva a tener el corazón sólo en el Amor, en Dios y en las cosas de Dios. Ahí, y sólo ahí es donde podemos encontrar el alivio y la paz del alma, que es lo que únicamente nos pueden hacer felices.
Hermanos, cosas materiales podemos tener, pero sin agarrarnos a ellas, o despilfarrar sabiendo las necesidades de tantos otros hermanos en el mundo, o incluso en nuestra comunidad, o incluso en nuestras familias.

Si no estamos desprendidos y desapegados de nosotros mismos, de nuestras cosas, es difícil dejarle sitio a Dios en nuestro corazón. Hermanos, Dios quiere entrar en nuestro corazón, en cada uno de nosotros; pero no hay sitio para Él, porque lo tenemos ocupado con estas banalidades, ya sean las riquezas materiales o las malezas espirituales. Si tenemos una lata de conservas llena hasta arriba de cemento, por mucho que queramos rellenarla de comida, será imposible por dos cosas: primero, porque obviamente está llena; y segundo, porque está llena de cemento, duro, difícil de romper con un dedo o cuchara. Debemos romper ese cemento, con cincel y martillo, vaciar la lata, y una vez limpia, llenarla de alimento. El cemento no hacía más que estorbar, era improductivo dentro de la lata. Eso es lo que nos pasa en nuestro corazón.

Ese es el desapego, librarnos de todo aquello que nos daña y nos impide el dar fruto, el aprovechar lo que llevamos dentro para darlo, nos impide en definitiva, crecer como personas.


(Continuará)

El desapego

“La vida es como un puente. Pasa por él, pero no construyas tu morada en él”
Inscripción en la Gran Mezquita de Sikri, India.

El que tiene apego a la vida, la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna. (Jn. 12, 25)

Pero esto, hermanos, es tan difícil de cumplir… con lo bonita que es la vida cuando no nos agobian los problemas. Y todo parece irnos bien, somos casi autosuficientes, nos divertimos pensando en el mañana, hacemos planes, incluso contamos poco con Dios. Pero surge un contratiempo y… entonces le preguntamos: ¿Dios, dónde estás? Aquí es cuando vemos que no somos nada, y que sin Dios no vamos a ninguna parte. Entonces nos abandonamos en sus manos y descubrimos que los apegos a la vida no nos llevan a nada.

El desapego no es desamor. El desapego es sostener nuestra libertad, que es un don que Dios nos regala, y a la vez tenemos que dejar ser libres a quien amamos. Hay cientos lazos que nos atan privando de libertad y, por tanto, impiden a la otra persona, su evolución como almas.

Cuando oímos esta palabra -“DESAPEGO”- se nos vienen a la cabeza sinónimos como desprendimiento, o la idea de dar lo que tenemos. Quizás porque recordamos a Jesús diciendo “vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y luego, sígueme”.

Lo primero que debemos tener claro, es que no podemos llevar a la práctica esto al pie de la letra. Es decir, no podemos poner a vender todo lo que tenemos porque eso no es el desapego.
Hay que tener en cuenta que Dios ha querido y permitido que tengamos una serie de bienes. Unos más y otros menos. Pero esos bienes son para nuestro disfrute y el de los demás. Es decir, Si Dios nos ha dado una casa, no es para que la vendamos y nos quedemos tirados en la calle. Precisamente nos la dio para cubrirnos esa necesidad, para que la disfrutemos, la usemos; pero siempre y cuando hagamos buen uso de ella. Somos administradores temporales de los bienes que nos ha dejado en esta vida. Otra cosa es cuando además de lo que tenemos queremos más, y más y más…convirtiendo nuestra vida en un acaparamiento de bienes que, ni abarcamos, ni disfrutamos, ni ayudamos a nadie con ellos. Es cuando los bienes se convierten en males. Y en lugar de adorar a Dios, adoramos a esos “dioses” de hoy día. Los dioses del mundo que nos apartan poco a poco del Señor. Dioses como el dinero, el lujo, la suntuosidad, el egocentrismo, el aparentar lo que incluso no somos… Son dioses que nos van seduciendo con sus golosas y apetitosas propuestas y que, como Eva, corremos el riesgo de perderlo todo, si mordemos, aunque sólo sea un trocito de esa manzana prohibida.

Sin embargo, hay personas que se dedican en su vida a acaparar pertenencias, riquezas, e incluso toman posesión de bienes y personas (esposos, hijos, amistades, etc.) Esta posesividad es lo que llamamos apegos a las cosas materiales de este mundo y, en la mayoría de las veces, estos apegos nos apartan de Dios. El amor y la confianza acercan a Dios. Cuando Jesús le dice al hombre rico que venda sus cosas y deje a su familia para seguirlo, lo que le propone es que se cuestione su actitud ante la vida, le hace tomar conciencia de cuáles son sus soportes.

El desapego nos propone muchas veces grandes cambios en nuestras vidas. A veces hay que decir “¡basta!”, hacer un parón, un alto en nuestro caminar y darnos cuenta de lo que Dios nos pide, que seguro que si verdaderamente lo oímos, la recompensa es grande.

El desapego no es fácil. Es una manera de darnos cuenta que somos meros cuerpos físicos, o sea, nada.
Continuará...

viernes, 20 de agosto de 2010

De nuevo la misericordia de Dios

Hace unos días estuve en el tanatorio. Y es que falleció el padre de un amigo mío. El caso es que este hombre llevaba meses enfermo, estuvo entre el hospital y su casa todo el tiempo. Tenía varios hijos y uno de ellos estaba fuera del país por motivos de trabajo. Uno de los hijo quería que recibiera la unción de enfermos, pero él no quería recibirla.
Así iban pasando los días en el hospital y en la casa con muchos cuidados.
Pero en un momento de esos en los que Dios habla por muchos sitios a la vez, hace que unos amigos muy cercanos, y el propio hijo de este señor (mi amigo), se planteen de nuevo el tema de la unción. Así que se ponen de acuerdo con el capellán del hospital para que fuese a impartir dicho sacramento. El padre de mi amigo ya estaba casi listo para marcharse, pero quedaba algo. Venía su hijo, el que andaba fuera del país y, pese a las complicaciones de su viaje, porque perdió alguna conexión de vuelo, llegó al final en la madrugada ese mismo día. Pudieron despedirse de él todos sus familiares incluido este hijo que acababa de llegar.
Así que, después de recibir la unción de enfermos, despedirse de sus familiares, el Señor le permitió también sentir la presencia (porque ya estaba con los ojos cerrados) de su hijo que estaba en el extranjero. Falleció al comenzar la mañana del día siguiente, a las pocas horas de que llegara su hijo.
Puedo decir con toda seguridad que la misericordia de Dios estuvo presente al final de su vida y ahora goza ya de su presencia.
D.E.P.

El Señor os bendiga.

domingo, 15 de agosto de 2010

Asunción de María

Hoy celebramos la festividad de la Asunción de María Santísima a los cielos. En este dogma de fe, -declarado el 1 de noviembre de 1950 por el Papa Pio XII- creemos que la Virgen fue elevada al cielo en cuerpo y alma.

La Asunción de María, como explica el catecismo de la Iglesia católica, se presenta como una contribución particular a la Resurrección de Cristo y se anticipa a lo que será la resurrección de los hombres.
Este dogma debe ser un motivo de esperanza y gozo para nosotros, porque infinidad de veces oramos a Dios y pedimos a María que interceda ante Él por nosotros. Con el motivo de la festividad de hoy, sabemos que Ella fue asunta para abogar por nosotros ante el Trono y la Majestad de Dios.

Cerremos los ojos e imaginemos, por un momento, la fiesta tan grande que debió haber aquel glorioso día en el Cielo. La Madre de Jesús llegaba y todos los ángeles la recibirían con cánticos y dando gloria a Dios por Ella. Llegaba la Reina por excelencia.

Dejo una pequeña poesía-oración que escribió Fray Luis de León.

Al cielo vais, Señora,
y allá os reciben con alegre canto.
¡Oh quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!

De ángeles sois llevada,
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada:
¡Tal Reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna!

Volved los blandos ojos,
ave preciosa, sola humilde y nueva,
a este valle de abrojos,
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.

Que, si con clara vista
miráis las tristes almas deste suelo,
con propiedad no vista,
las subiréis de un vuelo,
como piedra de imán al cielo, al cielo

Que tengáis un buen día y el Señor os bendiga.

viernes, 13 de agosto de 2010

Reconocimiento de Valores

Nuestra amiga Gran Visigoda ha querido compartir con La Sinagoga de Cafarnaúm este premio "Reconocimiento de Valores". Dicho premio exalta los valores de algunos blogs que en todo momento y a través de sus entradas EXALTAN la constancia, el trabajo, la unión, la amistad, el crecimiento, el aprendizaje, entre otros valores fundamentales.

Estoy muy agradecido a Gran Visigoda por haberse acordado de este pequeño lugar dentro del inmenso mundo de los blogs.

Quiero compartir este premio con todos mis seguidores que, día tras día, aportan su granito de arena con sus visitas y comentarios.

Felicidades a todos los premiados y que el Señor os bendiga.

martes, 10 de agosto de 2010

La Voluntad...

Cuando nos entregamos a Dios, esperamos en Él y confiamos en Él. Esta confianza nos hace sentirnos seguros, es... ese colchón que tenemos. Es bueno confiar en el Señor, es más; siempre nos lo está recordando. Pensemos en lo que le dijo a Santa Faustina"...Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción : "¡Jesús, yo confío en Ti..." Si confiamos en un amigo nuestro, ¿cuánto más debemos confiar en Jesús?, ¡el AMIGO por excelencia!
Por otra parte; Dios nos dio unos dones para que los pongamos en práctica. Normalmente, las cosas nos salen bien porque el Señor ha obrado en nosotros, eso debemos tenerlo claro, y no es mérito nuestro.
Si unimos la práctica de estos dones, nuestro trabajo y esfuerzo a la confianza en Dios, ya podemos olvidarnos del resultado porque será lo que Dios quiera. Es decir, hemos cumplido con nuestra misión, y debemos eperar a que se cumpla lo que Dios quiere, no lo que pensamos nosotros que debe pasar. En eso está nuestra confianza en Él. En que, una vez realizado el trabajo, esperamos en Él. Pero, ¿qué ocurre cuando "confiamos" sin trabajar? Pues se pueden dar dos situaciones: a) La Misericordia infinita de Dios, hace que el resultado sea favorable para nosotros. Es decir, nos da una muestra de lo que es capaz de hacer y que no somos nosotros los que hacemos, sino Él el que hace en nosotros. A su vez, nos da una nueva oportunidad para que nos demos cuenta que debemos trabajar para conseguir los frutos. Es una inyección de incentivo que nos mete. b) Los objetivos no se cumplen y por tanto, ese resultado desfavorable, está para que nos esforcemos y nos demos cuenta que hay que trabajar para el Reino, que al fin y al cabo, es para nuestro bien.
En esas veces en las que no trabajamos, o no damos de nosotros lo que debiéramos dar, he oído expresiones del tipo "nosotros ponemos la voluntad, que no es poco, y ya el Señor se encargará de hacer su obra, porque si nos ha puesto aquí es por algo". Esto, mis queridos amigos, me van a permitir la expresión, pero me repatea cuando lo oigo. Podemos entender la expresión en el caso que andemos perdidos y confiamos en que el Señor nos lleve o nos ponga a alguien que nos guíe. O por alguna razón de importancia como una enfermedad, por poner un ejemplo, no pudiéramos realizar nuestra misión en un momento determinado. Pero cuando sabemos lo que tenemos que hacer, no tenemos otros impedimentos, y solo por no haber hecho las cosas, cuando llega el momento de dar cuentas decimos lo que arriba comentaba... eso me parece de lo más vago e irresponsable. En estos casos siempre pongo el mismo ejemplo, y como él, hay miles, pero éste me parece bastante claro:
Tenemos a un alumno que no estudió, pero no por causas que se lo impidieran. Simplemente, no estudió. Tiene su mesa de estudio muy preparada, no le falta detalle, pero no estudia. Llega el día del examen, y sobre la mesa coloca sus estampitas. Empieza a pedirle a Dios que apruebe el examen. A la vez, y con nervios que se reflejan en el movimiento incansable y rápido de sus piernas, pide y solicita la intercesión de varios santos, para que le echen una manita. ¿Quizá espera aprobar por obra del Espíritu Santo? o mejor aun, ¿aguarda que venga el santo al que solicitó ayuda y le vaya dictando poco a poco las respuestas del examen?. Ante esto sólo se me ocurre una contestación, y pienso que es obvia: Tenias que haber estudiado antes, haber puesto todo de tu parte y luego esperar al resultado. Quizá, incluso sin pedirlo, habría recibido una ayuda en caso de necesitarla. Pero hay que trabajar. Igual que el atleta no puede ganar sino entrena, igual que las casas no se hacen solas por mucho que tengamos los ladrillos delante,etc.
Pues nosotros igual. Si nuestra misión es orar por los demás, si nuestra misión es evangelizar, si nuestra misión es dar un consejo, si nuestra misión es alabar a Dios, si nuestra misión es acompañar a los enfermos, si nuestra misión es cantar, si nuestra misión es ayudar a los necesitados, si nuestra misión es llevar adelante la comunidad que se nos ha encargado... preparémosnos para ello, y cumplamos con nuestro deber lo mejor posible. Pongamos todo de nuestra parte, porque además, de todo esto, el Señor nos pedirá cuenta algún día. Son los talentos que debemos presentar cuando llegue el momento.
Una vez oí decir "tu voluntad está, donde está tú interés". Creo que esta frase resume todo lo que he querido reflejar en este post. Porque con la voluntad, a veces, no es suficiente.
Que, además de la voluntad, el Señor nos haga ver que debemos esforzarnos y poner un poco más de nosotros.

El Señor os bendiga.

miércoles, 4 de agosto de 2010

San Juan María Vianney

Hoy, festividad de san Juan María Vianney, más conocido por el Santo Cura de Ars, se celebra el día de los sacerdotes. Estos hombres que un día, escucharon la voz del Señor que les llamaba a servir desde este sacramento del Orden Sacerdotal.

Hoy día salen a la luz muchas polémicas en las que están inmersos algunos sacerdotes. Pero "por un garbanzo no se estropea un puchero" y las cosas buenas (que son tantas al cabo del día) desgraciadamente no interesan que se sepan. Pues yo desde aquí, y ¡qué mejor día que hoy! quiero dar gracias a Dios por los sacerdotes y, quiero pedirle también, que ellos sean los pastores que necesitamos en nuestras vidas de ovejas descarriadas.

Asimismo, quiero felicitar a todos los sacerdotes y, me van a perdonar ustedes, mis queridos lectores, que haga una felicitación especial a mis amigos el P. Yelman y el P. Mario. Sacerdotes y, sobretodo, excelentes personas. Que el Señor los bendiga y les ayude en la tarea que les ha encomendado.

jueves, 29 de julio de 2010

Premio "Dardos"

El Señor me ha regalado otro premio.
Si en el anterior usó a Sor Cecilia, en esta ocasión a usado a Raquel para que comparta conmigo el premio "Dardos". Este premio nos obliga a compartilo con otros quince blogs, pero me resulta muy difícil ya que, quería compartirlo especialmente con algunos que ya poseían dicho premio. Por eso, y aunque no sé si está permitido, quiero compartirlo con todos mis actuales seguidores (aunque algunos ya lo tengan como decía antes) y además me gustaría que me acompañaran en este caso:



El Combate Espiritual

Escuela-Taller de Oración VIVA MEMORIA

Taller de Oración Juan Pablo II

Lucha contra el tiempo

Gracias a tod@s por vuestros apoyos.

Gracias Jesús por darme estos incentivos para seguir haciendo esta pequeña labor.

El Señor os bendiga.

miércoles, 28 de julio de 2010

Premio "Deseo Eterno"

Antes de nada, quiero dar las gracias a Sor Cecilia, autora del blog "Estoy a tu lado", por querer compartir este premio "Deseo Eterno" conmigo.
La condición de este premio nos obliga a contestar una pregunta y a compatirlo con otros cinco blogs. La pregunta es:
¿Cual es lo más creativo de su blog?
Y aprovecho para contar la historia del nacimiento de mi blog.
Mi padre fundó un grupo en la parroquia a la que pertenezco. Le puso el nombre de "Cafarnaúm" y el subtítulo era "Una Comunidad para la Evangelización". En este grupo se invocaba al Espíritu Santo antes de empezar, se oraba, y se trataban temas. Estos temas los exponía él, y luego todo el mundo compartía sus opiniones. A veces, en lugar de tratar un tema determinado (el Amor de Dios, el pecado, el aborto, el ayuno, algo relacionado con la Santísima Virgen, el Espíritu Santo...) se leían las lecturas del domingo, incluido el Evangelio, y se comentaban. Así todos aprendían de todos.
Mi padre falleció y mi madre siguió con el grupo, pues entre los dos preparaban antes todo. Pero los protagonismos de otras personas quitaron a mi madre del grupo de una forma muy fea. Y el espíritu de "Cafarnaúm" se fue perdiendo hasta desaparecer. Me dio tanta pena (que no venganza) que se perdiera lo que mi padre había trabajado tanto, que me propuse hacer un blog e intentar evangelizar, dentro de mis posibilidades, para seguir de alguna manera aquel trabajo que él empezó.
En la sinagoga se reunían los judíos para orar, y Jesús acudía también. Esto, unido al nombre que mi padre puso al grupo de oración, hizo que yo titulara mi blog de esa forma.
No sé si lo consigo, pero desde luego, el fin de este blog es intentar evangelizar con todo mi cariño y con todas las herramientas que Dios pone a mi alcance.

Quisiera compartir este premio con los siguientes blogs:

  • El vacío que soy:

http://ara-ab-intra.blogspot.com/

  • Raquel:

http://duran-alonso.blogspot.com/

  • Jesús, en Vos confiamos:

http://jesusnosesperasiempre.blogspot.com/

  • Oremos juntos!:

http://farmacat.blogspot.com/

  • Océanos de Dios:

http://oceanosdedios.blogspot.com/

¡Qué el Señor os bendiga!

martes, 20 de julio de 2010

No estamos solos

A veces nos puede dar la sensación de que estamos solos. Tenemos problemas en el trabajo, o falta de empleo, o en la familia, con nuestra salud, con los amigos... y podemos llegar a pensar eso, que estamos solos. Aparentemente puede ser que sí, pero solo eso; en apariencia. Jesús, el AMIGO que nunca falla siempre está con nosotros. Parece un tópico pero no es así. Como dice la canción: "Dios está aquí, tan ciento como el aire que respiro...". No para de demostrarnos que Él está a nuestro lado y que está esperándonos, dispuesto a echarnos esa mano que pedimos y que parece que nunca llega. Es más, está deseando que, tan solo nos sentemos un rato a con Él. Pues Él mejor que nadie sabe de nuestras cosas.
Y además, Dios se vale de cualquier cosa para ayudarnos; de cualquier cosa. Sólo debemos tener los ojos abiertos y darnos cuenta de lo que sucede en nuestro alrededor.
Un e-mail, un sms, una llamada de teléfono, un comentario de alguna persona que está como nosotros esperando el autobus, una conversación que tengamos con alguien... puede tener la respuesta que tanto pedimos a Dios. Incluso esa persona que decimos para nuestros adentros "¡vaya qué pesado es éste!", quizás esa persona sea la que tenga la solución a nuestro problema, o puede que Dios nos la ponga delante de nuestras narices porque es con la que debemos pasar el resto de nuestros días... ¡Sólo Dios sabe!.
Lo que está claro, es que cuando pensemos que algo se nos ha solucionado sin saber cómo, no es por casualidad sino por "Jesualidad", y sólo debemos mirar atrás para ver que en la arena de nuestro caminar, no hay una, sino dos hileras de huellas.
El Señor os bendiga.

domingo, 20 de junio de 2010

Juguemos limpio

Desde siempre me ha gustado el baloncesto. Cuando estaba en el colegio salía corriendo el los recreos para coger una pista y empezaba a hacer los equipos para no perder tiempo, y así empezar cuanto antes. Incluso los días que llovía, era el típico loco que jugaba solo, no me importaba mojarme, la lluvia no impedía que pudiera disfrutar de lo que más gustaba hacer: jugar a baloncesto. Jugué las ligas entre colegios, jugué campeonatos de verano en mi localidad, jugué en ligas provinciales, jugué en la liga universitaria... jugué siempre que pude. Pero, aunque estuviese jugando o entrenando, incluso con la única compañía de balón, todo me lo tomaba en serio. Intentaba no infringir ninguna regla del juego. Recuerdo que, en algunos recreos, había días que jugaban con nosotros compañeros de clase, que iban un poco "a su bola". Si tenían que usar los pies, lo hacían. Si tenían que botar con dos manos, lo hacían. Eso me ponía de los nervios, porque yo no podía disfrutar. Ellos no se lo tomaban en serio y yo sí. Quizá yo fuese demasiado exigente, pero tenía la ilusión de poder jugar algún día en un equipo profesional, y no podía andar perdiendo el tiempo de esa manera.
Lo cierto es, que hoy día veo que está pasando algo parecido en el grupo de oración al que pertenezco. Hay algunos que quieren seguir las reglas, las normas, las leyes... y otros que van un poco "a su bola", cogiendo lo que me interesa de aquí, otro poquito de allá, y lo otro que no me interesa para nada, no lo cojo. Desgraciadamente, así no se pude ir. Las normas están para algo, no para hacer lo que queramos e infringirlas cuando no nos interese. Siento esa misma sensación que cuando jugaba con aquellos compañeros que destrozaban los partidos con sus travesuras. Impotencia porque no se lo tomaban en serio.
Eso de mezclarme con los "anti-normas" me desequilibra, porque cuando ellos quieran jugar un partido en serio, me va a costar creerles, y a lo mejor, preferiré jugar sólo o con tres personas más, que mal acompañado.
Los grupos de oración necesitan unidad, porque así es como se hacen fuerte, y pueden ganar partidos. De otra manera, empiezan a perder seguidores, incluso jugadores que prefieren irse a otro equipo, aunque sea más modesto, para poder jugar en serio y hacer bien su trabajo.
Oremos por nuestros grupos de oración. Pidámosle al Señor que se encargue de hacer los equipos. Él, que es el más justo de los justos, sabe más que nadie de nuestras necesidades para que exista unidad y nuestra oración llegue con fuerza al Padre.
Si queremos jugar... juguemos limpio.
El Señor os bendiga.

domingo, 6 de junio de 2010

Corpus Christi

Hoy celebramos la festividad del Corpus Christi. Es la fiesta de la Eucaristía por excelencia. Todos sabemos que esta fiesta se remonta al siglo XIII. En el año 1264 un sacerdote dudaba sobre la transustanciación, esto es, el milagro que sucede diariamente en la Eucaristía, cuando el pan y el vino se convierten en Cuerpo y Sangre del Señor. Así pues, Dios le manifestó que no era mentira, que lo que allí acontecía era cierto y que lo que él pensaba que era pan, era el Cuerpo de Cristo. Cuando celebraba misa, milagrosamente la Sagrada Hostia sangró, llenando el corporal de la Sangre preciosa de Jesús. Estos hechos llegaron a oidos del Papa, en aquel momento era Urbano IV, el cual, tras las comprobaciones oportunas, en las que colabora Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura, instituye la solemnidad del Corpus.
Pues bien, ante estos pequeños apuntes, que nos recuerdan los orígenes, debiéramos ser nosotros los que no dudáramos de tan gran milagro. Y es que hoy salía Jesús, el mismo Cristo, por nuestras calles. Era el mismo Dios, el mismo que murió en la cruz por nosotros, el mismo que sanó a los enfermos, el mismo que resucitó a su amigo Lázaro, el mismo que enseñaba en la sinagoga, el mismo que dió de comer a miles de personas con cinco panes y dos peces, como nos dice hoy su Palabra. De hecho, la foto es de un momento en el que Jesús estaba en la calle hoy. Pues siendo el mismo, a mi me ha dado la impresión, que pocas personas se percataban de ello. He visto a más personas y con más fe (si podemos llamarlo así) en una procesión de Jueves Santo que hoy ante el Santísimo. Y aunque yo sea cofrade, en el fondo, lo que sale a la calle en un paso, no dejan de ser imágenes. Sin embargo hoy, era el mismo Jesús, que salía a repartir bendiciones y se ha encontrado con un montón de gente, pero más que acompañándole, hablándole, o simplemente mirándole, estaban viendo un espectáculo mientras tomaban una cervecita en la terraza de un bar, "un pequeño acto en la calle que organizan los curas". Hoy Jesús salía a nuestro encuentro y le hemos dado la espalda una vez más, o lo hemos ignorado, o simplemente no queremos ni saber quién es. Pero cuando nos vienen los problemas, o las desgracias, nos preguntamos ¿dónde estaba Dios cuando se le necesita? Quizás estamos tan ciegos que, incluso haciéndonos esta pregunta, lo tenemos justamente al lado, pero tal y como ha pasado hoy, no queremos ni verlo.
Por eso queremos pedirte perdón Señor, por tantas veces que te hemos obviado cuando sólo querías nuestra compañía y nada más. Te hiciste pobre por nosotros siendo rey de reyes, vienes humilde a tu propia creación y tus criaturas, tus hijos, no somos capaces ni de agradecértelo. Perdónanos una vez más Señor. Y por supuesto, muchas GRACIAS por quedarte con nosotros.
Gracias Señor.