Hoy es Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma. Por eso he querido traer este cuadro de Pieter Brueghel el Viejo. Bueno, en realidad, como ya sabéis, he preferido coger un detalle; detalle que, precisamente, da título a esta obra: "El combate entre don Carnal y doña Cuaresma". Y es que no es casualidad que el carnaval lo celebremos justo antes de este tiempo litúrgico. Antiguamente, y por supuesto en la Edad Moderna, momento en el que Brueghel pinta esta tabla (1559), no había métodos para guardar la comida, que no se iba a utilizar, sin que se estropeara. El tiempo de Cuaresma era un tiempo de oración, ayuno y limosna. Como hoy. Ante ese ayuno y, ante la incapacidad de conservar los alimentos, había que gastarlos para no desperdiciarlos. Por eso se celebraba el carnaval, fiesta en la que, más que disfraces, se despilfarraba la comida y la bebida. El consumo de alimentos, por la razón ya mencionada, tenía que ser absoluto.
El cuadro tiene más escenas que merecen la pena en este aspecto, pero lo que nos trae aquí es especialmente este detalle pictórico.
Vemos a don Carnaval, o don Carnal, bien grueso, subido en un barril de cerveza, lleva por sombrero una tarta o pastel, y en lugar de una lanza para en enfrentamiento, carga en su mano derecha con una brocheta gigante de, lo que puede ser carne asada. Por su parte, doña Cuaresma, una señora escuálida, se enfrenta, sentada sobre un reclinatorio y llevada por una monja y un monje, con una pala con dos arenques (símbolo de la abstinencia). Por sombrero posee una colmena (miel de cuaresma).
No hace falta decir que siempre gana dona Cuaresma.
Y es que, como decía antes, hemos entrado en este tiempo de oración, limosna y ayuno. Un tiempo que nos lleva a una fiesta mucho mejor que la que dejamos atrás. Es la Fiesta por excelencia. La Pascua. La Resurrección del Señor. Pero para llegar en condiciones a esta gran Fiesta, debemos prepararnos en estos cuarenta días que nos separan de la Semana Santa, en la que celebraremos la Pasión y Muerte de Jesús.
Nuestro propósito debe ser convertirnos, como se nos decía hoy en la imposición de la ceniza. Mejor dicho, hacer lo posible para que el Señor nos convierta, que es el único que puede hacerlo, ya que nosotros, por nuestros propios medios no podemos.
Por eso, pidamos al Señor que nos convierta y, arrepentidos de nuestros pecados, y con la alegría de sabernos hijos suyos, podamos llevar su Palabra allá donde vayamos.
Que este tiempo fuerte que hemos iniciado hoy, sepamos vivirlo intensamente y nos sea fructífero a cada uno de nosotros.
El Señor os bendiga.
3 comentarios:
Me uno a tus peticiones Rafa, que este tiempo sea feliz y pleno para el camino de nuestra conversión.
Que Dios te bendiga.
Un abrazo.
Que el Señor nos conceda su Espiritu y noa ayude a ser unpoquito como ÉL que este tiempo de GRACIA no hechemos en saco roto su gracia en nosotros feliz cuaresma muy unidos en oración
Rafa que de verdad nos convirtamos.
Que el Señor nos de su gracia.
Saludos.
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