Hoy hemos celebrado la Fiesta de la Medalla Milagrosa. También se celebraba la Vigilia de Oración convocada por el Papa Benedicto XVI por toda vida humana naciente. Y coincidiendo con estos dos acontecimientos, comenzamos el Adviento.
Todos sabemos que el adviento es tiempo de esperanza. Esperanza porque ansiosos esperamos que el Hijo de Dios nazca en nuestro interior como lo hizo en Belén. Esperamos la Luz del mundo, la Luz por excelencia; más fuerte y poderosa que el mismo sol. La Luz que nos da la Vida, que nos ilumina en nuestro caminar, que aleja de nosotros toda oscuridad y tiniebla, la Luz que sana nuestros corazones heridos, la Luz que nos trae la verdadera paz y felicidad, la Luz que aclara nuestras ideas, la Luz que nos llena de Amor.
Queremos acudir en este tiempo, especialmente a María. Ella vivió el primer Adviento. ¿Quién mejor que Ella supo esperar al Señor? Ella que, además de dar a luz, dio la Luz al mundo.
Pero en el adviento, al igual que María, debemos tener una buena disposición, porque no todo es "bonito". Es decir, el adviento es esperanza, pero también es preparación para el sufrimiento, el rechazo, el dolor... Ella temía ser rechazada, Ella también se preparaba para la pobreza, es más, tuvo a su Hijo en un establo. Así nosotros, en nuestras vidas, tenemos que enfrentarnos -y hoy día más que nunca-, a todas estas situaciones. Nadamos contracorriente, pero no por ello nadamos equivocadamente. Seguir al Señor es seguir el camino correcto.
Voy a compartir una pequeña vivencia que he tenido, o mejor dicho, una percepción mía.
Llegando este tiempo, empezamos a preparar todo para la celebración de la Navidad. Antes todo era distinto, el llamado "espíritu navideño" se respiraba en estas fechas cercanas. Hoy día, cada vez hay menos cosas que nos centre la Navidad en lo que verdaderamente es. Cada año hay más adornos, más más menús para las cenas y comidas, más decoración de mesas (con las vajillas, cristalerías...) y todo se va enfocando a eso. Pero sólo a eso. En casa siempre hemos puesto el "Belén" o "Nacimiento" pero cada año encuentro menos cosas para ello en los grandes almacenes. Recuerdo cuando ponían el "Belén" y me gustaba contemplarlo. Ahora ya no lo ponen. Pero eso si; juguetes, consolas, videojuegos, cristalerías y "Papanoeles"... los que quiera. Es como si quisieran obligarnos a celebrar la Navidad a la forma "laicista" y no a la Cristiana.
Dicho esto, me gustaría pedir, en esta nueva oportunidad que nos brinda Dios, que su Hijo llene de Luz el mundo. Este mundo que poco a poco vamos oscureciendo con nuestras envidias, soberbias, egoísmos, prepotencias, abortos, poderes absurdos, malas palabras, y otros actos sombríos y tenebrosos. Él es el único que puede cambiar nuestros corazones para que, de verdad podamos construir su Reino.
Oración a la Virgen del Adviento
María, Virgen del Adviento, esperanza nuestra
de Jesús aurora, del cielo la puerta
Madre de los hombres, de la mar estrella,
llévanos a Cristo, danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,
del Señor la esclava, del mundo al Reina.
Alza nuestros ojos hacia tu belleza,
guía nuestros pasos a la vida eterna.
Amén.
María del Adviento, ruega por nosotros.