sábado, 8 de diciembre de 2012

Inmaculada Concepción



¡Alégrate, llena de gracia. El señor está contigo!

Estamos en Adviento. Vamos a comenzar la segunda semana de este tiempo litúrgico. Y en medio… la festividad de la Inmaculada Concepción de María.

He pensado mucho sobre este adviento y, he podido comprobar que es un gran momento para vivir las virtudes teologales. Estamos en el año de la FE. En el tiempo de Adviento, tiempo de ESPERANZA. Y vivimos una situación social en la que, el desempleo, la pobreza, las necesidades, etc. nos ayudan, casi sin darnos cuenta, a vivir la CARIDAD. El Señor nos está pidiendo a gritos que vivamos el Amor, el amor que nos va a traer cuando nazca en unos días. Otra cosa distinta, es que nosotros queramos vivirlo o no. Puesto que nos ha hecho libres, nos lo deja a nuestra elección. No obstante, nos está poniendo las cosas fáciles para ganar en estas virtudes.
En medio, como decía antes, una festividad de María. Precisamente la Inmaculada Concepción que, como todos sabemos, es un dogma de FE.

En el Evangelio de este 2º domingo de adviento, el Señor nos vuelve a dejar claro su mensaje salvífico. Si abrimos bien los ojos y los oídos, Jesús nos lo dice continuamente. No se cansa de avisarnos. No cesa de enseñarnos el camino correcto. No para de mostrarnos la Salvación, y los pasos que debemos seguir para alcanzarla.

María, Madre Inmaculada, que cuidas de nosotros incansablemente; te pedimos que intercedas ante Jesús, para que nos dé Fe o nos aumente la poquita que tenemos. Que sepamos tener Esperanza en su venida, y confiemos en Él. Y, sin duda alguna, que sepamos tener el Amor que Él nos trajo, y lo regalemos como Él nos lo dio, hasta dar su vida por nosotros.

María Inmaculada, Reina del Adviento; ruega por nosotros.

martes, 27 de noviembre de 2012

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.



Hoy celebramos la festividad de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa.

Muchos podemos tener esta pequeña medallita, pero algunos no saben los símbolos que en ella se representan, y eso es lo que hoy quiero resaltar.

Nuestra Señora se presentó a Santa Catalina Laboure y le dijo: "Haz acuñar una medalla conforme a este modelo. Las personas que la llevan con confianza recibirán abundantes gracias".

En el anverso vemos:
María Inmaculada, Madre de los hombres.
María, mensajera, de la ternura de Dios, se muestra en pie. 
Viene hacia nosotros con las manos abiertas y en actitud de acogida. Los rayos son las gracias que salen de Ella, y reparte para nosotros.
María es la sin pecado. Por eso aplasta la cabeza de la serpiente.
Se lee una oración "Oh María sin pecado concebida rogad por nosotros que recurrimos a vos".
Nos da a conocer que es la Inmaculada Concepción.

En el reverso:
El proyecto de amor de Dios hacia los hombres.
La M coronada por la cruz: María esta íntimamente unida al misterio de la Pasión y de la Cruz de su Hijo, desde el Pesebre hasta el Calvario. La barra es una letra del alfabeto griego, “vota” o I, que es monograma del nombre Jesús. Agrupados significa: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.
Dos corazones: el de Jesús y el de María. Representan la fuerza del amor que llega hasta la entrega total. María entró plenamente en ese Misterio de Amor de nuestra redención.
Doce estrellas: Jesús estableció su Iglesia sobre el fundamento de Pedro y sus Apóstoles. Es decir, las estrellas corresponden a los apóstoles y representan a la Iglesia.

Aprovechemos este día para darle gracias nuestra Madre por tantas gracias que nos da, y pidámosle que sepamos hacer siempre la voluntad de su Hijo, no la nuestra.

Que la Santísima Virgen os proteja.



sábado, 27 de octubre de 2012

Comenzamos



Queridos todos.
La Sinagoga de Cafarnaúm quiere abrir su particular año de la fe este fin de semana. Jesús, en el  Evangelio de este domingo; (domingo de la trigésima semana del Tiempo Ordinario) nos lo deja muy claro; y nosotros queremos vernos reflejado en la figura del ciego Bartimeo.

Imaginémonos la escena por un momento. Nosotros le gritamos al Señor: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Los discípulos nos dice: “Levántate, que te llama”. Y Él nos pregunta: “Qué quieres que haga por ti?”. Y le respondemos: “Maestro, quiero ver”. Su respuesta no se hace esperar: “Tu fe te ha curado”. Y desde ese momento recobramos la vista y le seguimos por el camino.

Varias cosas vamos a destacar de esta escena:
1º Pedimos ayuda al Señor: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!

2º Los Apóstoles nos transmiten algo importante: Él te llama. Y efectivamente, el Señor me llama; y te está llamando hoy a ti, que estás leyendo esto. Nos llama a propagar por el mundo su Palabra. Nos anima a ser Apóstoles suyos. Y no hace falta que te marches por ahí, a otro país. Seguro que podemos empezar en nuestra propia familia, barrio, trabajo o círculo de amigos. Pero para eso necesitamos una cosa muy importante. Y se la pedimos.

¡Quiero ver! A veces vemos perfectamente con nuestros ojos físicos (si podemos llamarlos así) Sin embargo, estamos ciegos con los ojos del alma. El mundo en el que vivimos y nuestro pecado, nos envuelven y no somos capaces de ver más allá de nuestras narices. Eso es lo que queremos ver. Queremos que la LUZ del mundo, nos ilumine el camino, la vida; y que nos haga visible ese mal que llevamos dentro y que tapaban las tinieblas del pecado, para poder eliminarlas de nuestro lado. Queremos ver la LUZ de Cristo, la LUZ de nuestro Señor.

4º Y en su infinita bondad y misericordia, el Señor nos lo concede una vez más. No obstante, nos lo concede porque también ve en nosotros eso tan importante que vamos a hablar durante un año entero. La Fe. “Anda, tu fe te ha curado”. Con esto os quiere hacer ver que Él no es, que es nuestra fe la que cura.

Siempre se me viene a la cabeza la misma cosa que nos repite Jesús tantas veces:
“Si tuvierais fe como un grano de mostaza…” Y nuestra fe no alcanza ni a ese minúsculo tamaño. Por tanto, aprovechemos este ratito para pedirle al Señor más fe. Nosotros creemos en Él, pero necesitamos más fe. Para que, como el ciego Bartimeo, recobremos la vista y podamos seguirlo por el camino.

En este mes de octubre que ya termina, te pedimos María, Reina de nuestras almas, Rosa Mystica, y Reina del Santo Rosario; ruega por nosotros.

El Señor os bendiga.

sábado, 15 de septiembre de 2012

El día de la Reina.


Hoy, 15 de septiembre celebramos la festividad de Nuestra Señora de los Dolores. En ella recordamos el dolor y el sufrimiento de María a lo largo de su vida, por aceptar ser la Madre de Dios. María es ejemplo apara nosotros, una vez más, en este caso de sufrimiento. Ella saca su fuerza de Él. De su oración. Quien ama de verdad, sufre con el amado. Nadie ama a su hijo más que una madre, y María, no es la excepción. Ella soportó que no fuera comprendido, aceptado. Soportó su Pasión y Muerte. ¿Hay más doloroso para una madre que ver morir a su hijo?. María aceptó todo eso, aunque posiblemente no comprendiera muchas cosas en cada momento, por amor a su Hijo, por amor a Dios y para que todos nosotros pudiéramos ser salvados.
Meditemos, al menos por un día, los Siete Dolores de María Santísima. 


1. La profecía de Simeón (Lc 2, 25-35)

2. La persecución de Herodes y la huida a Egipto (Mt 2, 13-15)

3. Jesús perdido en el templo, por tres días (Lc 2, 41-50)

4. Su encuentro con Jesús, cargado con la Cruz (Viacrucis, cuarta estación)

5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn 19, 17-30)

6. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc 15, 42-46)

7. La sepultura de Jesús (Jn 19, 38-42)

María, enséñanos a vivir nuestros dolores personales con humildad y paciencia. 
Madre de los Dolores, Reina de nuestros corazones; ruega por nosotros que acudimos a ti. 






sábado, 8 de septiembre de 2012

Natividad de nuestra Señora


Muchas felicidades Madre. Hoy celebramos tu cumpleaños.

¿Quién le iba a decir a Ana, que iba a dar a luz a la dadora de Luz?
¿Quién le iba a decir a Joaquín (Yahvé prepara) que la Niña de sus ojos sería la Madre de todos nosotros?
¿Quién te iba a decir María, que habías nacido para ser la Madre de Dios?
¿Quién te iba decir que en el Cielo se celebraría por todo lo alto tu nacimiento?
¿Quién te iba a decir que tu corazón dulce e inmaculado, albergaría tanto dolor?
¿Quién te iba a decir que ese mismo corazón guardaría tantas cosas?
¿Quién te iba a decir la misión que Dios te había encomendado desde que naciste? ¿Quién te iba a decir que serías la Alegría y la Intercesora de toda la humanidad? ¿Quién te iba a decir que bajo tu manto nos protegerías?
¿Quién te iba a decir que serías la nueva Eva, la que nos regalaría a la Salvación hecha Hombre?
¿Quién te iba a decir que serías la Reina del Cielo; la Reina y Señora de todo lo creado?

No debió ser fácil nacer para ser la Madre de Dios.  Sin embargo, el gozo debió ser el más grande que jamás tuviera persona en este mundo. Fuiste su ungida, permaneciste sin mancha alguna, tu hermosura es tan grande como tu amor, fidelidad, comprensión, bondad, paciencia… no tiene comparación ni límites.
Carezco de palabras para expresar toda tu grandeza, Madre. ¡Cuántas cosas por agradecerte! Y, ¿cómo te lo pagamos? En una semana celebraremos tus 7 Dolores. A esos Dolores, tendrás que añadir nuestro pecado; ver cómo desobedecemos a Tu amantísimo Hijo, cómo desaprovechamos las oportunidades que Él nos pone al alcance de la mano día a día, minuto a minuto. ¡Qué impotencia sentirás ante nuestro actuar! Pero no decaigas y sigue pisando la cabeza de la serpiente, porque contigo a nuestro lado, no tiene nada que hacer.

María, que sepamos ser esclavos como Tú fuiste esclava del Señor. Enséñanos a ser humildes y que sepamos vivir con auténtico gozo, la celebración de tu glorioso nacimiento.

María, la más linda, celeste, bella y pura criatura; ruega por nosotros.

miércoles, 15 de agosto de 2012

María: la elevada al Cielo.



La fiesta que celebramos hoy, debe ser motivo de alegría y un aliciente para seguir adelante en nuestra lucha diaria. La Asunción de María. No es la Ascensión de María, ya que no sube al cielo Ella sola; es la Asunción porque Ella es elevada al cielo, es subida por los ángeles del Señor.

Nosotros, después del  fi n de los tiempos, seremos resucitados por Dios, que nos dará un cuerpo glorioso. Pero María, no esperó a ese fin de los tiempos, porque Dios, al haberla elegida como Madre de su Hijo, como primer Templo y Sagrario de la Trinidad, es elevada al cielo en cuerpo y alma, y desde ese momento, goza de la presencia de Dios con su cuerpo glorioso.

¡Qué fiesta harían en el cielo al verla llegar! ¡Qué caritas tendrían todos! ¿Os imagináis?
¿Qué sacamos de esto?  Varias cosas. Una de ellas es que, como decimos muchas veces, Ella es nuestra intercesora (además de Madre). Tenemos la suerte de que constantemente intercede por nosotros ante el Padre. Nos envía mensajes, recados… y nosotros, desgraciadamente, hacemos oídos sordos a sus palabras.

Otra cosa que podemos sacar de la Asunción de la Virgen, es que precisamente, es la esperanza de nuestra resurrección. Alguno puede decir que Cristo resucitó porque era Dios. Pues María era una persona como tú y como yo. Es más, era pobre, sencilla, y sobretodo humilde, pero de corazón infinito. Ese es nuestro aminar. Ella debería ser nuestro ejemplo. Y sin embargo, ¡qué trabajo nos cuesta ser humildes! Pues que el canto del Magnificat, que podemos leer en el Evangelio de hoy, nos motive a ser cada día un poco más humildes de lo que somos.

Valgámonos del regalo que tenemos y pidámosle a María que interceda por nosotros. Hoy voy a ser un poco egoísta, y quiero aprovechar mi pequeña Sinagoga para que, todo el que lea esto, pida a la Santísima Virgen por las personas que lo están pasando mal en su enfermedad, especialmente por María, una amiga, que lleva el nombre de la Virgen y el dichoso cáncer está ganándole la batalla. Que no tenga sufrimiento, y si Dios quiere que los tenga, que ese sufrimiento y dolor, no caiga en saco roto y el Señor saque muchos frutos de Él.

Para su  Gloria. Amén.
Que el  Señor y su Santísima Madre  os bendiga a tod@s.

viernes, 3 de agosto de 2012

Un milagro de generosidad


Hoy voy a contar una historia real que sucedió esta misma semana, en la que la santa de los pobres, Teresa de Calcuta, volvió a hacer "de las suyas". Los nombres que aparecerán, no son los verdaderos de los protagonistas ya que, los he cambiado para proteger la intimidad de los mismos.

En una parroquia pequeñita, situada en un barrio humilde, el almacén de Cáritas parroquial estaba casi vacío. Imaginaros, en estos tiempos de crisis y de necesidades... no se da abasto. Los patronos de Cáritas parroquial son Juan Pablo II y Teresa de Calcuta; y en cada estancia hay una foto de la santa. Así, ni cortas ni perezosas, algunas componentes de Cáritas, descolgaron de la pared una foto de Teresa de Calcuta, y la fueron pasando por los estantes diciéndole de forma cariñosa: "¡Ay! Teresita, que no tenemos para dar de comer a tanta gente que viene  a pedirnos. ¡Mira!, para que veas, está todo vacío. Anda, échanos una manita".

El párroco, el padre Francisco, fue a hacer unas sustituciones a otra parroquia el fin de semana pasado. Al terminar, y saliendo del templo, oye que lo llaman desde la terraza de una cafetería: 
-¡Padre Francisco!, ven y tómate algo con nosotros.
El padre Francisco accedió y se sentó con los señores que lo llamaban, parroquianos y conocidos suyos. Uno de ellos, en alguna ocasión le había ofrecido ayuda, pero por prudencia, amablemente nunca la tomó. Sin embargo, aquel día, le volvió a ofrecer:
-Padre Francisco, si necesita cualquier cosa para la parroquia, no tiene más que decírmelo.
-Pues hoy te voy a tomar la palabra.-Le respondió el sacerdote, que ante las necesidades de los demás, tuvo que pedir; aunque él, salvo excepciones de extrema necesidad como esta, no lo hace.
-Apúntame en este papel lo que necesite.- Dijo el hombre.
Y así hizo el padre Francisco. Apuntó 60 kilos de arroz, 60 litros de aceite, 60 kilos de garbanzo, 60 kilos de pasta...
-No se preocupe, mañana o pasado mañana lo tendrá allí.
-Muchas gracias, de todo corazón.
Y así fue. El cargamento llegó puntual y en dos días dieron de comer a un montón de familias. De hecho, y por poner un ejemplo, de los 60 kilos de arroz, sólo quedaban 5.

El párroco telefoneó a este hombre para agradecerle su ayuda generosa. Aprovechó para contarle la anécdota de pasar la foto de Teresa de Calculta por los estantes, para que viera que estaban vacíos. Y le dijo:
-En la primera lectura del domingo pasado, a Eliseo le traen veinte panes. él ordena repartirlo entre la gente (cien personas), porque así dice el Señor: Comerán y sobrará. Y lo mismo sucede en el Evangelio. Un muchacho tiene cinco panes y dos peces, y de eso, comieron unos cinco mil sin contar mujeres y hombres, y sobró. Pues lo mismo nos pasa a nosotros. No teníamos pan, como Eliseo y Jesús, y con lo que nos diste, comieron un montón de familias. El Señor te ha utilizado para obrar el  milagro.
Y el hombre le contestó:
-¿Queda sitio en el almacén de Cáritas?.
-Sí, claro.
-Pues la semana que viene llegará un cargamento de 500 kilos de cada producto que me había pedido.
El padre Francisco estaba maravillado ante la bondad del Señor con sus hijos; y no hacía más que agradecerle al hombre y a Dios por todo aquello.

Pero la historia no acaba aquí. Pues al padre Francisco lo llamaron de otra parroquia para informarle que, en agosto ellos no repartirán, y si deseaba, podía pasar a recoger productos como leche, cacao en polvo, galletas... y eso hizo.

Así pues, el Señor hizo el milagro, por intercesión de Teresa de Calcuta. Multiplicó los panes para que sus discípulos pudieran dar de comer a toda la gente que pasa hambre.  
Ante este milagro grandioso, sólo podemos alabar y dar gracias al Señor por su infinita misericordia y bondad para con sus hijos, a los que nunca abandona.

¡Bendito y alabado sea Dios!

domingo, 15 de julio de 2012

¡No tengáis miedo!



El Señor nos envía a evangelizar. A veces, para hacer las cosas medianamente bien, hay que descubrir la verdad que está oculta. Cuando lo hacemos, nos puede entrar el miedo, o la preocupación por las consecuencias que pueda traer: problemas, habladurías, envidias, falsos testimonios hacia nuestra persona… Sin embargo, el Señor nos dice: “No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse”. Y es que nada sucede sin que el Padre lo permita.
            El Señor, por predicar la verdad, padeció la Pasión y Muerte. Luego, triunfó, venció a la muerte, al pecado y está sentado a la derecha del Padre. Él siempre está a nuestro lado para ayudarnos, y nos recuerda: “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo”. ¿Nos parece poca ayuda? Nos está prometiendo la Salvación. Pero pensamos que con la mentira alcanzaremos “nuestra” gloria personal por la vía rápida.

            En el Evangelio de este domingo, el Señor nos envía predicar la Buena Noticia, alentándonos a ello: “Y si en un lugar no os reciben ni os escuchan, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa”.
            Pero para hacer todo esto, debemos tener puesta nuestra confianza en Él. ¡Qué difícil nos puede resultar en ocasiones! ¡Ay!, si tuviéramos fe, tan sólo, como un granito de mostaza…  El Señor nos lo pone muy fácil, pero esa vía rápida nos engaña y nos hace autosuficientes, ignorando que sin Dios no podemos nada, pero con Él lo podemos todo. Su fidelidad es grande y no nos fallará jamás.
            Contamos con la ayuda del Espíritu Santo, de María, de armas como el Santo Rosario, con un ejército de ángeles que Dios nos envía para socorrernos… no estamos solos.

            En este blog siempre encontrarás la cita de Josué 19: “Yo te he mandado que seas fuerte y valeroso. No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
            Por tanto, es algo que nos repite constantemente: No temas, yo estoy contigo. Entonces, ¿a qué esperamos?. Los miedos son provocados por el enemigo, que nos inmoviliza, nos impide avanzar en la construcción del Reino, nos empequeñece en las adversidades, nos hace débiles… Acudamos a la Santísima Virgen María cuando seamos tentados con esos miedos. Con Ella a nuestro lado, el enemigo no tiene nada que hacer.

              Ave María, llena eres de gracia. Reina del Santo Rosario, por tus Dolores intercede ante el Padre, para que seamos capaces de llevar al mundo la Buena Nueva, y no tengamos miedo ni de ello, ni de lo que conlleva. Sé nuestro amparo, y protégenos bajo tu manto. Santa Madre de Dios; ruega por nosotros.


lunes, 18 de junio de 2012

Pasando el Testigo


Nuestra amiga Mento, del blog Peques y Pecas, ha tenido la gentileza de ofrecerme este "Premio", simplemente por intentar evangelizar a través de mi pequeña Sinagoga.

Una vez conté el porqué de este blog, también con motivo de un premio. Aunque se puede evangelizar desde un movimiento cristiano, un grupo parroquial, una hermandad o cofradía, "por libre", etc., el fin es el mismo, y en el mundo de la blogosfera, he procurado seguir en la línea por la que empecé. 

Tratamos de hacer llegar, a todo el que así lo desee, a Jesús y a María.
Aquí nadie obliga a nadie. Nuestros blogs son como pequeños oratorios (algunos son auténticas catedrales)  en los que, si quieres, entras y miras.  Si te gusta, te quedas. Si no, te vas y no pasa nada. Unos están llenos de información, otros son sobrios, otros te llaman la atención por su diseño, otros son Oración y Silencio, otros te ofertan reflexiones para que medites... así, todos colaboramos desde nuestras posibilidades con nuestro granito de arena.

Para aceptar y recoger el premio, supone unos requisitos que a continuación paso a detallar: 

  1. Publicar una entrada en la que contemos qué supone para nosotros ser evangelizadores de Cristo aquí en la blogosfera.
  2. Pasar el sello como si de un testigo se tratase a cinco blogs. Cinco,como cinco son las letras del nombre de MARÍA. Y explicar a su vez el motivo por el cuál se ha de elegir cinco blogs. Como honor a nuestra Madre y pidamos personalmente en una oración intima a María por las personas que están tras esos blog.
  3. Que a cada blog que elijamos, lo anunciemos en la entrada con su respectivo enlace, así nuestros seguidores podrán conocer otros blogs y de ese modo ir conociéndonos.
La lista de Cinco Blogs es la siguiente:






Que este reconocimiento que nos brinda nuestra amiga y hermana Mento, sea un aliciente para seguir evangelizando, cada uno según sus dones y carismas.

El Señor os bendiga.

sábado, 16 de junio de 2012

Corazones

  

Dicen que las hormigas son los animales que más se parecen a los humanos (hablamos, por supuesto, en lo que a sociedad se refiere); muchos estudios, así lo demuestran y dan fe de ello.
Entre ellas se comunican, buscan alimento, protegen el hormiguero, cuidan de sus larvas, se defienden del enemigo… Digamos que todas colaboran entre ellas. Todas se ayudan. Todas comparten. Todas forman una “Común Unidad”.
Este sería el mundo perfecto para nosotros, ¿verdad?. No existiría globalización y, como consecuencia de ello, no habría países ricos y países pobres, sino que seríamos todos iguales. Entre todos nos ayudaríamos, nos alimentaríamos, nos defenderíamos del enemigo… Sin embargo, nuestro hacer es bien distinto.
El hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás (Conc. Vaticano II, Const. Gaudium et Spes, 24).
Cuando nos preguntan si somos plenamente felices, la gran mayoría (siempre hay alguna excepción), contestamos que no; algunos, incluso añade una coletilla similar a esta “seremos plenamente felices cuando estemos en la vida eterna. En esta vida, no podemos ser plenamente felices, pero son los pequeños momentos de alegría, los que nos dan la felicidad”.
La cuestión es que Dios nos ha creado para que seamos felices. No es lógico pensar que nos creara para ver cómo nos peleamos, y tenemos problemas. De hecho, puso a Adán y Eva en el Paraíso para que disfrutaran de él. Y aquí comienza todo: en la soberbia del ser humano. En el mejor sitio donde podíamos estar, se nos ocurre ser más de lo que somos, más que los demás, ser superiores a otros... queremos ser como dioses, y como consecuencia, que nos adoren.
Volvamos a lo que decíamos antes: “El hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás.” Ahí está nuestra solución. Entregarse sinceramente a los demás.
Fijaos, que las hormigas nos ganan en esto. Nosotros, seres “racionales”, teniendo la solución a nuestro alcance, la dejamos pasar porque otras cosas nos atraen más y parecen que nos darán la felicidad que buscamos. Sin embargo, esa felicidad que buscamos es superficial, la que no nos da esa plenitud. El pecado nos corrompe, nos aleja de Dios, nos hace individualistas, egoístas, prepotentes… 



Ayer celebrábamos la festividad del Sagrado Corazón de Jesús. El mismo Corazón del que brotó Sangre y Agua, ser rajado por una lanza. La Sangre que nos salva, que nos libera, que nos protege del mal. Y el Agua que nos limpia, nos purifica, nos convierte. Jesús entrega su vida por tu salvación, por la mía, por la de esa persona que nos hace la existencia amarga y nos pone zancadillas siempre que puede… En Jesús podemos ver el mejor ejemplo de entrega sincera a los demás. ¡Sigámoslo!

            Pero si ayer celebrábamos la festividad del Corazón de Jesús, hoy, sábado, día de la Virgen, celebramos la festividad del Inmaculado Corazón de María. En esta jornada nos narra el Evangelio, un episodio archiconocido. “El Niño perdido y hallado en el templo”. Pero nos quedamos, precisamente hoy, con un par de cositas de manera muy especial:
Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”.
“Su madre conservaba todo esto en su corazón”
En el primer punto a destacar, leemos las palabras que María dijo a su Hijo Jesús, cuando lo encontró en el templo hablando a los doctores. Jesús estaba haciendo lo que tenía que hacer, la voluntad del Padre. Nosotros, no siempre hacemos la voluntad del Padre. Desobedecemos, nos apartamos de Dios y, por tanto, andamos perdidos de verdad. Escucha entonces atento la voz de María que te dice. Que me dice. Que nos dice a cada uno de nosotros: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu Padre y yo te buscábamos angustiados”. Recapacitemos sobre esto, así veremos cuál escasa es nuestra fidelidad.
Pasemos al segundo punto. Cuando María ve nuestra desobediencia, y qué mal nos portamos. Cuando ve que Dios nos abre su Corazón, nos tiende continuamente su Misericordia y no acudimos a ella. Cuando ve que Ella intercede por nosotros y no ve “mejoría” en nuestro comportamiento. Cuando ve que tenemos la salvación a nuestro alcance con sólo desearla, y no la tomamos…. Seguro que guarda ese dolor intenso de madre en su corazón.

            ¿Qué estamos haciendo? Que en estas dos jornadas, en las que hemos celebrado la festividad de los dos Corazones, nos haga pararnos a pensar, a meditar, a recapacitar, a orar sobre nuestra conducta, y seamos lo suficientemente humildes para reconocer nuestras faltas, pongamos remedio, y nos acerquemos cada día más, a los Corazones amorosos de Jesús y María.

jueves, 7 de junio de 2012

Esto es mi Cuerpo


“Jesús se hace presente en la Eucaristía”.

¿Cuántas veces hemos oído, leído y dicho estas palabras?. Pero la cuestión es; ¿creemos de verdad que ahí, en la Sagrada Forma, está Jesús? Cada uno que conteste interiormente a esta pregunta. Es innegable, que creer que tenemos siempre que queremos a Jesús Eucarístico en un Sagrario, es un acto de fe. De hecho, muchas veces vemos a personas que, nada más terminar la Eucaristía, cuando el sacerdote, aún no ha abandonado el presbiterio siquiera, se apuran en dar la vuelta para abandonar el banco y hablar con el primero que se encuentre en el camino. Pero, ¿acaso no somos auténticos Sagrarios los que acabamos de comulgar?.

Hoy jueves, en algunos lugares se ha celebrado la festividad del Corpus Christi. La mayoría lo haremos el próximo domingo. El Señor saldrá a la calle. Es la procesión por excelencia, y sin embargo, cuántos desperdician la ocasión porque el día está bueno para ir a la playa, o porque “pasan de procesiones”, o simplemente, porque ignoran Quién está ahí.
Jesús Eucarístico, sale a reunirse con su pueblo, con sus hermanos. El Rey de Reyes estará con nosotros dando un paseo. ¡Qué privilegio! Nuestra Salud física y espiritual, nuestro Amigo. Él nos dice constantemente “Venid a mí los cansados y agobiados que yo os aliviaré”. Y somos tan necios que no acudimos.

Aprovechemos este domingo, cuando haga ese paseo a nuestro lado, para hablar con Él, contarle nuestras alegrías, nuestras penas, nuestros problemas, nuestras inquietudes… démosle gracias por todo lo que nos da; y pidámosle que nos dé lo que más convenga a nuestras vidas, que nos alivie ese cansancio, nos quite los miedos, nos lleve por el camino recto, nos sane y nos colme de bendiciones.
Si tuviéramos fe como un grano de mostaza, le diríamos a la higuera: arráncate de raíz y plántate en la orilla de mar. Y la higuera nos obedecería. ¡Cómo un grano de mostaza! nos dice el Señor. No perdamos la oportunidad de pedirle que nos aumente la fe, esa fe que nos falta y que tanto necesitamos, aunque a veces, ni siquiera, caigamos en la cuenta de ello.

Tenemos tanto que contar al Señor… y desaprovechamos el tiempo, pudiéndonos llenar de su gracia en cualquier Sagrario del mundo.

Hoy quiero pedirte Señor, precisamente eso; que nos aumentes la fe. Que acudamos a Ti las veces que lo necesitemos. Ábrenos los ojos y ayúdanos a ver la Verdad, el Amor, el verdadero Camino. Enséñanos a orar una vez más, Jesús. Queremos ser como Tú. Que esos dones que nos has regalado, a través de Tu Santo Espíritu en Pentecostés, sepamos descubrirlo y ponerlo al servicio de los demás. Y, sobretodo, líbranos del maligno.


miércoles, 2 de mayo de 2012

Yo he venido al mundo como luz

"Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas".

Esto nos dice hoy el Señor por medio de Su Palabra. Él viene a traernos la luz, porque Él es la Luz por excelencia. Viene a sacar de la oscuridad a todo el que quiera. No obliga a nadie a ir con Él. De la misma forma, tal y como nos dice el Evangelio de hoy, no ha venido al mundo a juzgar nuestras acciones, sino a salvarnos, a perdonarnos. 
Con tantas facilidades que nos da, seríamos tontos si no las aprovecháramos, ¿verdad?. Sin embargo la rutina, el día a día, el aburrimiento, "nuestras cosas", nos envuelven y apartan del Señor. Seguro que nos llama una y otra vez, e incluso lo escuchamos; pero preferimos seguir en "lo nuestro". Ahí está nuestra libertad, con la que nos ha dotado. Haciendo uso de ella, podemos seguirlo y no quedar en tinieblas. O podemos no seguirlo y quedar en tinieblas. De nosotros depende.
Todos queremos estar en la luz, donde se ve la verdad con claridad. Las tinieblas, por contra, nos hace vivir en el error, porque no podemos ver con claridad lo que tenemos delante.
Él vino a cumplir la voluntad del Padre. Él nos dice lo que le ordenó el Padre. Y nos recalca que el mandato del Padre es vida eterna.

María, en este segundo día del mes de mayo, acudimos de nuevo a ti. Tú, que diste a luz a la Luz del mundo, intercede por nosotros ante el Padre, para que, siguiendo a Jesús, faro de nuestras vidas, seamos salvos y liberados de nuestras tinieblas. Ayúdanos a permanecer en la Luz de Cristo. Sé Tú la Estrella que ilumine nuestro oscuro caminar.

Santa María; Reina de la Luz y Estrella sublime: Ruega por nosotros 

martes, 1 de mayo de 2012

1 de Mayo

Iniciamos hoy el mes de mayo. Mes dedicado a nuestra Madre, María. Sin embargo, el primer día del mes, desde el año 1955, está dedicado -como ya sabemos- a San José obrero, dedicando por extensión dicho día, a todos los trabajadores. En la situación laboral que vivimos, casi que parece una contradicción que se celebre el día internacional del trabajo. Pero dejemos este tema a parte.
San José, padre putativo de Jesús, fue el único hombre que acompañó a Jesús en todas las tareas del día.

Nos cuenta el libro del Génesis, que desde el primer pecado cometido por Adán y Eva, el hombre está "castigado" a trabajar para poder comer. "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Génesis 3:19). Pero el trabajo no debemos verlo como castigo, sino como una forma de glorificar a Dios; pues del fruto del trabajo podemos comer, vestirnos, y cubrir esas necesidades básicas que tenemos los hombres. El trabajo es una oportunidad de ofrecer al Señor nuestro esfuerzo, problemas... ese sudor del que nos habla el Génesis.

El mejor ejemplo de trabajador lo tenemos en San José. Persona importantísima y que tantas veces pasa desapercibida entre nosotros. San José es símbolo de prudencia, de generosidad, de silencio, de humildad, de dignidad... de trabajador. Y como ejemplo nuestro... ¿lo seguimos?. Esta es la pregunta y la meditación que me planteo hoy y que comparto con todo el que quiera.

¿Soy honrado en mi trabajo? ¿Ayudo a mis compañeros en el trabajo, o le hago la vida imposible para lucrarme? ¿Soy justo? ¿Presto servicio con mi trabajo? ¿Acabo mi trabajo lo mejor posible, sabiendo que Dios se merece siempre lo mejor de mí mismo, y no las cosas mal hechas?

A veces, en la vida de comunidad parroquial, somos peores que en la laboral. Por eso me pregunto:
¿Hago las cosas por amor a Dios y a los demás? ¿Mi labor (sea cual sea) es desinteresada o busco reconocimientos "absurdos"? ¿Trabajo para los demás o para vanagloria mía? ¿Me alegro del trabajo bien hecho de otros, o la envidia me corroe? 

Todos nos conocemos a nosotros mismos, pese a que queramos engañarnos, o nos dejemos engañar como Adán y Eva. En el fondo sabemos cuando nos engañamos, y a ciencia cierta sabemos que a Dios no lo podemos engañar, porque es nuestro creador, el verdadero conocedor de todo. 
Hagamos, pues, un pequeño esfuerzo e intentemos seguir un poco más, el ejemplo grandioso que nos dejó José, el carpintero. El obrero por excelencia.

María, Madre nuestra, hoy comenzamos el mes que te dedicamos. "El mes de las flores. El mes de María". Ruega por nosotros ante el Señor y cúbrenos con tu manto para que podamos vencer al enemigo.

El Señor Resucitado os bendiga.

lunes, 16 de abril de 2012

Misericordia Divina. Felicidades.


Ayer celebramos la jornada de la Misericordia Divina. Es por eso que no quiero dejar pasar la ocasión de dar las gracias a Dios por todo lo que hace por nosotros. En primer lugar, por haber pasado la Pasión y Muerte, que hemos celebrado la semana pasada. Y por supuesto, por haber Resucitado. Con su Muerte, el Señor ha vencido al pecado. Con su Resurrección, el Señor nos ha devuelto a la VIDA. Y digo VIDA (con mayúsculas), porque sin Él, estábamos encerrados en las tinieblas, en la oscuridad. Ahora, el Señor nos abre las puertas de la Gloria y nos invita a su Banquete eterno.
            El domingo pasado celebrábamos el día más grande del año para un cristiano. Ayer, se aparece resucitado a sus discípulos, y nos regala el sacramento de la penitencia. Nos da el precioso don de su Perdón. Perdón, sin el cual, no podemos entrar en el Paraíso. Es tan grande su Bondad, que se apiada de nuestra miseria, y pone a nuestro alcance, todos los medio necesarios para llegar a la Salvación. En nuestra torpe libertad, a veces no escogemos el buen camino, y es por eso que, cuando acudimos a Él, nos perdona y nos da una nueva oportunidad.
Hoy quiero pedirle perdón por mi soberbia, mis enfados, mis preocupaciones, por no haberle dado a Él, en ocasiones, la prioridad en mi vida, por haberme dejado seducir por el enemigo… por mis tantas faltas de Amor.
El Señor nos hace una invitación: “Ven a Mí. Yo perdono todas tus faltas, y te acojo en mis brazos amorosos y misericordiosos. Estoy aquí, a tu lado. Acude a Mí siempre. Yo sólo quiero lo mejor para ti. Recuerda que no hay mayor Amor que el que entrega su Vida por sus amigos. Yo, ya no te llamo siervo. Eres mi amigo, y yo quiero ser tu Amigo. El amigo que nunca falla. Descarga en Mí tus problemas, preocupaciones, desengaños, dolores, angustias… descánsate en Mí, confía en Mí.”

Aprovecho la ocasión para felicitar a Su Santidad el Papa Benedicto XVI, por su cumpleaños. El próximo jueves, día 19 de abril, como todos sabemos, será también aniversario de su Pontificado. Por eso, en nuestra oración, estará de manera muy especial esta semana, nuestro querido Benedicto XVI. Que el Señor le dé la capacidad que necesita para “capitanear” (si se me permite la expresión)  a la Iglesia en estos tiempos difíciles. Difíciles por el laicismo, por la rebeldía, por nuestra tibieza (sus miembros)… No rezaremos ni oraremos únicamente por las intenciones del Santo Padre (que también), sino por el Santo Padre; para que el Señor le dé lo que necesita, lo que es lo mejor para él. Para que, inspirado y ungido por el Espíritu del Señor, al que esperamos en Pentecostés, le ayude a cumplir Su Santa Voluntad, porque así, llevará a este rebaño “revoltoso” por la buena senda.

¡FELICIDADES!

Desde aquí, también quiero expresar mi apoyo al Santo Padre. ¡Yo estoy con Pedro! ¡Yo estoy con Benedicto XVI! Que el Señor lo colme de bendiciones y María Santísima lo proteja, con su manto, de todo mal.
Un abrazo en Jesús Misericordioso.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Ya estamos en Cuaresma


Iniciamos la cuaresma. Todos sabemos que entramos en un período de cuarenta días, en el que debemos prepararnos para la alegría de la Pascua. La mayor fiesta que celebramos los cristianos. La Resurrección del Señor.
Con la imposición de la ceniza, se nos dice “Conviértete y cree en el Evangelio”. ¿Por qué tenemos que convertirnos? ¿Acaso no somos católicos “practicantes”? Convertirnos significa cambiar, corregirnos, renovarnos. Aunque suene a tópico: cambiar el hombre viejo por el hombre nuevo. El imperativo “conviértete”, no es solo para los que no van a misa, o los que no se confiesan, o los que no creen. Es para todos. Por eso decimos que es un tiempo de penitencia y oración.
Jesús sufrirá la pasión y morirá en la cruz por todos nosotros. Gracias a su padecimiento, perdona nuestros pecados. Por eso es el mejor momento para romper con ese “hombre viejo”, con el pecado,  y dejar de dar la espalda a Dios.
En este tiempo, debemos aprovechar los medios que la Iglesia nos propone:
  • La oración. Imprescindible para el encuentro con Dios.
  • Lectura de la Palabra de Dios. “No solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.
  • Sacramentos como la Penitencia y la Eucaristía.
  • Pequeños sacrificios, aceptar con humildad los contratiempos…
  • Ayuno y abstinencia.
  • Etc.
Hemos oído en otras ocasiones: “Polvo eres y en polvo te has de convertir” Esto nos recuerda que en este mundo dejamos todo lo material. A veces, pensamos que vamos a ser eternos (en esta vida), y que nunca nos moriremos. El materialismo, la soberbia, la envidia, la codicia, se apodera de nosotros. Y es que el demonio se disfraza atractivamente de dinero, riquezas, poder, de manera que nos envuelve. Pero por mucho que tengamos, nos iremos sin nada. Porque polvo somos, y en polvos nos convertiremos. Debemos, pues, atesorad tesoros en el cielo, en vez de atesoradlos en la tierra. “Polvo eres y en polvo te has de convertir” nos recuerda una idea parecida a la anterior, es decir, debe ser una llamada de atención que nos indique que debemos ser más humildes. Nos indica que debemos convertirnos, que debemos renovarnos, que debemos cambiar el “chip”.

Aprovechemos la cuaresma, que dura desde hoy, miércoles de ceniza, hasta la misa vespertina del Jueves Santo. Es momento de preparar la Pascua. Es momento de reconciliarnos con Dios. Es momento de intensificar la oración. Es momento de cambiar, de mejorar, de aprender de los errores. De hacer  más sacrificio, más penitencia.

Es momento… de seguir a Cristo. De  verdaderamente dejarnos hacer por Él para,  así, poder construir su Reino.

martes, 14 de febrero de 2012

Miembro de Catholic.net

Queridos hermanos blogueros. Desde hoy pertenezco al mundo de las alianzas de Catholic.net. Muchos de vosotros, sé que ya sois miembros (algunos veteranos). Me ha dado mucha alegría y quería compartirla con todos vosotros.
Gracias a todos por vuestros apoyos, comentarios, y "ciberamistad" (si se puede llamar así). Juntos, aunque en la red y unos más que otros, estamos creando y haciendo, COMUNIDAD. Mi felicitación a todos por el trabajo realizado. El Señor poco a poco, hace que ese trabajo dé sus frutos.
El Señor os bendiga.



miércoles, 8 de febrero de 2012

Todos somos iguales


Cuando escuchamos la expresión “todos somos iguales”, seguro que pensamos que así debiera ser. En realidad para Dios todos somos iguales, todos somos sus hijos, todos somos sus criaturas, todos somos salvos y herederos del Reino (si queremos).
Las diferencias las creamos nosotros mismos. Algunos sabemos de esa igualdad, otros no conocen esa gran noticia, otros no quieren creérsela, otros se piensan con mayores méritos que los demás… Y lo más gordo, si podemos calificarlo así, lo tenemos dentro de la Iglesia. Y digo lo más gordo, porque debiéramos dar ejemplo. Vale que pase en los trabajos, en las oficinas (que no tendría que ser así), pero nosotros, que somos Iglesia, tenemos que trabajar y luchar para que, al menos, entre nosotros no suceda así. Sino… ¿cómo vamos a salir a evangelizar?. Quizás pensamos que sólo pasa en nuestras parroquias; pero pasa en todas (diré casi todas por aquello de la excepción que confirma la regla).

Las situaciones de dolor, de traición, de impotencia que viven muchas personas por culpa de otras, podemos compararla (salvando las distancias) a la que Jesús sufrió por parte de Judas Iscariote. Y es que siempre hay un Judas en medio de nosotros. Siempre hay alguien que quiere hundirnos, que quiere hacernos desaparecer por un premio. El de Judas fue un puñado de monedas. El nuestro quizá sea un protagonismo especial, un querer sobresalir sea como sea, un cargo o un puesto…¡qué asco! (con perdón de la expresión). Y es que, como Judas, consideramos amigos a una serie de personas, y éstas nos traicionan, nos clavan la puñalada por la espalda, hablan mal de nosotros y ponen al resto del personal en contra nuestra. Puede que sea la envidia, puede que sea la soberbia de querer ser más que los demás, y si no pueden hacerse con lo que quieren por sí solos, son capaces de herir y/o matar a su propio hermano con tal de alcanzar esa “gloria”. Pobres… aún no se han enterado que la Gloria es para Dios, y que tenemos que atesorar tesoros en el Cielo, porque el de esta vida terrenal, acabará cuando el Padre nos llame.

Muchas veces hemos oído la expresión “¿conoces a Pepillo? Pues dale un carguillo” Y así es. Por un carguillo, aunque sea sin remuneración económica (gracias a Dios, sino la cosa sería peor), rompemos relaciones familiares y de amistad. Y cuando termine la etapa del “carguillo”, después de haber traicionado a tus amigos, después de haber incluso dejado de saludar, cuando vuelvas a tener la misma situación de antes, cuando ya no seas “jefecillo” de catequistas, de grupo de oración, de hermandades y cofradías, o de lo que sea… ¿qué será de ti? Después de dar la espalda a los que te querían, supongo que querrás volver con el rabo entre las patas. Muchos ya no querrán recibirte porque no te conocen. Otros te volverán a dar otra oportunidad, pero ya no será lo mismo porque han perdido tu confianza.

¿Merece la pena causar ese dolor en los demás? ¿No crees que te perjudicas y terminas perdiendo más tú? ¿Luego no te sentirás solo? ¿Serás capaz de reconocer humildemente tu error? Supongo que para ti, la culpa será de los demás, que no te quieren, y querrás “comprar” amistad por otro sitio.

Todos somos iguales. Todos necesitamos de todos. Merece la pena estar juntos, estar en la batalla unidos, compartir de verdad, dar a cambio de nada.
Todos somos iguales. Al final, todos terminamos causando dolor a Dios con nuestro pecado. Todos somos iguales. Todos somos un poco Judas.