
Aunque esté tanto tiempo sin escribir, no quiere decir que me olvidara del blog. Simplemente que, otros quehaceres, me han impedido dedicarle un poquito de tiempo. Llevo varios días queriendo escribir esto, pero por los motivos ya mencionados, no he podido.
Esta foto que traigo hoy, para mí es significativa. Y es que me propusieron pertenecer a un grupo de la parroquia. Me ha costado decidirme, porque lo primero que pensé, -y pienso que demasiadas veces lo hacemos- es en todos los inconvenientes que me traían. Debo dedicar más tiempo a mi nueva misión, a los demás. Me puede quitar también un poco de la rutina diaria. Eso está bien, pero pensé, desde mi comodidad, que podría ser otro inconveniente. Después de pensarlo, orarlo, consultarlo mucho, me decidí a decir “SÍ”.
Después de esto pensé: “¿Quién te ha llamado a meterte en este berenjenal?” Pero obtuve la respuesta rápida: Dios. Inmediatamente, se me vino a la cabeza, que
¿Cuántas veces he cantado “quiero decir que Sí, como Tú, María?. Pues, por lo que se ve, me ha escuchado y me lo ha concedido.
A veces comparo estas pequeñas “misiones” (si podemos llamarlas así), con un cuadro. Antes de empezar la pintura, el autor quizás tiene en su mente lo que quiere plasmar. Prepara el lienzo, coge los pinceles, los óleos y empieza su obra. Cuando la termina, puede que no sea lo que tenía en mente, pero al final, el resultado es una bella estampa. Pues en nuestras tareas, el lienzo es donde mostraremos nuestro trabajo. Somos los pinceles, y Dios nos usa para realizar la obra. Unas veces cogerá un pincel fino; otras, uno grueso; otras, incluso una espátula… y esos somos cada uno de nosotros. Con nuestras funciones asignadas, para que la obra de Dios, sea lo mejor posible. Pero eso sí; debemos ser dóciles y dejarnos usar por Él.
Ahora mismo el lienzo está en blanco. Pero estoy dispuesto a ser usado por Dios, y cuando vengan las dificultades, intentaré superarlas, sabiendo que Dios no me va a pedir más de lo que yo pueda dar. A parte, cuento con su ayuda y con la de nuestra Madre,
Todos tenemos que trabajar en distintos campos, en distintas ocasiones, con distintas dificultades. ¿El resultado a conseguir? Aportar nuestro granito de arena en la construcción del Reino de Dios. ¿Cómo? Salvando almas con nuestra evangelización y buen ejemplo. ¿Tarea fácil?. No. Pero para Dios, nada hay imposible, porque es el que todo lo puede. Nuestro Señor. Nuestro Consolador. Nuestro Creador.
El Señor os bendiga.