Llegó el día. Y nosotros no podemos más que orar por Benedicto XVI, que deja vacante la Cátedra de San Pedro. A su vez, tenemos que invocar al Espíritu Santo para que sea Él, de verdad, el que elija al nuevo Papa. Que los hombres no le cortemos las alas al Espíritu de Dios, para que se cumpla Su Voluntad, y no la nuestra.
Corren tiempos difíciles, estamos pasando dificultad, y la Iglesia debe ser fuerte. Si todos somos Iglesia, hagámosla fuerte. Es tarea nuestra, misión nuestra.
La barca parece que se tambalea en la tormenta. Dios es el único que puede darnos al mejor capitán para que sepa seguir sus instrucciones y la maneje.
Sin ser casualidad, aprovechemos este año de la Fe, iniciado por Benedicto XVI, para poner en práctica esta hermosa virtud, y poniendo nuestro granito de arena, confiemos en Dios; porque todo está en sus manos... si le dejamos.
Querido Benedicto XVI. No podía despedirme sin decirte: GRACIAS POR TODO. Que el Señor te bendiga.
jueves, 28 de febrero de 2013
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