viernes, 3 de abril de 2009

"Una vez al año..."

Tenía en mente escribir acerca de esto, entre otras cosas, porque se acercaban estas fechas. Han pasado por mi cabeza varias ideas, y últimamente se acentuó una. Para colmo, esa última idea la he comentado con otras personas, y es lo que me ha hecho decidirme. “El Señor querrá que escriba sobre esto” –pensé, porque las casualidades, ya sabemos que no existen; pero sí que existen las “Jesualidades”.
Hoy es Viernes de Dolores. El próximo domingo comenzará la Semana Santa (aunque para muchos, hoy viernes empieza con alguna salida procesional). Las hermandades y cofradías ultiman los detalles para sacar a sus Sagrados Titulares por las calles de su localidad. Las “papeletas de sitio”, así como las túnicas, están entregadas desde hace varios días; los pasos están montados en los templos; se están terminando de limpiar los distintos enseres; las flores están compradas, contratadas o punto de estarlo, el acompañamiento musical está previsto; y así un largo etcétera porque nada puede fallar el día de la salida procesional, por el que se ha estado esperando un año.
Pero, ¿qué vamos a recordar estos días? Esa es la pregunta que debemos hacernos. Tengo entendido que es la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor, Jesucristo. Pero es que esta pregunta nos lleva a otra. ¿Quién es Jesucristo? Porque eso de Pasión, Muerte y Resurrección queda muy bien y por todos es sabido, incluso ya de modo rutinario. Pero por mucho que se sepa lo que vamos a revivir estos días, si no conocemos a Jesús, es muy difícil que sepamos vivirlo. En otras palabras, si no conocemos a Jesús de verdad, difícilmente encontraremos sentido a todo esto durante el resto del año. Y a los hechos me remito. Una o dos semanas antes de la Semana Santa, los llamados “capillitas” están nerviosos porque van a sacar su paso a la calle. Esos días van por la iglesia a ver las sagradas imágenes de cuya advocación son hermanos, contemplan los pasos, ayudan a la decoración del mismo,… y se sienten importantes. Esos días se colocan sus trajes y medallas para la celebración de los cultos internos; no pueden faltar tampoco sus insignias, y sacan mucho pecho para que se les vea bien. Llega el Domingo de Resurrección y con él, el primer Lunes de Pascua. Estos “capillitas” no pisarán la iglesia hasta la cuaresma del año siguiente para realizar la misma operación. Pero en estos días de duro trabajo cofrade, han estado dándose a “su” hermandad como el que más. Sintiéndose, protagonista, partícipe de las celebraciones…y el mejor cofrade que pisa el templo. ¿De qué sirve esto si el resto del año se olvidan del Señor? ¡Qué equivocados están!. Se conforman con ser cofrades dos semanas al año, pudiendo sentirse hijos de Dios todos los días del año; pudiendo sentirse partícipes de cada Eucaristía diariamente, pudiendo sentirse verdaderos cofrades todo el año.

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