Fiesta
del Cuerpo y
Sangre de Cristo.
Jesús
dijo: “El
que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo
resucitaré en el día final.” (Jn. 6,54).
La
Eucaristía -que significa acción de gracias- es el Sacramento por
el cual, Cristo, bajo las especies del pan y del vino, se hace
presente. De esa forma, se queda con nosotros después de su
Ascensión al cielo, hasta su segunda venida. Es la Segunda Persona
de la Santísima Trinidad Sacramentado.
¿Creemos
que Cristo está real, verdadera y sustancialmente en la Eucaristía,
juntamente con su Alma y Divinidad? Después de comulgar, ¿nos
quedamos un rato a solas con Él para hablarle de nuestras cosas?
¿Somos conscientes del milagro que acontece en el altar en el
momento de la Consagración? ¿Vemos en el Sagrario, en la Sagrada
Forma, en la Custodia a Dios?
Pienso
que es tan grande lo que nos dejó, que no somos capaces de
entenderlo y, por consiguiente, asimilarlo. Por eso debemos pedirle a
Dios que nos dé fe, sino la tenemos; y nos aumente la poca fe que
podamos tener.
De
nada servirá que hagamos genuflexiones bien marcadas si sólo lo
hacemos por aparentar algo que no sentimos o creemos. Simplemente, no
tiene sentido. Es preferible ser consecuentes con lo que predicamos,
y amar a los demás. Porque, “en verdad os digo que cuanto
hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo
hicisteis.” (Mt. 25,40). Es decir, la fe se demuestra con obras,
sino... no hay fe.
En
este domingo, festividad del Corpus Christi, Dios va a pasear por las
calles. Sí. Dios. No es una procesión más. Es la procesión de las
procesiones. Normalmente espera en el Sagrario a que vayamos a verlo.
Sin embargo, hoy, es el mismo Cristo, el que quiere acercarse a
escuchar y atender tus problemas, tus preocupaciones, tu enfermedad,
tus alegrías... tu vida. Hoy, triunfante pero humilde (esa es la
grandeza de Dios), una vez más, pese a que lo hayamos despreciado,
quiere estar un poco más cerca de ti para decirte: “Ánimo, sigue
adelante, Yo estoy a tu lado, pídeme ayuda si la necesitas, comparte
tus cosas Conmigo. Salgo a tu encuentro para ofrecerte mis brazos que
te acogen, mis hombros que te consuelan, mis manos que te sanan, y mi
Corazón que te Ama. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Yo, soy
tu amigo, el que jamás te va a fallar. Confía en mi.”
Que
sepamos ver en ese trozo de pan, al que es el Pan de Vida que
alimenta nuestras almas. Él es el Señor.
Dios
os bendiga.
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