Hoy quiero dejar un breve comentario al Evangelio del día, que está tomado de Juan 3, 16-21
Si encendemos una vela en una
habitación oscura, el objeto que esté más cerca de la luz se
iluminará. A medida que alejamos ese objeto de la luz, cada vez se
verá menos hasta que se pierda en la oscuridad.
Esto mismo es lo que nos dice
Jesús en el Evangelio: “Pues
todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la
luz, para no verse acusado por sus obras.”
Es decir, que nos alejamos de Dios por temor a ser juzgados por
nuestras malas acciones. Sin embargo, también nos dice algo muy
claro: “Dios
no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el
mundo se salve por Él”
Es tan grande el Amor que nos tiene que, además de que, para
nosotros es imposible entenderlo, nos entrega a su Hijo para que
tengamos vida eterna.
“El
que cree en Él, no será juzgado”
Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto creer en Dios? Si creyéramos
de verdad, seríamos incapaces de hacerle daño. Sin embargo, aunque
creamos plenamente en Él, somos imperfectos y cometemos errores.
Pero esos errores Dios nos los perdona en su infinita bondad y
misericordia, por Amor. A veces hemos oído decir “yo perdono pero
no olvido” ¿Qué perdón es ese? El perdón verdadero, el que
viene de Dios, es un perdón sincero, que olvida hasta el peor de los
pecados, si de verdad estamos arrepentidos.
¡Cuánto
nos falta por aprender!
El
ejemplo que damos los que nos consideramos Iglesia, quizás no sea el
mejor, pero por nuestra imperfección. Debemos cambiar, y debemos
hacerlo YA. Nuestra debilidad es la grieta por donde entra, de forma
escurridiza, el enemigo. Y esa grieta cada vez es más grande. Pero
por esa grieta no entra luz, sino que una negrura, un abismo, una
tiniebla que se va haciendo cada vez más espesa. No nos ayudamos
unos a otros. Lejos de ello, nos criticamos a las espaldas y vamos
destruyendo y matando con la palabra. Y en nuestra ceguera, pensamos
que estamos en la Verdad. Esto nos pasa, porque en la oscuridad no
sabemos diferenciar una cosa de otra, porque todo está enmarañado,
todo está confuso, todo está en el poder del enemigo, todo gira en
torno a una mentira. Eso quiere decir, que no sabemos si
verdaderamente estamos equivocados. Pero si alguien nos intenta
corregir, desde la luz, para acercarnos a ella, seguimos empecinados
que los que están en el lado oscuro, son los demás. ¿Cuándo nos
vamos a dejar quitar la venda que nos puso el enemigo, sin que nos
diésemos cuenta, cuando entramos en su territorio?
La
Luz nos llena de gozo y nos acercar a Dios y a los demás.
La
oscuridad, la tiniebla, por contra; nos aleja de todo. Manifiesta en
nosotros angustia, envidia, ansias de poder, deseo de dominar a
todos, egoísmos... esto nos lleva a la muerte. Pero no nos
desalentemos. ¡Jesús ha resucitado! y viene para transformar
nuestro luto en alegría, nuestra tristeza en gozo, nuestra muerte en
VIDA.
Desde
nuestra libertad solo nos queda elegir. Depende de nosotros.
¿Prefieres luz o tiniebla? ¿Muerte o Vida?
El Señor os bendiga.
El Señor os bendiga.
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