viernes, 1 de noviembre de 2019

Noviembre de ánimas

Cuadro de Ánimas. Anónimo. 1635.
Iglesia Mayor de San Mateo. Tarifa (Cádiz)

Iniciamos noviembre, mes que la Iglesia dedica a las benditas ánimas del purgatorio. Unos días que abren con la gran fiesta de todos los santos.

¿A quiénes nos referimos cuando hablamos de todos los santos? Son aquellas personas que partieron de este mundo y que, pese a que la Iglesia no los ha reconocido como tales, es decir, que no están en los altares, Dios sí y los tiene gozando ya de su presencia. Quizás hayas conocido a alguno de ellos, puesto que puede ser un amigo, abuelo, padre, hermano… Pueden haber accedido directamente a la Gloria, o puede que hayan tenido que pasar por el purgatorio.

Precisamente el día 2, lo dedicamos especialmente a rezar por todos aquellos que se encuentran purgando sus penas antes de pasar al Paraíso.

Sabemos que no es un lugar físico, pese a que, para que nos hagamos una idea, lo representemos a lo largo de la historia del arte como tal. Es un estado espiritual en el que, sabiendo que verán a Dios, tienen que sufrir aún su ausencia. Estas almas necesitan de nuestras oraciones, de nuestra ayuda, para que el sufrimiento sea menor y más corto (en nuestro tiempo).

Es necesario que el alma se purifique del todo antes de entrar en la visión de Dios. Como dice el libro del Apocalipsis, en el Cielo «jamás entrará en ella nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira, sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero» (Ap. 21, 27), es decir, el alma debe estar completamente limpia, pura, para poder ver a Dios. Somos pecadores e imperfectos, Dios nos da esa oportunidad, sin embargo, en función de nuestra culpa y, por tanto, la pena que conlleva, debe ser eliminada en su totalidad.

Muchas veces oramos unos por otros suplicando a Dios, por ejemplo, la sanación de un enfermo. De la misma manera, debemos orar por las almas que penan sus culpas en el purgatorio. Ellas, lo harán después por nosotros cuando estemos en su estado de angustia, de dolor por tener que esperar para estar al lado de Dios. Pero nos queda la Esperanza de que, pasado ese estado, gozaremos de su presencia, del Amor por excelencia. No así en el infierno, donde el sufrimiento es eterno, sin fin, porque de él no se sale.

Estos días previos, los cementerios están llenos de gente que van a limpiar lápidas, poner flores, con el fin de que el día 2 esté todo perfecto. Sin embargo, da la sensación que el resto del año nos olvidamos de los que ya no están físicamente entre nosotros, de orar por ellos.

Cuidemos pues nuestras almas, y aprovechemos este mes de forma especial, para orar por todos los difuntos, pues no sabemos quiénes están en el purgatorio. Y demos gracias a Dios por todos los santos, que desde el Cielo ya, interceden por nosotros ante Dios.

El Señor nos bendiga.

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