8 de diciembre. Festividad de la Inmaculada Concepción de María, nuestra Madre. Patrona de España.
Muchos siguen creyendo que la Inmaculada Concepción quiere decir que Jesús nació de María y ella permaneció virgen siempre. Sin embargo, hay que recordar que el dogma que celebramos hace referencia a la pureza de María desde su concepción, es decir, desde que fue concebida en el seno de su madre Santa Ana, Ella no tuvo jamás mancha alguna, quedó exenta del pecado original, no en vano, Dios tuvo ese privilegio porque iba a ser su Madre. Es lógico pensar esto, ya que María sería el primer y Divino Sagrario. Decía San Anselmo: «La Madre de Dios debía brillar con pureza tal, cual no es posible imaginar mayor fuera de la de Dios».
Si Cristo es el nuevo Adán -como nos dice San Pablo- María es la nueva Eva. Si Eva fue la primera mujer que cometió pecado, María es la primera y única que nunca lo tuvo. Eva fue desobediente, y María siempre obedece al Señor, es su esclava y la que le dijo SÍ. María, la llena de gracia de Dios.
El Papa Pio IX proclamaba el 8 de diciembre de 1854 el dogma de la Inmaculada Concepción: «La doctrina que enseña que la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su Concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, es revelada por Dios, y por lo mismo debe creerse firme y constantemente por todos los fieles».
No dejemos de acudir a nuestra Madre celestial, nuestra querida María, la Inmaculada Concepción, Ella nos ayuda siempre e intercede por todos sus hijos. Sigamos su ejemplo de humildad y lucha contra las tentaciones. Acudamos a Ella siempre, pues el maligno huye en su presencia, no soporta que una "simple" persona, sea superior a él.
Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.
El Señor nos bendiga.
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