viernes, 31 de octubre de 2025

Hoy, sin filtros

 

En mi más absoluta soledad, a veces me da por pensar que crees que no me acuerdo de ti, o sólo lo hago en días como éste. Luego recapacito y me digo a mí mismo que es imposible, si no, no te hablaría tanto. 

Cuántos días he querido enviarte un mensaje o llamarte, simplemente porque no te veo físicamente. Pero te cuento igualmente lo que sea: las buenas noticias, las alegrías, los problemas (buscando, quizás que me ayudes a solucionarlos), mis emociones, sentimientos, dolores del alma, la incapacidad ante diversas situaciones, lo que veo y otras personas no pueden ver, mis proyectos o mi vacío interior... un sinfín de conversaciones, o tal vez monólogos porque, hay días que no sé escuchar.

Millones de preguntas y reflexiones que quedan sin respuesta aparente y que, con el paso del tiempo, me doy cuenta que ahí estabas, como siempre has estado. 

Desde hace veinte años, no te echo de menos porque sé que estás, pero sí echo en falta tu presencia física: tus palabras, tus abrazos, tu voz, tus ocurrencias, tus enseñanzas... 

No sé cuántas cosas me han pasado en este tiempo. Tú las has visto y vivido, de otra forma, en otro estado, pero soy consciente de que lo has hecho. 

He crecido, he madurado en muchos aspectos. En otros, creo que aún sigo siendo un niño, tu niño. 

Conoces mi interior porque sé que Dios te lo permite. Sabes como soy en cada momento. Y puede que ahora me entiendas mejor. 

Mientras escribo todo esto, he visto aparecer delante de mí una pluma blanca. Muchos dirán que es una tontería, pero tú sabes que yo soy muy de leer simbología, y te he sentido al lado. 

Hay ocasiones en las que me gustaría irme de aquí y estar ahí, contigo, porque mis ganas de luchar desaparecen a ratos. Pero sé que aún tengo que continuar, aprendiendo, evolucionando, transformando el dolor en fortaleza, dando mi testimonio y, sobre todo, queriéndome a mí mismo. No lo digo como un acto egoísta, sino como un intento de valorarme para también, ofrecerlo a los demás. 

La vida tiene muchas cosas buenas, pero nos está faltando lo imprescindible: amar de verdad. Es difícil cuando alrededor veo lo que veo. Puede que sea como Van Gogh, un incomprendido. Quizás por eso para mí sea más que un pintor, más que un artista y me guste tanto. 

¿Lo mejor? Lo que callo, pero que tú y yo sabemos. Nuestros secretos.

Hoy no voy a poder estar como quisiera. Mi estúpida forma de ser ha hecho que tenga compromisos, tú los sabes. Pero no por eso dejaré de estar, como espero y te pido: Nunca dejes de estar. Porque habrán pasado años. ¡ Y Dios sabe el tiempo que nos quedará! Pero te sigo necesitando cerca. Porque te quiero. 


31 de octubre de 2025

No hay comentarios: